Sacred Bone Records, 2022

Calificación

¿Hay alguna forma en la que Nika Roza Danilova, AKA Zola Jesus pueda envolvernos de manera pragmática en sus trabajos que se ejecutan con una delicadeza, y estos escapen de ser convencionales para convertirse en un anclaje de virtudes deliberadas hacia nuevos horizontes musicales a través de una voz que toca fibras sumamente crudas?

Si bien las producciones de Danilova, así como sus composiciones y su arte en general llevan una firma muy plausible bajo su seudónimo, hay un plus que representa la manera en cómo abordar la sofisticación en cada uno de ellos; sin embargo, es un mérito poder reconocer que los trabajos colectivos para poder llegar a un nivel ambiguo entre lo introspectivo y lo extrovertido, ya que crean una resistencia para romper los trechos de un sistema que nos muestra a la individualidad como una forma de competir contra nosotros mismos. Nicole Rose ha podido exponerlo, y esto tiene que ver con lo intenso que resulta la vida en nuestra actualidad y esa es la razón principal para contrarrestar todo esto en su obra: esta idea de sumar y no restar esfuerzos en la búsqueda de mejorar una sociedad encapsulada.

Después de cinco álbumes que se desmenuzan en experimentaciones, catarsis líricas y sobrevivencias, la cantante inglesa regresa para entregarnos un LP tan sublime como la intensificación de una voz que atraviesa la fascia de la realidad, de ese nervio crudo de la experiencia que hace conectarnos hacia un lugar hacia nosotros mismos, de esa ambivalencia intrínseca y colectiva con la que pudo crear para Arkhon: un escenario tan lumínico pero rodeado de oscuridades, como si de los mismos demonios pudieran extraerse halos de luz para contrarrestar el dolor expuesto como un bello obsequio que se abre ante nosotros para mostrarnos una verdad en ello. De esto va el disco: encontrar la manera en perder un dolor sumergido y quizá estancado a través de una esperanza que solo ella misma podría convertir en su propio arte. No obstante, los bloqueos creativos y la necesidad de plasmar una obra que albergara temas de autoría, fueron rebasados a tal punto de encontrarse cara a cara con la frustración de un artista vinculado a la creatividad, sintiéndose sofocada, fuera de sí misma, cayendo a un precipicio intolerable donde las esperanzas y la fe eran lo último a lo que podía esperar mientras llega al eterno vacío.

Recordemos que los trabajos anteriores de Danilova se han desempeñado por una calidad de autoría, elaborando meticulosamente cada aspecto del sonido y la apariencia que le entrega a Zola Jesus. Esta vez tuvo un lugar diferente, algo que se concebiría de manera cruda a los demás procesos ya conocidos, un giro que la llevarían a la búsqueda del auxilio desesperado en la etapa temprana de un álbum que se cocina sin aún estar sazonado. Menciona en palabras: “En algún momento tuve que trabajar con otras personas. Necesitaba sangre nueva; necesitaba a alguien más”.  

Después de mandar sus demos al productor Randall Dunn (Sunn O)))), Jóhann Jóhannsson) y colaborar con músicos de nivel como el percusionista Matt Chaberlain -cuyo trabajo se ha visto de la mano con Fiona Apple, Bob Dylan y David Bowie-, Danilova pudo encontrar un punto de inflexión sobre el material que estaría desarrollando a partir de una serie de bloqueos, para empezar a definir su sonido en esta producción. Aprender a escuchar a otros contribuye a que la vida nos de una lección donde se emancipa el cúmulo de ideas para dejar las interpretaciones libres para ser uno mismo.

Arkhon recorre el espectro de sonoridades y luminiscencias con tracks cuyo peso radica en su simpleza, como «Desire», una composición elegiaca para piano sobre el final de una relación, hasta canciones que palpitan con estructuras más densas y clavadas como «Sewn», una canción electroacústica y brillante escrita en colaboración con Dunn y Chamberlain. En estos polos, «Dead & Gone» cuenta con unos arreglos bastante finos de cuerdas a cargo de la violinista y amiga de Nika Roza; los matices de su estructura crean un espacio abundante y fértil para que el optimismo y la sanación florezcan en medio de un dolor abrumador. La imponente pista orientada al ritmo «The Fall» enruta a Danilova a través de un efecto de vocoder lacerante mientras busca las delicias de sacudir el dolor estancado. A lo largo de «Lost», la percusión asidua y seca entrelazada con las muestras de un coro folclórico esloveno impulsan narrativas de desesperación colectiva y consuelo mutuo en especie, dentro de un espacio cavernoso. Y es a través de estos giros que este trabajo se revela como un álbum cuyo poder deriva del abandono personal. Tanto sus turbulencias como sus placeres nos arraigan en el cuerpo, dejando que la conciencia individual se disuelva en la viscosidad de los latidos colectivos.

Esta obra desentierra aquellas herramientas que sirven para trabajar al dolor, la pérdida y la decepción. Su título significa poder o gobernante en latín, pero también tiene un significado específico dentro del gnosticismo: “Los Arkons son una idea gnóstica del poder ejercido a través de un dios imperfecto”, dice Danilova, manchan y polarizan a la sociedad, manteniéndolos corrompidos en lugar de permitirles encontrar su la armonía en sí mismos.  

A pesar de la oscuridad encapsulada dentro de la realidad, también hay un poder en rendirse a lo que no se puede precisar, al despliegue salvaje del mundo en todo su movimiento imprevisible. Arkhon es una reflexión que nos lleva por la esencia de un disco que marca una nueva manera de concebir los procesos creativos a través de apoyos colectivos; una nueva faceta de una artista que busca a toda costa superarse y sanar a través del desprendimiento de sí misma, ramificando corrientes de lenguajes parciales bajo un excelso trabajo que Zola Jesus puede llegar a culminar con un éxtasis incandescente de excelentes contribuciones musicales. 

 

TRACKLIST:  
  1. Lost
  2. The Fall
  3. Undertow
  4. Into the Wild
  5. Dead & Gone
  6. Sewn
  7. Desire
  8. Fault
  9. Efemra
  10. Do That Anymore


Me suena a:

Cults

Tempers

Sky Ferreira


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