Latenight Weeknight Records, 2020

Calificación

La banda A Shoreline Dream (hoy dúo) es bien conocida para los melómanos que en las últimas dos décadas se han sumergido más en las aguas tranquilas y frías del post-rock y las tempestuosas/arenosas del shoegaze. Para otros, más estudiosos quizá, la sabrán catalogar dentro del nu-gaze que vino a moldear al dreampop en el siglo XXI. Lo cierto es que con el paso de los años los de Denver, Colorado han sabido mantenerse siempre en buena forma y marcando pasos puntuales e importantes en la evolución de su sonido.

Aun así, ya habían pasado más de seis años desde su último lanzamiento discográfico. Esto alimentaba la expectativa entre sus fans porque, si de una a otra producción no pasaba tanto tiempo y notábamos siempre nuevos matices en su obra, ahora había que imaginar lo que habían reorganizado en sus mentes en estos años para signar una nueva pauta en su música. Luego, cuando por fin fue confirmado Melting (editado con su propio sello Latenight Weeknight Records) supimos que sus 10 canciones habían sido compuestas en un periodo de seis meses aproximadamente, este mismo año. Todo fue entonces producto de un chispazo creativo, en medio del caos y el confinamiento obligado por el coronavirus.

Ahora que el disco se publicó a finales de agosto, constatamos que así fue, de hecho, la imaginación fluyó en Ryan Policky (voz, bajo, guitarra, producción) y Erick Jeffries (guitarra, segunda voz), y su invitado especial para la ocasión, Chase Dobson (teclado). Su creatividad fue de altos vuelos al tratar de transmitir un sentimiento de fragor en el mundo, como buscando perderse voluntariamente en aquél mar mientras el mundo arde en tierra firme. Para eso conectaron sus pedales, distorsionaron el ambiente y desafinaron en armonía la instrumentación que jamás en ellos sonó tan alternativa como ahora. La filosofía del shoegaze cobra sentido aquí.

Rolas como la inicial «Turned Too Slow» presume una súper producción en primera instancia, pero al mismo tiempo una esencia orgánica a pesar de la electricidad raspando tus oídos; una mezcla difícil de explicar pero supongo que igual de difícil de lograr. Lo hacen sonar fácil. Y cuando llega el track que da nombre la LP y continúa la melodramática «The Tempting FLood» entiendes que esta será la premisa en todo el LP, y es hora ya de frotarse las manos para el agasajo de pedales que seguirá escuchándose.

«Revealter» por su parte tiene un estilo único que la hace sentir ligera y atmosférica en uno de los puntos más «limpios» de la obra, perfecta para abrir paso a otro capítulo de mayor nitidez sonora y de arpegios sutiles en las refinadas guitarras: «A Moment to Repeat It». Pero inmediatamente después, como si fuera ya suficiente de la tranquilidad, de inmediato se hincha la vena punk y en las olas que se levantan se dibujan ondas psicodélicas detrás del noise-pop que surge en «The Oceans Above». Temazo.

Otro de los atributos peculiares son los elementos electrónicos que están presentes en todo momento, nunca se prescinde de ellos, sin embargo no juegan un papel protagónico ni distraen al oído en lo absoluto. Son tan bien utilizados que se funden en un todo y es difícil identificarlos a primera escucha. Lo que pasa es que la textura final de este ruido es tan complejo que detenerse a estudiar uno a uno sus componentes requeriría de un estudio especial que, dicho sea de paso, sería también un deleite. Los arreglos finales son extraordinarios. El cuidado a los mínimos detalles les hace rayar la perfección dentro de su propia y retorcida cosmovisión. Es un trabajo casi matemático en ese sentido.

Cuando llega «Seek to Hide» y posteriormente la que clausura, «Atheris Hispida» queda la sensación de haber entrado a un mundo no del todo oscuro, tampoco resplandeciente y mucho menos optimista. Pero sí, en cambio, espeluznante y experimental; una aventura no del todo ensordecedora que genera sorpresas melódicas constantemente. La confusión en sus tempos controversiales es a propósito (sobre todo en Atheris…), pero es el dilema parte del encanto.

Al final Melting resulta, me atrevo a decir, uno de los mejores álbumes en el catalogo de A Shoreline Dream. Hay que insistir en esta cadencia especial, de registro propio. No suenan a nadie y eso no lo logra cualquier banda shoegazer en estos días. No están ni cerca de pasar por una banda «genérica» más del momento (nunca lo ha sido). Tenía ya algunos años que un álbum de shoegaze no me generaba esta impresión.

La dupla de Denver construyó un nuevo escalón para ascender porque ya no cabían en los peldaños de abajo. Esas sucias y abrasivas guitarras estaban rompiéndolo todo y necesitaban un volumen más alto para que pudieran ser escuchadas. A esto le llamo crecimiento y progreso, aun después de casi década y media de desarrollo artístico. Esta es hoy una banda rejuvenecida e irreconocible (en el buen sentido de la expresión).

Tracklist:

  1. Turned Too Slow
  2. Melting
  3. The Temting Flood
  4. Always the Reason
  5. Downstairs Sundays
  6. Revealter
  7. A Moment to Repeat It
  8. The Oceans Above
  9. Seek to Hide
  10. Atheris Hispida

Me suena a: Swervedriver, Sonic Youth, The Meeting Places

 


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