Inspirados en la cultura rave, las pistas de baile en la oscuridad y el post-punk más luctuoso que encontraron en sus listas de reproducción, estos chicos australianos se convirtieron en una de las firmas más afortunadas del sello Fuzz Club de los años recientes. Se llaman Spirit Valley y solo han lanzado (hasta ahora) un EP llamado Death (2013) y un LP llamado Negatives (2017). Y con eso basta para dedicarles esta recomendación.

Entre robustas líneas de bajo y un ruido fuzz con dientes afilados, las melodías psych-rock de estos cuates desafían las mezclas más convencionales de géneros, sin miedo a perderse en su ruido funesto. Sin embargo, son sus percusiones las que te invitan a crear coreografías de danzas entre el vapor de la noche y los pocos destellos de luz que emanan de estrafalarios keryboards y sucias guitarras.

Si ustedes, queridos melómanos empedernidos gozan del polvo pesado de bandas como Holy Wave y Singapore Sling, así como de los taciturnos cantos de Principe Valiente o Sonic Jesus, este es un secreto bien guardado de Australia que estaba esperando por ustedes para ser devorado.

 


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