Brigitte Calls Me Baby es una sensación nueva para el pop moderno. Es nostalgia y esperanza, anhelos y guitarras del ayer que nos mueven a un mañana fresco. Piensen en The Smiths y en nadie más para entender de dónde viene la cosmovisión jangle e indie de la música tan romántica y refinada que este grupazo joven de Chicago se está cargando.

Tan elegante como melódico, este quinteto le canta al amor y el desamor con el mismo estado de ánimo. Su música es sofisticada y súper bien estructurada, de eco electro-acústico y plagada de cuerdas que abrazan esa voz de estilo medio crooner (con un timbre muy Moz en su juventud, de hecho) que nos jala sutilmente a los ochentas y luego a los noventas en un santiamén.

Creciendo en un pequeño pueblo de Texas en el que no había mucho que hacer para salir del ocio, estos chicos encontraron en la música su único escape de una realidad monótona, y se refugiaron en los discos del más estiloso pop de guitarras, principalmente el que hacían Johnny Marr y Morrissey -y los influenciados que vinieron después, claro- para luego emularlo con un sello propio.

Ahora nosotros nos sentimos tan afortunados de que así haya sido, pues tenemos a una banda tan bella y prometedora que seguramente estará dándonos muchas glorias en el futuro próximo, mismas que entrarán por nuestros oídos y se refugiarán bien clavados en el corazón. Apunten bien este nombre: no hay nada más chido que esto en el nuevo indie pop.

 

 


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