Una banda como The Cure debe estar acostumbrada a las múltiples explicaciones que la prensa y fans le dan a sus canciones año con año; algunas de ellas disparatadas, otras no tanto y con mucha lógica. Dependiendo de sus letras, su sonido, las declaraciones oficiales o bien su propio videoclip, un single ofrecerá más pistas que otro para su profunda comprensión. Tal es el caso del clásico «Lullaby», que parece dejar poco a la interpretación.

El tema fue editado a mediados de 1989 como primer sencillo oficial del mejor álbum de The Cure en su carrera, Disintegration, del mismo año. Según el propio Robert Smith, es un tributo a la memoria de su padre James Alexander y la manera en que lo aterrorizaba cada noche ante de dormir con sus tenebrosos «cuentos de cama». El músico inglés recuerda sin despecho las historias atípicas de su padre que lo único que pretendía cada vez, más que causarle un trauma a su pequeño hijo, era asegurarse de que se fuera a dormir, y la única forma de hacerlo era metiéndole el pánico hasta sus entrañas con las macabras historias de monstruos deformes y seres malvados que vendrían por él para hacerle cosas terribles si no cerraba sus ojos. Es por eso que el «spiderman» al que hace referencia la canción no tiene nada que ver con el sueperhéroe de Marvel sino más bien con una representación de «El Coco».

 

Mi padre siempre sacaba esos temas y siempre había un final horrible. Era algo así como «Duerme ahora, bonito nene, o simplemente no te levantarás nunca».

 

Cuando salió el video oficial de Lullaby nada quedó para la imaginación. Los simbolismos eran muy acordes a esta versión de la historia (así como el título de la canción): Smith aterrorizado en su cama a media noche (con pijama y toda la cosa) a la espera y alerta de ese perverso ser arácnido que en la oscuridad se desplaza por techo y paredes en su habitación mientras que sus compañeros de banda aparecen cubiertos de telarañas, quizás representando a las anteriores víctimas del gigante y peludo monstruo. Al final, el nene Robert encuentra su destino al también ser tragado de cuerpo completo. Se acabó.

Pero es precisamente el director de este videoclip y un casi eterno colaborador de la banda, Tim Pope, quien tiene una historia diferente y menos fantástica para explicar el concepto del audiovisual. Él aseguró en múltiples entrevistas cuando recién editó el video que trató de representar en éste el verdadero significado de la canción con una alegoría a las adicciones de drogas y alcohol de Robert Smith en el pasado, y que había sido así a petición/autorización del propio frontman de The Cure.

Sin duda las dos versiones contrastan: la primera por más «inocente» que parezca no deja de ser cruda y con cierto grado de terror dentro de las fantasías que afectaron la realidad de Robert; mientras que la segunda va más por el que parece ser el tropezón más común en los rockstars pero que no tiene siempre el mismo desenlace, en este caso estaríamos hablando de un final feliz, dejándolo atrás, aprendiendo de ello e incluso ironizándolo en canciones que escucharán millones de personas. ¿Con cuál versión se quedan ustedes?

 

 

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