Cuando concluyó el último concierto de Sex Pistols, el 14 de enero de 1978, su vocalista Johnny Rotten se despidió con la interrogante «¿Alguna vez sintieron que los habían estafado?» y con eso puso el último clavo sobre el ataúd del periodo clásico del rock. En ese año había incertidumbre pero también se respiraba cierta ilusión. Y es que en esos días ya se estaba fraguando otro movimiento, una actitud que, inspirada en la fuerza de los Pistols, The Clash o Buzccocks y reaccionando a la simulación mediática de esta como cualquier escena previa del rock, se propuso cambiar definitivamente la música de su tiempo. Desde diferentes puntos de partida entre sus mejores exponentes, el Post-Punk estaba echando raíces e iniciaba su historia

¿Qué es el Post-Punk a ciencia cierta? Las distintas escenas y sonidos a los que dio vida hacen difícil hablar de una sola forma del género. Sin embargo, había elementos comunes entre los artistas del movimiento como sus guitarras de resonancia más espesa, bajos que iban más allá de ser meros acompañantes para convertirse ahora en los ejes melódicos de las canciones, y la incorporación de nuevos instrumentos alejados del rock (especialmente los sintetizadores). Pero no es que hubiera realmente una patente para hacer música en esa modalidad. Para los fans más clavados quizá sea inevitable ponerse un poquito románticos definiéndolo, pero decir que es algo así como una fuerza de la naturaleza, un nombre muy bien orientado en una etapa coyuntural dominada por la idea de que los ámbitos de la vida cotidiana podían ser un canal más efectivo para cuestionar la realidad en vez de centrarse en la simple ideología política panfletaria, no parece tan alejado de toda objetividad.

Podría decirse entonces que la meta era derribar ídolos y desmitificar la idea romántica que abarcaba la música popular de aquellos días. En ambas búsquedas había una relación de causa y efecto, ya que si bien hubo un rechazo marcado del post-punk frente al punk por devenir en una etiqueta comercial más, este supo amalgamar las frustraciones de la recesión económica de los Estados Unidos e Inglaterra durante la segunda mitad de los 70s. Así, muchos de los voceros de esta nueva manifestación lograron que ese desengaño mutara de lo virulento y absurdo hacia algo más reflexivo, introspectivo y oscuro, dando más importancia a la palabra y las atmósferas que a la mera estridencia lírica e instrumental (por eso encontramos entonces bandas como Joy Division que le deben por igual a The Doors que a Sex Pistols; o el paso de John Lydon al experimento más cercano del dub y la música disco que resulta Public Image Ltd; o la reinvención de The Damned para pasar del punk a ser un exponente del goth).

El inicio de esta escena se dio en el Reino Unido principalmente, pero Estados Unidos, Australia y Europa también siguieron este influjo de plantar cara a la sociedad desde sus cimientos más fuertes: la cultura y la tradición. Más adelante América Latina y Asia se metieron a la fiesta. Y conforme se fue desarrollando y diversificando en diversas etiquetas, la clasificación de lo que era el post-punk ciertamente no se hizo más difusa pero con su revival en este nuevo milenio abarcó principalmente a los grupos inspirados en loss que eran más arquetípicos, delimitando el sonido con respecto a lo que era originalmente. No obstante, la tendencia ha variado nuevamente en la última década, con propuestas más arriesgadas. Pero más allá de la generación a la cual correspondieran, todos los músicos de este movimiento comparten la misma meta: desafiar los convencionalismos del rock.

 

Influencias, orígenes y primeros exponentes (1967 – 1977)

Television, Suicide, Talking Heads, Wire

Vamos a suponer que tenemos un jarrón que se rompe y tratamos de arreglarlo juntando las piezas para pegarlas (en referencia a Simon Reynolds y su libro Rip It Up and Start Again). Hay dos resultados posibles: con mucho esfuerzo se unirán las piezas pero se seguirán viendo los rastros del impacto, o las piezas se juntarán mal y quedará un objeto deforme que solía ser un jarrón. A los ojos de la historia del rock, eso fue el post-punk: una mezcla de influencias que se entrecruzaron para producir un sonido raquítico que dejaba ver los puntos en los que el rock era predecible y los rechazaba para buscar otras direcciones, o bien deformaba los sonidos hasta el punto en que nuevos géneros musicales se fundaban.

Esa fue la esencia del género. Pero ¿qué lo llevó a crear algo así? ¿Quiénes anticiparon estas ideas? ¿Qué artistas escuchaban o influenciaban esta música? Antes y también durante su periodo de explosión hubo varios factores que proyectaron su sonido y su filosofía. Era una etapa con un particular encanto, pues los diversos elementos que le permitieron despegar surgieron de lugares que en principio parecerían insospechados y antagónicos.

Primero tenemos a los considerados “padrinos” del post-punk que provenían de varios lugares. Encontramos influencia de auténticos creativos suicidas como Miles Davis, Captain Beefheart, Frank Zappa, Syd Barrett o The Velvet Underground, cada uno cultores a su manera del ruido y las texturas pero también de la reformulación de los paradigmas temáticos acostumbrados en la música del momento. También algo de la nueva psicodelia de los 70s como Arthur Brown o Hawkwind, o al igual una regeneración del legado que dejó el glam rock y su aplicación de la post-modernidad a la música incluso antes de que el término fuese inventado académicamente fueron detonantes para toda esta nueva sensibilidad. Por eso tiene mucho sentido que el post-punk no tuviera en principio un sonido bien cohesionado. También el papel del krautrock fue importante, representado por Kraftwerk, Can, Neu!, FaustTangerine Dream y similares que impactó en esta generación de muchas maneras, por ejemplo: mientras Can fue el punto de partida para el estilo rasposo de The Fall, Kraftwerk puso los cimientos del synthpop desarrollado por The Human LeagueOMD en sus primeros pasos; la aparición del reggae y el dub influirían notablemente en las técnicas de producción empleadas por muchos de estos grupos, pero también en la configuración de otros fuertemente influenciados por el sonido de Inglaterra.

Sumado a lo anterior, había una gran variedad de corrientes filosóficas y artísticas como el dadaísmo, el post-marxismo, el situacionismo, el De Stijl, la escuela Bauhaus, movimientos como Fluxus y la literatura que podía ir desde los escritores de la generación beat como Jack Kerouac, Allen Ginsberg  o William S. Burroughs a los de ciencia ficción como Philip Dick o J. G. Ballard. Hay que mencionar también a personajes involucrados en el cine o el teatro como Bertold Brecht, Alfred Jarry o Jean-Luc Godard entre las influencias notables para las bandas que surgieron de un gremio originalmente universitario. Y lo particular en la confluencia de estas tendencias, especialmente en el UK, era que provenían de la educación pública y fueron absorbidas por jóvenes que eran artistas con aspiraciones bohemias o eran de clase obrera con una notable sensibilidad artística desarrollada. Como su acercamiento a la música provino de un pensamiento “fuera de la caja”, su enfoque era radicalmente distinto del mainstream de aquél entonces. No fue el caso en Estados Unidos, donde el mundillo hípster de la clase media desilusionado con el hipismo, oscilando constantemente entre la anglofilia y la anglofobia, fue el que acaparó en su gran mayoría la generación de artistas post-punk en ese país.

Por otro lado, hay que destacar el influjo de la música disco en muchas agrupaciones de la época, así como los trabajos que grabaron David Bowie e Iggy Pop por esas fechas (si esos dos no hubiesen decidido “enojar a todo el estudio de grabación” en Berlín durante ese periodo 77-79 ni siquiera estaríamos contando esta historia). También adquiere importancia el funk más salvaje de personajes como James Brown o Parliament-Funkadelic, y la exploración de la world music iniciada por Peter Gabriel y Brian Eno, profundizada poco después por Talking Heads y otras agrupaciones en la década posterior.

 

La separación entre punk y post-punk se dio cuando varios grupos comenzaron a percibir hacia 1977 la degeneración del primero en una fórmula comercial más. Así el movimiento se dividió en dos frentes: uno decidió mantenerse callejero y puro, deviniendo más adelante en el Oi!, el anarcopunk y el hardcore punk; el otro se conformó por los músicos ligados a escuelas de arte o diseño mencionados anteriormente (aunque también había excepcionales autodidactas). Este segundo frente vio esta coyuntura como la oportunidad para expandir las posibilidades del punk en nuevas vías para establecer una ruptura más contundente con el pasado. Y mientras en el punk elegían apostar por la espontaneidad de los 50s y 60s, el post-punk buscó hacer rock “declarando la guerra a Chuck Berry”, o sea, poniendo patas arriba sus convencionalismos instrumentales y temáticos.

Cronológicamente se suele considerar al post-punk como tal desde la separación de Sex Pistols en ’78, pero es justo decir que antes de esa fecha ya existían grupos con lanzamientos que encajaban en ese campo. Era curioso que muchos no provenían de Inglaterra sino de Estados Unidos. Por ejemplo, el álbum Marquee Moon de Television salió en mayo del ’77 y ya anticipaba las ideas que iba a explorar la new wave, así como el sonido de grupos más ligados a la denominada “big music” más adelante. Para ese mismo año, The Residents también publicaron su tercer disco Fingerprince con el que llevaron muy lejos su visión iconoclasta de la música. Otros que llevaban ventaja de tiempo eran Red Krayola que venían trabajando desde 1967. Chrome (que junto a The Residents eran piedra angular de la breve y potente escena de San Francisco) debutó en 1976 con el álbum The Visitation haciendo que la psicodelia y el rock de estadio se tornaran tan corrosivos y distorsionados como fuera posible. De igual manera en Ohio, Pere Ubu y Devo marcaron ese camino previamente.

Paralelamente, en la época de mayor popularidad del punk ya empezaban a hacer ruido Suicide, Throbbing Gristle, Talking Heads y Wire con sus discos debut de aquél año: Suicide, The Second Annual Report, Talking Heads: 77 y Pink Flag, respectivamente. Cada uno cruzó a su manera lo performativo con el procesamiento del sonido; y la energía del punk se sentía pero estaba claro que ya iba en otra dirección. La puerta estaba abierta para que otra generación de inquietos y desarraigados plantara cara a la realidad de su tiempo.

 

El apogeo (1978 – 1980)

Public Image Ltd, Gang of Four, Joy Division, The Fall

Cuando el post-punk emergió a la superficie lo hizo como una subcultura independiente del rock de estadio o del rock progresivo, y una de convicciones más elaboradas que el mismo punk-rock. Eso permitió un panorama social, económico y político impulsado por una recesión que afectaba al mundo entero derivada de la crisis del petróleo. Podría incluso decirse que era un movimiento de izquierdas, más por las formas que por los fondos. Ambos contextos (el musical y el no musical) fueron puntos de partida para cuestionar los vaivenes de la condición humana y los mecanismos de vida del mundo occidental, ya fuera dejándolos de lado o compitiendo en el juego del capitalismo presente en la industria musical demostrando autosuficiencia de grabación, distribución y promoción al crear sus propios sellos, agendando sus shows de manera independiente y promoviéndose sin tomar en cuenta las grandes disqueras.

Efectivamente, podemos decir entonces que el nacimiento del post-punk también fue en muchos sentidos el nacimiento del indie.

Con semejante caldo de cultivo en lo que a contexto e influencias se refiere, el camino ya estaba plantado para una revolución menos sensacionalista y más coherente, y 1978 vio surgir a importantes agrupaciones con esa consigna. En ese año debutaron Public Image Ltd, Siouxsie and The Banshees, Magazine (la primera banda post-punk que asistió en el show Top Of The Pops) y Devo. También Cabaret Voltaire, The Fall y Joy Division editaban sus primeros EPs, Gang Of Four y The Human League estrenaban su primeros singles, mientras que otras bandas ubicadas años atrás como parte del movimiento punk o en manifestaciones más esotéricas del rock como XTC, The Jam, Blondie, Pere Ubu (que editó dos álbumes ese año, The Modern Dance y Dub Housing) o Wire daban forma a estilos más personales y definidos que desembocaron después en el mod revival y la new wave. Y en Nueva York salía bajo el auspicio de Brian Eno el compilado No New York con música de Mars, los Teenage Jesus and Jerks de Lydia Lunch, los Contortions de James Chance y los DNA de Robin Crutchfield y Arto Lindsey, dando entrada a la no wave en la Gran Manzana junto a muchas otras bandas.

Todos ellos comenzaron a llenar el vacío que había dejado el punk en la cultura popular. Había bandas más accesibles que otras pero todas decididamente alejadas de esa escena, no las unía tanto un sonido en común sino esa insurgencia más intelectual contra su particular presente que daría origen a la aparición de importantes sellos independientes como Postcard Records y Fast Product en Escocia, Factory Records en Mánchester, Industrial Records en Hull, o Rough Trade, Fiction Records y Mute Records en Lóndres. Se formó una especie de universo propio, una nueva contracultura que, con rapidez para grabar y distribuir, logró en apenas dos años ser una tendencia la cual demandaba atención, alcanzando su punto máximo de calidad en 1979.

¿Y por qué el ’79 en particular fue el clímax del post-punk? Uno de los motivos fundamentales fue la aparición de varios de los LPs más importantes e influyentes en la historia del género, considerados aun hoy en día como sus biblias ya fuera por capturar una época o por innovar a niveles de absurdo en la forma que debía sonar la música. Primero fue el LP debut de The Cure, Three Imaginary Boys, que en su momento no fue hitazo que debía ser, pero muchos años después adquirió su merecido grado de trascendencia. Luego llegó Unknown Pleasures, el primer disco largo de Joy Division y con el que destacó la sombría voz de Ian Curtis, las penetrantes líneas de bajo de Peter Hook y la capacidad de la banda para transmitir la decadencia en la que se encontraba Mánchester e Inglaterra en general, partiendo del existencialismo tan recurrente en las letras reforzadas por la producción fría y opresiva de Martin Hannett. En agosto fue el turno de Fear Of Music, el tercer LP de Talking Heads y en el que la new wave de trabajos anteriores se expandió para incluir elementos funk, disco y hasta de la música polirrítmica africana; contó con la producción de Brian Eno y las letras de enfoque cotidiano de David Byrne, quien aborda el miedo y la pérdida de confianza de Estados Unidos en el marco histórico de la Guerra Fría y la crisis de los rehenes en Irán, que serían la clave para ser considerada una de sus mejores obras, y también como el punto máximo de la sociedad Eno-Talking Heads.

Ya en septiembre, Gang Of Four lanzó su primer LP , Entertainment!, en el que hace paralelismos entre las relaciones humanas idealizadas y las relaciones laborales patrón-empleado, en un ejercicio desmitificador que le resta relevancia al idealismo que se venía arrastrando en la cultura popular desde los días del hippismo; y adicionalmente el trabajo de guitarras de Andy Gill fue fundamental para definir el lado más energético del post-punk gracias a un estilo cortante y rasposo que huye de cualquier cosa que pueda parecerse al rock and roll o al blues. Por último, en noviembre Public Image Ltd publicó su segunda producción, Metal Box, que llevó a límites insospechados las facultades del dub, la música disco y el krautrock mientras narraba la vida en la Gran Bretaña en tiempos donde los sindicatos, la depresión económica y moral junto al giro ideológico a la derecha eran inquietudes de la vida diaria. Al igual que Gang of Four, ellos también presentaron su propio ejercicio desmitificador: en lugar de grabar el LP regular decidieron hacerlo en varios LPs de 12 pulgadas que por su duración tenían una o dos canciones en cada uno; el álbum incluía entonces seis de estos vinilos, por lo que se utilizó un empaque redondo de metal que parecía una torre de discos en vez  de la convencional caratula de donde se sacaban y metían.

 

Por si fuera poco, el ’79 fue el año también de la confirmación para varias bandas que venían dando de qué hablar en el año inmediatamente anterior, como The Fall (que lanzó su primer LP Live At The Witch Trials), Magazine, Siouxsie and The Banshees, Throbbing Gristle y Wire desde luego. A la par aparecieron nuevos nombres ilustres como Tuxedomoon, Martha and the Muffins, The Pop Group, The Slits, Swell Maps, The B’52s, Pylon, A Certain Ratio, The Mekons, Delta 5, Scritti Politti, The Raincoats, This Heat, Nurse With Wound, Clock DVA, The Boys Next Door (más adelante rebautizados como The Birthday Party, donde cantaba un joven que respondía al nombre de Nick Cave) o Tubeway Army (grupo con el cual debuta un tal Gary Numan), y todos daban la sensación de que ese momento cumbre no tendría fin.

Para 1980 se unieron The Durutti Column, Young Marble Giants, The Feelies, John Foxx, Killing Joke, The Sound, The Teardrop Explodes, Rema-Rema, The Psychedelic Furs, Essential Logic, The Passage o Factrix, entre otros. Luego se fundó el sello 4AD, trascendental en la configuración del sonido post-punk en los 80s, mientras que Talking Heads lanzaba su Remain In Light y abría las puertas de MTV para la new wave con el vídeo de “Once In A Lifetime”. Luego Joy Division lanzó su segundo y último LP, Closer que incluía su memorable sencillo “Love Will Tear Us Apart”. Pero a pesar de semejantes logros, el género rápidamente entró en un punto de quiebre que lo llevaría al final de su periodo clásico, aunque también se redirigía a una reconfiguración con su relevo generacional que será el responsable de confirmar lo logrado por muchas de estas bandas.

 

Primera decadencia, senda goth y repercusión internacional (1981 – 1985)

New Order , The Raincoats, The Sound, Bauhaus

En la historia de la humanidad las edades de oro son responsables de moldear su propias decadencias. Egipto, Persia, Roma y Grecia vieron caer sus imperios como víctimas de sus excesos. Movimientos como el punk o el hippie terminaron en la desilusión de no poder cambiar (casi) nada y en ser absorbidos por el capitalismo. Si bien el post-punk no llegó a ese grado de “experimento fracasado” ya que en todo caso se logró conquistar un nicho amplio que perduró y evolucionó de distintas maneras hasta hoy, sí comenzó a vivir horas bajas en medio de su éxito como insurgencia creativa y artística. En el aspecto ideológico muchas de las bandas protagonistas del ’79 ya estaban produciendo sus propias escenas con características más concretas y profundas que la mera etiqueta del post-punk. Ya fuera por inspirar imitadores o por encontrar adeptos genuinos dispuestos a mejorar la idea original, se transformaron en géneros como el new pop, el synthpop, el goth, el industrial, la neo psicodelia o el mutant disco.

Por otro lado, algunas casas disqueras que fueron punteras en el movimiento pronto se dieron cuenta que no podían distribuir apropiadamente las bandas más reconocidas de su catálogo debido a escasez de recursos, lo que incentivó a que buscaran convenios con firmas más grandes. En parte por incapacidad para competir por su cuenta y en otra por su intención de “infiltrarse” en la música pop y reformularla desde adentro, la lógica de la independencia se vio de algún modo comprometida. Esto llevó a que naciera una tendencia que tendría relevancia durante la primera mitad de los 80s: el new pop. Y sumemos a esto una creciente decepción en la prensa que impulsó originalmente la escena post-punk, pues la sentían como una parodia de sí misma, calificando de “agotada” y “autoindulgente” la insurgencia que originó el movimiento en primer lugar. Mucho tuvo que ver la aparición desde 1980 de grupos en los que era evidente la inspiración de las primeras bandas del género, aunque a muchas que fueron señaladas en su momento de ser meras imitadoras se les hizo justicia en los años posteriores, pues se les reconoció como responsables de consolidar muchos de estos nuevos estilos hasta transformarlos en sendas musicales derivadas, de las cuales algunos verían frutos casi de inmediato, pero en su mayoría cosecharían sus mayores éxitos a lo largo en la década siguiente.

Esa decepción se alimentó de hechos como la muerte de Ian Curtis y la eventual separación de Joy Division, los primeros problemas internos en Public Image Ltd que llevarían a la partida de todos sus miembros excepto John Lydon, el tiempo fuera de Talking Heads que duraría años, y en general la ruptura o cambios drásticos en el sonido en muchos de los grupos protagonistas. Hubo casos como los de Throbbing Gristle o The Pop Group en los que su ruptura dio origen a proyectos con enfoques en alguna de sus facetas exploradas previamente, como también hicieron de Psychic TVCoil, Pigbag, Maximum Joy y Dave Stewart como solista. En esa línea se destacaron también Tom Tom Club, el proyecto paralelo de Tina Weymouth y Chris Frantz, o New Order que surgió de los miembros sobrevivientes de Joy Division.

Por esos motivos y otros ligados al contexto sociopolítico que representó la desilusión del experimento post-socialista, o el hecho de que durante ese año las revistas especializadas como Melody Maker o NME promovían la visión del “new pop” que desembocaría en el new romantic y la llamada “Segunda Invasión Británica”, se puede considerar que la época dorada del post-punk tuvo su final durante 1980. No obstante, las bandas que fueron fuerzas conductoras del movimiento ya habían cumplido el objetivo de producir un cambio en la música popular con sus experimentos para llevarla a caminos nuevos que con los años se irían haciendo más y más perceptibles. Inclusive en el mismo “nuevo pop” que se encargó de derribarlos existía la creencia entre sus protagonistas de que estaban llevando las ideas del post-punk en un contexto más amplio que el ofrecido por las recién creadas “listas indie”. De todos modos hacia 1981 era evidente que un movimiento bajaba y otros subían. Ese año se publicó el cassette-álbum C81 lanzado por NME, que tenía la intención de recopilar lo mejor del post-punk del momento, pero irónicamente muchos de los grupos que aparecían allí al momento de su publicación ya habían cambiado de sonido o ya no existían. En retrospectiva, si su publicación sirvió de algo fue para evidenciar la transformación que la escena estaba sufriendo, pues entre el sonido enmarcado en el post-punk de Virgin Prunes y The Raincoats (que ya venían de años atrás) y unos debutantes 23 Skidoo, Flipper, Mission of Burma y Subway Sect también se escuchaban rastros del new wave de Ian Dury, del ska de The Specials y hasta muestras del nuevo rumbo del new pop eny Josef K y Orange Juice.

C81 fue como un documento a destiempo, lo que se hizo evidente con el éxito rotundo ese mismo año del sencillo “Don’t You Want Me” de The Human League, un parteaguas en la música británica que llega a partir de entonces en una espiral de color, glamour y luminosidad, abriendo paso al new pop y al synthpop que dominarían las listas con su visión de reformular la música popular expandida a Estados Unidos con mayor o menor éxito, MTV mediante (cuando era un canal de buena música). El post-punk y su fragmentación permitieron la aparición de nuevas escenas que se ligaban propiamente a este, pero sí se inspiraron en su actitud de desafío y en los primeros logros a nivel de sonido. Ese fue el caso de la escena indie pop en Escocia encabezada por The Associates; el 2-tone con The Bad Manners, Specials, The Beat, The Selecter y Madness; el synthpop que iniciado por los experimentos de sus pioneros encontraría sucesores en Soft Cell, Depeche Mode, Yazoo, Heaven 17, DAF o Ultravox; el industrial con Neubauten, Coil, SPK, Die Krupps, Einstürzende, Whitehouse, Nurse With Wound, Alternative TV, Laibach, Controlled Bleeding, Esplendor Geométrico y 23 Skidoo; el new romantic de Culture Club, Visage, Duran Duran, ABC, Spandau Ballet, Japan y Adam Ant; o el mutant disco de Liquid Liquid, Kid Creole and the Coconuts, ESG, Was (Not Was), Material, Bush Tetras; así como mujeres que reformularon la idea de la “diva cantante” establecida desde los años dorados de la música disco, tipo Cristina Monet, Nina Hagen y Grace Jones.

 

Pero de todos los hijos del post-punk el más aventajado y rico sin duda fue el Goth, término que musicalmente surgió, curiosamente, como un insulto hacia esas bandas de tendencias más siniestras pero que con el tiempo fue adoptado por estos jóvenes que se maquillaban y vestían de negro como su especial seña de identidad. La música gótica ya había sido anticipada años atrás, pero adquirió una forma concreta con The Cure, Siouxsie and the Banshees, The Birthday Party, Bauhaus y Cristian Death (más ligado a la nueva demoninación death-rock), gracias a una mezcla de elementos que iban entre el glam rock, los ya mencionados experimentos de Bowie e Iggy Pop en Berlín, y una fascinación con el cine de terror de los años 30s y 40s, particularmente con las películas clásicas de Drácula y Frankenstein protagonizadas por los actores Boris Karloff y Bela Lugosi (este último a quien Bauhaus le dedicó uno de sus temas más recordados). En muchos sentidos, este género fue una forma invertida del new romantic, pues ambos estilos compartían un cuidado por lo estético que era igual de importante que el sonido.

En este periodo en el goth surgieron nuevos actos inspirados en los ya mencionados y a menudo en esas mismas influencias primarias, como The Sisters Of Mercy, Cocteau Twins, Dead Can Dance, The Mission, Fields of the Nephilim, The Lords of the New Church, Altar De Fey, The Cult, The Sound, Sex Gang Children, Xmal Deutschland, Swans, Nick Cave and The Bad Seeds, así como The Chameleons, Flesh for Lulu y The Bolshoi (estos tres últimos no reconocidos como góticos precisamente pero sí con sus influencias). Además de crear toda una subcultura que trascendía, el post-punk fue punta de lanza para la música de la primera mitad de esta década con una exposición notable en MTV y emisoras de radio alrededor del mundo, así como uno que otro templo para todos sus seguidores (ejemplo: el mítico club The Batcave fundado en 1982), tomando las guitarras en reverb y voces teutónicas como los atributos que llevaron la buena nueva del género más allá del universo anglosajón junto al movimiento 2-tone. Con el tiempo la música gótica se diversificaría y nos llevaría a la creación de nuevos movimientos como el darkwave que progresivamente se distanciaría de las raíces post-punk.

 

Paralelamente a su decadencia en el Reino Unido (o su reconfiguración), el post-punk arrancaba su expansión internacional, siendo los casos más notables España y Australia. En el primero se forjó una poderosa escena alrededor de la llamada «movida madrileña», una etapa fundamental en la música española al entenderse como un símbolo de las libertades conseguidas por la recién instaurada democracia. En el ámbito estrictamente post-punk fueron bandas como Radio Futura y La Unión, así como Alaska Y Los Pegamoides (luego Alaska Y Dinarama), Parálisis Permanente, Aviador Dro, Nacha Pop, Derribos Arias, El Beso Negro, Décima Victima o El Último Sueño las que representaron ese periodo. Fuera de Madrid aparecieron otros grupos como los valencianos Funeraria Vergara o los catalanes El Último Eslabón. Lo llamativo de esta escena es que confirmó una idea que siempre se ha sostenido alrededor del post-punk: que es un movimiento hecho por y para la clase media. Era aun más evidente que en el caso inglés, la importancia de la condición social para configurar la «movida» fue por motivos ideológicos o económicos que permitieron sostener una propuesta como esta a lo largo del tiempo.

Por otro lado, en Australia emergía Nick Cave and The Bad Seeds como el grupo más reconocido internacionalmente (aunque se fundó mientras los miembros originales vivían en la Berlín Oriental), seguidos por The Church que también se metieron a la ola en sus inicios. Paralelamente aparecieron grupos como Tactics, The Moodists, Laughning ClownsBrowning Mummery, Tablewaiters, Sunnyboys, Pel Mel, Scattered Order, Essendon Airport y The Triffids que lograron postularse como alternativas serias al estado comatoso de la escena británica, explicado con el cálido recibimiento de varias de ellas allí.

De todas las etapas que atravesó el post-punk esta fue una de las más contradictorias: el movimiento y parte de su filosofía se disolvieron al tener que definir las bandas un camino a seguir, debido a que rápidamente aparecieron émulos-imitadores, y al cambio de valores tan abrupto entre décadas -del asistencialismo social de los 70s a su desmantelamiento progresivo en los 80s- era necesario vivir de algo y esa necesidad fortaleció el surgimiento de nuevas escenas, por más paradójico que suene. Como ideal posiblemente el género murió pero sonoramente seguía vivo, aún se podía rastrear su desarrollo en muchas bandas y, más importante, comenzaban a verse sus frutos fuera del mundo anglosajón.

 

Resurgimiento y boom latinoamericano (1986 – 1990)

Asylum Party, Abecedarians, Virus, Caifanes

Ya entrando al año 1986, las contradicciones que venía arrastrando el post-punk dieron pie a situaciones que reforzaron la coyuntura en la que este se encontraba entonces. A estas alturas, la prioridad de muchos artistas era ganar un poco de dinero incluso si eso implicaba reciclar las ideas de los pioneros del género, y fue precisamente esa ambición menos romántica la que permitió continuar la expansión internacional hasta América Latina.

A pesar de que ya mediados los 80s el género perdió relevancia en los países anglosajones como etiqueta musical, hubo focos de resistencia durante la segunda mitad de la década, particularmente en artistas que venían de los 70s, reflejada en las carreras solistas de Mark Stewart (ex-vocal de The Pop Group) y Peter Murphy (ex-vocal de Bauhaus), junto a los nuevos exponentes como los parisinos subterráneos Asylum Party y los angelinos Abecedarians que se basaron en la idea original del género para luego darle más atmósfera y oscuridad, y otros que se encasillaban en el lado más romántico y minimalista como Algebra Suicide y Cranes, estos últimos siguiendo los pasos de unos Cocteau Twins y Dead Can Dance que, irónicamente, comenzaban aquí a cambiar su sonido pero seguían explotando una línea dirigida más por las voces de sus cantantes que por las líneas de bajo, y su tendencia a utilizar el reverb en las guitarras y apostar a melodías un poco más tradicionales, traduciéndose esto a la larga en el sonido-estereotipo con el que se identificaría el término “post-punk” en el futuro. Con el tiempo estas últimas agrupaciones cambiarían de estilo para situarse en el denominado dreampop, la world music o el trip hop en otros casos, pero fungieron como una primera referencia de lo que iba a ocurrir en la próxima década.

 

En Estados Unidos tomarían un camino parecido unos afianzados Swans y los crecientes Sonic Youth, que dieron vida al noise rock y alternative rock en Nueva York. Por su parte, Romeo Void, The U-Men y Black Flag representaban dentro del college rock la resistencia de la Costa Oeste luego de que su escena musical diera un viraje hacia el thrash metal y el hardcore punk, mientras que en Washington y Chicago fueron Fugazi y Big Black quienes hicieron lo suyo en una faceta sucia del hardcore que devino en una reinterpretación más turbia del post-punk original. Canadá aportó con Skinny Puppy, grupo de culto decisivo para el despegue de la EBM en los 80s y la popularización del industrial en los 90s. Lo mismo se puede decir de los belgas Front 242, que de paso fueron pioneros del gabba que dominaría las discotecas del Benelux en la década siguiente. Otros grupos de ese periodo eran los británicos B7g Flame, New Model Army, Spear Of Destiny y World Domination Enterprises, los belgas-israelíes Minimal Compact, los holandeses pioneros del darkwave Xymox (luego renombrados Clan of Xymox), los alemanes DAF que si bien estaban emparentados con el synthpop fueron más decisivos en la configuración del EBM en Europa, los irlandeses Virgin Prunes que no dejaban de sonar y los islandeses KUK, cuya vocalista era una jovencita que respondía al nombre de Björk.

Adicionalmente llegaron otros grupos inspirados un poco en la neo-psicodelia como Echo and The Bunnymen, The Darkside (con ex-miembros de Spacemen 3), Tones On Tail, Love and Rockets (estos últimos dos con miembros de Bauhaus) y los norteamericanos For Against, todos con protagonismo considerable durante este periodo. La gran mayoría de ellos adquirieron status de culto junto a uno que otro éxito internacional gracias al aprovechamiento del reverb y los teclados, en parte inspirados por el ejemplo de las bandas mencionadas en el capítulo de las influencias pero también por muchas de la denominada Invasión Británica. Y en los referente a la expansión internacional podemos decir que mientras la «movida madrileña» iba perdiendo impulso en España, en Australia además de los grupos que se hicieron un nombre en Inglaterra y los que fueron apareciendo en la primera mitad de los 80s, surgió una camada nueva que osciló entre las reverberaciones del goth y otras propuestas con fusiones arriesgadas, como These Immortal Souls, Crime & the City Solution (ambas con ex-miembros de The Birthday Party), No, Foetus, Orchestra of Skin & Bone, Eurogliders, Sacred Cowboys, Toys Went Berserk y Wrong Kind of Stone Age. Ya fuera por tener propuestas alejadas de pretensiones comerciales o por conflictos internos, la mayoría de ellos no duró mucho.

Por otro lado, durante ese lustro se consolidaron en América Latina muchas bandas inspiradas en el post-punk. El género llegó ahí primero por la vía de la new wave, gracias particularmente al éxito internacional de The Police, que si bien no formaban parte del movimiento tampoco era extraño encontrar por esos días en las importaciones un disco de ellos junto a alguno de las bandas que sí lo eran. En ese sentido se podría considerar a los argentinos Virus como los pioneros regionales en la materia (ya que venían sonando de unos años atrás). Ya avanzados los 80s hasta principio de los 90s aparecieron actos inspirados en la new wave y muy especialmente en el rock gótico. En Argentina surgieron Sumo, Fricción, La Sobrecarga, Los Corrosivos, Euroshima, Perdón Amadeus, Los Violadores (particularmente su LP Fuera De Sektor del ’85) y, desde luego, Soda Stereo (que venían de unos años atrás); los primeros trabajos en México de unos (inicialmente) oscuros y románticos Caifanes, de Los Amantes De Lola, Casino Shangai, Size y Fobia (su primer LP homónimo); en Venezuela fueron Sentimiento Muerto y El Enano De La Catedral; en Brasil les tocó a Os Paralhamas Do Sucesso, Legião Urbana, As Mercenarias, Patife Band, Fausto Fawcett y Plebe Rude. También en Uruguay encontramos a Los Traidores, Legión Extranjera, Cajas Cromáticas, Los Estómagos y RRRRRRR; en Colombia a Aparato Raro; en Chile Hora Local, Necro Nerds y Estados Alterados; en Ecuador a Descontrolados; en Perú a Voz Propia y Feudales; así como en Bolivia a Autorev.

Fueron varios motivos los que permitieron al post-punk prolongar sus raíces en tantos rincones del mundo durante esta etapa. Y es que muchos de estos países vivían bajo las dictaduras de la Operación Condor o estaban saliendo de ellas, y al estar escuchando todo el tiempo rock progresivo o jazz-rock debido a la censura, vieron en esta nueva música una reacción contra ese pasado. Sumemos a eso que buena parte de estos grupos provenían de la clase media o de una humilde que si se esforzaba lo necesario podía comprar sus equipos para salir a tocar. Si bien muchas de estas agrupaciones junto a varias de la «movida madrileña» fueron enmarcadas en la campaña “Rock en tu idioma” promovida desde México, buena parte no se adaptó a las exigencias de las disqueras porque querían mostrarse auténticos, o porque se separaron sin encontrar oportunidades de grabar con un sello importante. Algunos alcanzaron estatus de culto por esos motivos, pero con el ascenso del grunge, el hip hop y las incursiones “alterlatinas” buena parte de ellos quedaron en el olvido en la década siguiente, y sólo con Internet y el revival del siguiente milenio han visto revalorizados sus esfuerzos.

 

Camuflaje (1991 – 1998)

Ultra Vivid Scene, Peter Murphy, The Frozen Autumn

Los 90s ofrecieron una lectura paradójica de la realidad del post-punk. A pesar de que un sector del periodismo musical lo trató con desdén durante los 80s por distanciarse de las raíces del rock que tuvieron éxito y contribuyeron a esa definición de frivolidad, consumismo y exceso con la que se identifican esos años, no tuvieron el trasfondo necesario para notar que en definitiva la música de ese tiempo le debe muchísimo al ejemplo que puso el movimiento diez años atrás.

Ese panorama no favorecía a la aparición de nuevos grupos con guitarras en reverb, bajos envolventes y voces profundas. De hecho, muchas de los previamente consolidados se disolvieron y otros entraron en receso o a la actividad intermitente. Otros más tuvieron que reinventarse en mayor o menor medida incorporando estructuras más pop o profundizando facetas concretas mostradas previamente, casos como los de Depeche Mode, Peter Murphy o The Cure son buenos ejemplos de ello, siendo justamente a inicios de este periodo cuando tuvieron muchos éxitos. Otros protagonistas del pasado inmediato continuarían grabando, aunque en líneas generales disfrutaron de menos éxito que en la década anterior. Pero también hubo nuevos relevos entre los que destacaron los italianos The Frozen Autumn que seguían la estela darkwave de Clan of Xymox, y los estadounidenses Ultra Vivid Scene que aunque coqueteaban con la psicodelia y no se mantuvieron completamente alejados de las tentaciones en esta faceta camaleónica del post-punk, sí buscaban a su modo acercarse a su sonido original.

De cualquier manera, mientras el mundo seguía con atención el ascenso del hip hop, el grunge y el britpop al primer plano de la música popular, surgieron agrupaciones que iban a servir como antesala para lo que se venía en el nuevo milenio, particularmente en Estados Unidos debido a la tendencia seguida por las casas disqueras de fichar todo lo que sonara “raro” en tiempos donde eso garantizaba ganancias económicas. Entonces el post-punk enfrentó dicha coyuntura en una situación que lo encontraba batiéndose en retirada luego de concluir los 80s, tal vez viendo que esa tensión e introspección no eran propias para una Generación X deseosa de sacar todo lo que tenía reprimido por dentro.

En ese orden de ideas, las manifestaciones más claras del género se dieron entre unos cuantos grupos que, sin ser post-punk genuinamente, mantuvieron vivo el legado por cómo experimentaron en direcciones no muy lejos de las de finales de los setentas y comienzos de los ochentas. Aquí tenemos ejemplos como Girls Against Boys, Fugazi Six Finger Satellite que representaron desde el post-hardcore otra clase de continuidad para el post-punk; Brainiac hizo lo propio desde el math rock al igual que Red Stars Theory en su mezcla de post rock y slowcore, o Blonde Redhead en el noise rock. De igual manera los alemanes The Notwist pasaron del hardcore de la vieja escuela a probar con la electrónica drásticamente en su clásico álbum Shrink, encontrando al krautrock con el techno hasta hacerse familiar para el cultor post-punk promedio. Muchos de estos grupos vieron los frutos de su trabajo recién en la década del 2010, cuando se concretaría esa modalidad agresiva pero enrarecida como forma clara del movimiento. Y en Inglaterra, mientras todos andaban inmersos en el britpop y el shoegaze, destacaron propuestas como las de Stereolab (que incursionaban en todo), Elástica, Rialto The Auteurs y más adelante Placebo, nombres que sin ser netamente post-punk fueron los más ligados a esa sensibilidad entre los de su generación.

 

Pero revisando bien, sí hubo unos cuantos grupos que se preocuparon por mostrar parentescos un poco más explícitos, algo meritorio si tomamos en cuenta que la bibliografía del rock no hablaba mucho sobre ellos en ese entonces y la Internet no era todavía tan omnipresente. Aparecieron The Faint y !!! (Chk Chk Chk) y luego The Make-Up combinó la psicodelia con elementos del mod, Satisfact dio indicios de la importancia renovada de la new wave, mientras que Wolf Eyes con su sonido post-industrial inició su carrera por esos mismos días en Michigan, al igual que Gridlock en San Francisco. Otras pocas bandas europeas como Spiritual Bats (luego The Spiritual Bat) y Cranes con sus primeros LPs fueron como focos de resistencia desde el goth y el post-punk por igual. Incluso solistas veteranos como Electronic (proyecto formado por Bernard Sumner de New Order y Johnny Marr de The Smiths), David Byrne (ex-Talking Heads) o el multi referenciado Peter Murphy eran todavía nombres a tomar en cuenta por mucho que sus carreras  se alejaban de lo que hacían antes en sus primeras bandas.

Aunque el post-punk pasó a ser aparentemente marginal debido a la omisión de los historiadores musicales de la época por el ya mencionado prejuicio hacia los 80s y sus vínculos con el glamour y los excesos de la new wave, el synthpop y el glam metal, resulta interesante notar que en esos años la música pop y buena parte del naciente indie se regía por muchos de sus elementos. Por ejemplo, el shoegaze nace prácticamente de sus entrañas, el house y la cultura rave que conquistaron el Reino Unido tomaban como punto de referencia el mutant disco, mientras que su distribución DIY rápidamente los convirtió en una movida más amplia, efectiva y autosuficiente. Radiohead se llama así por una canción de Talking Heads. Nirvana y Red Hot Chili Peppers citaban a The Raincoats y Gang Of Four como influencias. Pearl Jam nombraba a su segundo álbum Vs. como un guiño a Mission Of Burma, mientras que Moby versionaba su clásico “That’s When I Reach For My Revolver”. Marilyn Manson hizo algo similar con sus covers a “Tainted Love” y “Sweet Dreams”. Además, el rock industrial encabezado por Nine Inch Nails, KMFDM, Sister Machine Gun, Ministry y Rammstein sacaba del anonimato a Throbbing Gristle y Skinny Puppy, y por otro lado “Block Rockin’ Beats” de The Chemical Brothers sampleaba el bajo de “Coup”, un tema de 23 Skidoo. Así también teníamos que The Smashing Pumpkins se fundó inicialmente por la admiración de sus miembros hacia The Cure y New Order.

Todo eso demuestra que a pesar de tantos cambios en las tendencias musicales desde mediados de la década anterior y durante los noventas el legado estaba allí, latente. Le correspondería a la siguiente generación rescatar al post-punk del olvido, siendo ese momento de activación en 1998 cuando New Order decidiría reformarse para un show especial en el Festival de Reading y por primera vez interpretaría canciones de los discos que habían hecho con Ian Curtis.

 

Su revival y segunda decadencia (1999 – 2007)

Interpol, She Wants Revenge, The Horrors, The Twilight Sad

La generación que hizo posible el resurgimiento y darle la mayor visibilidad mediática al post-punk como sonido creció en el mundo anglosajón escuchando compilados de bandas garage o neo-psicodélicas, así como otras del post-punk, new wave y power pop de los 70s y 80s. Era una oposición al predominio del nu metal, el gangsta rap, las boy bands y el house con sus derivados. Con una obsesión por lo «retro» que persiste hasta nuestros días, estos personajes escribieron su propia historia respondiendo una pregunta luego de superar el Y2K: ¿Cuál será el curso de la música ahora, después del año 2000? A esa generación y a la música que ofreció en esos días se le denominó «post-punk revival».

Esa fue una reacción al desgaste de las tendencias dominantes durante los 90s. Sin embargo, había diferencias notables entre esta nueva camada y la original. Por un lado, estos grupos miraban hacia el pasado en vez de al futuro. No desafiaban del todo a la industria sino que se centraban en proponer un sonido novedoso para los tiempos que corrían, pero más por lo auténtico que era rescatar el post-punk en ese contexto que por ser fresco en sí. Y no había una carga ideológica tan fuerte aparte de la estética y la estrictamente musical, aunque esto tiene mucho que ver en con los orígenes socio económicos de estos exponentes (la mayoría provenía de la clase media o incluso de la alta, siendo a la larga responsables de ratificar el estereotipo socio-cultural que dio vida al movimiento), que puede explicarse en la desconfianza y apatía generalizadas alrededor de los movimientos políticos.

Como indicábamos en el capitulo anterior, un primer aviso de lo que se venía se dio con la reunión de New Order en el ’98. No solo fue la reunión por sí sola, sino también que por primera vez tocaron canciones de Joy Division. Ese hecho de mirar hacia atrás en busca de inspiración se terminaría traduciendo en su álbum Get Ready de 2001, pero también en la tendencia que seguirían las nuevas bandas que, curiosamente, fue vista en su momento como “la salvación del rock”, usando el pasado y la nostalgia como elementos de inspiración. Los liderados por Bernard Sumner no serían los únicos reformados en este periodo, en 1999 Wire había regresado tras siete años y en 2001 Mission Of Burma también volvió, mientras que Gang Of Four volvieron en 2004; y otros que venían haciendo carrera sin interrupciones como The Fall, Scritti Politti o Nick Cave And The Bad Seeds se vieron beneficiados de un modo u otro. Pero ¿qué fue lo que generó para estos grupos la situación propicia para reunirse con más éxito? ¿Qué propició que las nuevas bandas tuvieran más audiencia que nunca antes en la historia del género?

 

En la música alternativa la moda pasaba principalmente por la asimilación de la new wave a la hora de crear ganchos melódicos efectivos, lo que se tradujo en una modalidad más accesible del post-punk y en una dinámica que se oponía a sus actitudes originales que renegaron de esa ola al considerarla una versión descafeinada del punk. Al mismo tiempo el garage rock se sumó como una de las múltiples fuentes de inspiración, cosa que entre los veteranos se vio legitimada cuando uno de los proyectos paralelos que emprendió Nick Cave en ese periodo, Grinderman, mostró claras influencias de ese sonido. Buena parte de esa fascinación con el garage tuvo que ver con la revitalización del post-punk desde mediados de los 80s y a lo largo de los 90s en festivales autogestionados, al margen de los más reconocidos mundialmente. En ese sentido, la aparición de The Strokes y su Is This It del 2001 fueron determinantes por dos motivos: primero, hizo que los periodistas comenzaran a utilizar el término “post-punk revival” para referirse a su música y a la de una nueva generación que encontró en el garage, la new wave y grupos concretos de antaño el ejemplo a seguir en el nuevo milenio. En esa línea aparecieron en los Estados Unidos bandas como Black Rebel Motorcycle Club junto a otras de perfiles más bajos como The Detroit Cobras o The Von Bondies. Es discutible si la mayoría de ellas hacían post-punk en un plano formal o no, pero es un hecho que fueron encuadradas en esa etiqueta y por ello salieron beneficiadas.

El otro motivo que hace importante el primer álbum de Julian Casablancas y compañía es que Nueva York recuperó ese status de santuario musical y cultural, ahora para una generación deseosa de llevar a cabo su propia interpretación de la escena. Esto fue confirmado inmediatamente después gracias al bombazo que significó Turn On the Bright Lights, el LP debut de Interpol, una agrupación que apareció de la nada sacudiendo a las viejas conciencias del post-punk con un sonido que, aquí sí, retomaría los principios sonoros más básicos del género pero de una manera mucho más titánica instrumentalmente hablando, afianzando el término «revival» como ningún otro acto en ese entonces (en su disco sucesor Antics pasaría igual).

 

En los siguientes años otros que aportaron a la causa fueron The Walkmen, TV On The Radio, The Rapture, The Bravery, Radio 4, Stellastarr*, Young Love o los industrialmente ruidosos A Place to Bury Strangers, por mencionar pocos. Algunos de ellos oscilaban entre los tonos oscuros y los ritmos influenciados en la música disco popularizada en esos días, y rápidamente aparecieron por toda América del Norte bandas inspiradas en ese estilo que, si bien no a todos las hacían netamente post-punk, la etiqueta sí les cuadraba en su momento. Algunos de estos casos fueron She Wants Revenge, Neon Horse, Xiu Xiu y The Phenomenauts en California, Louis XIV en San Diego, Pretty Girls Make Graves en Seattle, VHS Or Beta en Kentucky, o The Stills (en sus inicios) en Canadá.

En el Reino Unido la renovación llegó con el éxito de The Libertines, también ligados al garage rock (y añadían el britpop a la mezcla) y abrieron brecha para que en el 2004 el post-punk retomara las islas. Aparecieron grupos en plan indie rock como Collapsing Cities, Transit Cop, The Rakes, The Futureheads, Maximo Park, The Automatic, Late Of The Pier, Shitdisco o ¡Forward Russia!; en una línea más oscura Editors, Ladytron, Neils Children, I Love You But I’ve Chosen Darkness y The Horrors; así como The Twilight Sad y Audra que se mostraron más puristas del sonido original del post-punk y a su vez se influenciaban por el goth. Unos más experimentales fueron Clinic We Were Promised Jetpacks, y otros más violentos y rasposos eran del tipode  Selfish Cunt, The Violets o The Oxfam Glamour Models. Todos ellos alternarían inspiración entre el garage, el sentido del ritmo propio de Wire y Gang of Four, tonos oscuros a-la Joy Division y en algunos casos hasta el synthpop. Hasta tendrían tiempo para competir brevemente con el dance que proponía Nueva York con la aparición de Klaxons en el 2007 y más adelante con Hadouken!Trash Fashion. La Europa Continental también hizo sus aportes que venían principalmente de Suecia, con bandas como Lifelover, The (International) Noise Conspiracy, Golden Apes, The Sounds y Mando Diao que dominaron en variadas facetas del revival. Adicionalmente encontramos en esa época a Datarock en Noruega, y en España parecían revivirse un poco los tiempos de la «movida madrileña» aunque fuese de una manera distinta con El Columpio Asesino y los primeros Triángulo de Amor Bizarro (nombre en honor a New Order).

El revival también tuvo su momento de resurrección durante este periodo en Latinoamérica, luego de que en los 90s se dio paso al denominado “alterlatino”. Entre sus exponentes en la región encontramos a Utopians, Cubüs, y Los Dynamite. Asia también contribuyó a la causa, principalmente desde Japón gracias a nombres como My Way My Love, The Paellas, Polysics (que venían tocando desde 1997) o Bo Ningen.

Sin embargo, la decadencia del post-punk revival suele señalarse por varios críticos en el 2007, principalmente por el cambio de gustos del público que buscaba bandas más producidas, coincidiendo con el auge de propuestas en el mainstream muy alejadas del sonido post-punk y con la separación de New Order ese mismo año. Pocos como Interpol y The Horrors se mantuvieron vigentes durante el cierre de la década (en el caso de los segundos a costa de cambiar su orientación musical), pero la gran mayoría de los que surgieron en esa época se separaron rápidamente o se tomaron un receso unos años, esperando por tiempos mejores que llegarían hasta bien entrada la siguiente década. Pero posiblemente el motivo más fuerte que llevó a esta escena a su final fue el de manejarse con un sonido muy cerrado. Es innegable que para el contexto arriesgaban creativamente, pero al tener señas de identidad más marcadas que las bandas que los inspiraron fue más fácil cansar a su audiencia y a los críticos luego de un rato. Esto explica en gran medida los cambios de estilo tan radicales en muchos de estos artistas  (que no siempre fueron satisfactorios).

 

En busca de la liberación (2008 – 2019)

Lebanon Hanover, She Past Away, Savages, Algiers

Acercándose el 2010 el post-punk comenzaba a dar síntomas de renovación con la aparición de propuestas más aventuradas. Esto por el auge de las plataformas de streaming y la oportunidad de difusión que eso representó para artistas independientes, por lo que aparecieron exponentes menos ligados a las mezclas de la década anterior y más centrados en la experimentación que caracterizó al post-punk original. Es justo decir que no llegaron a los extremos de los pioneros de fines de los 70s, pero para los estándares musicales estos días es importante reconocer el riesgo que asumieron. Un motivo fundamental para este cambio de paradigma puede rastrearse en los regresos de varios veteranos que gustaron siempre de los extremos en su sonido, como de The Pop Group o Public Image Ltd. Esa otra faceta más agresiva que en el revival de la década anterior no se rescató del todo (salvo distinguidas excepciones) se convertiría en el motor fundamental para las nuevas bandas. Claramente las influencias de los pioneros iban a persistir, pero la mirada a partir de este momento sería más sucia. En cierta forma la reunión (otra) de New Order en 2011 terminó por darle legitimidad a esta renovación.

Entre los grupos nuevos que incitaron ese cambio se destacan los norteamericanos Blank Dogs y Veil Veil Vanish, y los británicos Sleaford Mods y Prinzhorn Dance School como buenos ejemplos al registrar un sonido más siniestro que lo acostumbrado en la decada anterior. Escandinavia en particular fue responsable de llevar la posta de esta nueva mirada con Principe Valiente, INVSN o Then Comes Silence, junto a los finlandeses Grave Pleasures y los daneses Yung, First Hate, Dune MessiahIceage (cuyo vocalista Elias Bender Rønnefel luego formaría Vår y Marching Church). Todos surgieron más o menos en el mismo periodo y la mayoría tenían un estilo sonoro con descargas de adrenalina enrarecidas o de ambientes más densos, atmosféricos y hasta cierto punto experimentales. Pero en general todos son grupos que descartaron los puntos de partida del revival del pasado inmediato, o los aplicaron en un contexto menos orientado a los singles para favorecer la visión del LP completo.

Europa también se llenó de bandas que eligieron entre esas tres vías: las profundidades del gótico, el ruido como forma estética o una interpretación más personal de los grupos que inspiraron la escena años atrás. Estos son los casos de Lebanon Hanover, Motorama, Human Tetris (de donde luego se desprendió Lil Swan), Molchat Doma, Muuy Biien, Solo Ansamblis, Ash Code, Date At Midnight, Schonwald, Geometric Vision, La Femme, Wonky Doll And The Echo, She Past Away, I Tpame I Tvrame, Crystal Soda Cream, The Underground Youth, SUIR, Alte Sau, Soviet Soviet, Fufanu, Belako, El Último Vecino, Los Carniceros Del Norte, Belgrado y Somos La Herencia, entre muchos más. A sus propios modos estos grupos por fuera del duopolio EEUU-Reino Unido le devolvieron al género su oscuridad de la misma manera que incentivaron el caos y las mutaciones (o al menos sembraron la idea), aprovechando su relativa marginalidad frente al mercado principal para tomarse más libertades. Una considerable mayoría de estos nombres destacados en Europa provenían de Rusia, Italia y España, países que se volvieron referentes para una generación aún más interconectada que la anterior. Y poco a poco el mundo anglosajón se fue uniendo al show, y entonces Nueva York y la Costa Oeste lideraron nuevamente el post-punk en los Estados Unidos ofreciendo actos notables como The Drums (en sus inicios), Wax Idols, The Soft Moon, Cold Cave, Pop. 1280, Silence In The Snow, VANIISH (nueva encarnación de Veil Veil Vanish), Sonic Jesus, Cerulean Veins, The Harrow, Parquet Courts, Dancing Tongues, The Garden, What Moon Things, The Men, POW!, Echolust, The Bellicose Minds, Plasticstatic o Dignitary.

 

Otras agrupaciones destacadas aparecieron en diferentes regiones de Estados Unidos, entre las que encontramos en Carolina del Norte a Ashrae Fax (fundada en los 90s) que salió del anonimato al editar sus primeros LPs con los que le dieron un guiño al estilo gótico de los primeros Cocteau Twins; también Monster May I y Aztec Death en Texas, Merchandise en Florida, Creux Lies en Sacramento, Yeesh en Chicago, Have A Nice Life (con un sonido mucho más tétrico e industrial) en Connecticut, Protomartyr en Detroit, Psychic Teens en Filadelfia, y en los rincones de Atlanta salieron Omni, Warehouse y Algiers, estos últimos como un ejemplo muy particular: responsables de encarnar con sus dos primeros álbumes esa renovada inquietud del post-punk por tener mensajes políticos y fusiones desafiantes que iban del blues, soul, trip hop y la historia de rebeldía afroamericana a favor de sus derechos civiles.

Tomando en cuenta que su historial de bandas post-punk no es tan notable, Canadá se consolidó durante esta  última década con Preoccupations (antes llamados Viet Cong), Ought, Spectres, METZ, Beliefs (en sus últimos discos), Duchess Says y Actors, mientras Australia nos brindó actos vibrantes con Spirit Valley, Civil Civic, My Disco, Bat Nouveau y Total Control. De forma paralela, Latinoamérica también hizo lo suyo con Candycolors, Has A Shadow, Exploded View, Hawaiian Gremlins, Liøzn, Inwaves, Margarita Siempre Viva, Mmodcats, Sombras, SADKÓ, Plastique Noir, SilesteRAKTA. Todos oscilaron entre oscuridad dura y natural, voces crooner y guitarras inspiradas en el punk que ofrecían un giro tan experimental como viciado que los emparenta con las facciones más sólidas del post-punk. Y como no podía ser de otra forma, el UK también participó de la movida, aparecieron en Inglaterra bandas como Eagulls, FEWS, The KVB, O.Children, PINS, Idles, Terminal Gods, White Lies, Esben And The Witch o Wild Echo, pero quizá Saveges con su LP debut Silence Yourself fue la que, con un paso fugaz pero memorable, dio uno de los golpes de autoridad más fuertes. Y desde Irlanda del Norte unos multifacéticos Girls Names también levantaron la mano.

 

Algo que los pone en común a todos los mencionados es que sus clasificaciones musicales pudieran ser difusas desde un estricto análisis. No fue extraño escuchar grupos más independientes que devenían del shoegaze, el noise rock o incluso del techno, pero que añadían matices propios del post-punk posteriormente. Para quienes se obsesionan con categorizar a las bandas esto puede ser un problema, pero no es algo que represente contradicciones al estudiar las de los últimos años. Como a fin de cuentas el post-punk inspiró directa o indirectamente muchos de los géneros mencionados, en realidad lo que ocurrió con varios de estos músicos es que el círculo se cerró. No resulta extraño entonces encontrar en un mismo renglón a grupos como The Hidden Cameras, Dunes, The Veils, Lower Dens o DIIV, todos muy dispares entre sí y que no cargan bien a bien esa etiqueta sobre sus espaldas pero sí ejecutan incursiones muy concretas en el género. Otro aspecto que compartieron muchos de los artistas destacados en este periodo es que, si bien todavía no alcanzaban una difusión tan significativa, les ha favorecido notablemente el viraje de la industria musical hacia las plataformas del streaming, como suelen estar en sitios que funcionan con labels musicales, la de “post-punk” tiene fuerza suficiente para que los grupos tengan visibilidad entre un público siempre ávido de encontrar a sus propios héroes generacionales. Claro está que es una dinámica que también les juega en contra cuando llega el momento de cambiar de género, bien sea para dejar el post-punk en favor de otro sonido o viceversa.

Entonces, ¿cual es la situación del post-punk hacia la década de los 2020’s? Probablemente estemos frente a la oportunidad de un resurgimiento, más desordenado por las características de la generación reciente pero igualmente excitante. Después de todo las tensiones políticas, sociales, económicas y culturales han resurgido hasta cobrar una fuerza comparable a la del neoliberalismo de los 80s y la Guerra Fría. La Internet ha banalizado el exteriorizar nuestra indignación y el desempleo juvenil podría ser una realidad en aumento. Cada vez son más las bandas preocupadas por estar a la altura de lo que exige la época en términos de contenido lírico y audiovisual, pero hay otras que están en un proceso para liberarse un poco de sus ataduras. Ya lograron una liberación sonora, ahora falta la del contenido. Es un misterio todavía si será necesario volver a camuflarse, a batirse en retirada por los cambios de tendencia o, por el contrario, si se dará ese paso al frente que algunos considerarán hace falta. Pero, pase lo que pase, que esos bajos conductores, las guitarras impredecibles, esas baterías simples y complejas a la vez, y las voces  sombrías y atrayentes por agresivas e idiosincráticas sigan siendo algo que valga la pena escuchar por siempre.

 

 

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