Dead Oceans, 2023

Calificación

La madurez de shame se ve producida en un álbum de conexiones con las cosas que les rodea. Es un altar de emociones que evocan frustración y consuelo como banda a través de la amistad. Los ingleses están de regreso con un LP cálidamente alentador sobre los esfuerzos concentrados en la unión, y la colectividad ¿Quién diría que crecer es darse cuenta que la magia interna puede estar relacionada con aquellos males que nos aquejan como individuos?

Si bien es cierto que los esfuerzos colectivos suman, la individualidad en cada uno es un compromiso alentador para sobrellevar los años que nos pesan con el tiempo, y cuando esto pasa, es porque la reflexión hace presencia de saber que hay algo que no solo se trata de abandonar nuestra  zona de confort; y es que este grupo creó un disco mágicamente maduro, ha logrado progresar y dejar la pubertad de lado sobre las reminiscencias de aquel post- punk con las que versaban en un grito de euforia directa para enfocarse en el desarrollo de un sonido más cálido, de cierta manera más ameno a sus álbumes anteriores ( Songs Of Praise de 2018, Drunk Tank Pink de 2021).

Las generaciones entre las camadas de bandas bajo este revival del post- punk, van adquiriendo edad. En la incertidumbre generacional, se constipan los márgenes sosegados de cada una; se desglosan alientos esperanzadores, y los instintos de supervivencia se acicalan bajo las experiencias de la vida, obteniendo aquello a lo que se le llama carácter.

El álbum abre con «Fingers of Steel», una composición que se musicaliza con una entrada genuina; un piano maltrecho es la apertura con la que los males quejumbrosos de un veinteañero flotan en los espejos acomplejados de la vida. La honestidad de la banda es muy clara, tanto que este sonido suele distinguirse entre la oleada de agrupaciones contemporáneas; no obstante, la hemorragia nasal sigue encontrando la energía entre esas electrizantes guitarras de Eddie Green y Sean Coyle.

«Six- Pack» mantiene viva esa misma fuerza bajo los efectos psicodélicos que se ejecutan en sonorizaciones agudas, y un diálogo sofisticado que Charlie Steen versa para darle continuidad a «Yankee», un track en forma de balada que, al paso de unos minutos, explota sobre una escala de guitarras rítmicas y una amargura de relaciones frustradas de las que buscamos escapar. When you’re down, you bring me down, and that is love, so you say…. «Alibis» finaliza con ese combo de poder y lucha. Esta es una canción que mantiene una catarsis que deposita la confianza en el símbolo amistoso, y es aquí donde shame crea una pausa profunda para expandirse en una crudeza desnuda al interpretar «Adderall», el tema central y por el cual han creado este álbum excepcional.

Este track evoca la impotencia desesperada de querer ayudar a una persona que depende de las drogas médicas, y de como afectan estas mismas al paciente, y a las personas de quienes las rodea; una exasperación de aceptar los cambios y seguir ayudando, aunque esto conlleve una compasión quebrantada.

Cada canción de este LP contiene mensajes que, en contraparte, convergen en medios sintomáticos de emociones. «Orchid» es un ejemplo de querer volver con esa amistad de la infancia que, con el pasar del tiempo se volvió distante; es una balada estremecedora donde fluyen los tenores entrecortados de Steen y los coros de Summer y Berninger para disiparse con el estridentismo de riffs agresivos. Por su parte, «The Fall of Paul» contiene elementos del proto shame que nos hace irresistibles a ese encanto de golpes directos a la cara, y saliva punzocortante con la que, de forma agreste, vuelcan en una pieza sublime, mientras que «Burning by Design» viene cuesta abajo para iniciar una montaña rusa de álgidas esperanzas.

¿Qué sería de las composiciones de esta producción que se cargan de una humanidad por el prójimo y no por un ego del artista?

Es claro que este disco adquiere una firmeza singular y esto no habría ocurrido sin la ayuda de Flood, productor que ha colaborado con artistas como U2, Depeche Mode o The Smashing Pumpkins, entre otros. Estos son pesos pesados que se han consagrado por una gran producción musical y que se han vuelto clásicos; no obstante, shame sabe que madurar es arriesgarse, dar un plot twist conservado la esencia misma de la banda. A veces cambiar no significa aparentar ser otra persona, sino conservar la magia de sí mismo, así lo desmenuzan con «Different Person».

La obra cierra con «All The People», un tema que despotrica contra la soledad, buscando el consuelo del amor fraternal bajo una manta que abraza esa magia de la agrupación. Es un himno que se acicala de dulzura y aceptación. Por tanto, Food for Worms es una oda a la amistad, al consuelo, la correlación de libertades y el cobijo de una unión que es capaz de romper las barreras del egoísmo, de crear una magia satinada de júbilo, aceptándonos como humanos.

Reflexionar sobre la vida es crecer.

TRACKLIST:
  1. Fingers of Steel
  2. Six-Pack
  3. Yankees
  4. Alibis
  5. Adderall
  6. Orchid
  7. The Fall of Paul
  8. Burning by Design
  9. Different Person
  10. All the People

Me suena a:

Ty Segall

Parquet Courts

Protomartyr

 


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