Jonathan Bree publicó hace unos días su más reciente disco de larga duración, Pre-Code Hollywood, con una colección de 10 canciones que fueron compuestas, masterizadas y producidas por el propio músico neozelandés.

La voz de Bree suena impecable, en estilo crooner o al menos acercándose a ello; la limpieza de su instrumentación es casi purificadora, y la maestría al momento de amalgamar todos sus dotes digitales y electrónicos es intimidante. No todos los intentos por sonar elegante y divertido -además de maduro- resultan así de cuidadoso como esta obra.

Aprobado, Johnny.


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