En los océanos Índico y Pacífico vaya que hay buenas olas para practicar el surf, y si es de noche bajo la luz de la luna mejor. Al menos así lo concibe Desmond Doom, este recóndito proyecto musical derivado de Melbourne, cuyos miembros parecen practicar este deporte extremo con las gafas oscuras y Dr. Martens puestas.

Desde que se colgó en Bandcamp su primera rola a finales del 2021 a la fecha, son varias canciones en estilo vintage que se han estado estrenando esporádicamente. En las portadas de la mayoría de ellas se lee siempre la expresión «surf-goth» y vaya que tiene sentido con su sonido: las guitarras jangle y reverberadas pero súper sucias a la vez, sus ritmos de percusiones aparentemente optimistas y una atmósfera lúgubre que nos envuelva para nublarnos la existencia hacen de estas grabaciones unas que nos sumergen poco a poco en un estado mental sosegado, introvertido quizá, pero con la esperanza de un crepúsculo que traiga buenas noticias.

Lejos de lograr un eco escalofriante, más bien es gélido y arcano. Pero hay algo en Desmond Doom que nos remonta a trabajos ojivales de la oleada europea de occidente contemporánea, en los que las voces sepulcrales y sus tópicos líricos cercanos a la depresión contravienen adecuadamente las melodías más joviales, aunque en un sonido igualmente sombrío.

En su descripción oficial a través de sus plataformas se lee que para descifrar sus influencias deberíamos pensar en Joy Division en un encuentro con The Smiths, pero nosotros acá pensamos que va más por una borrasca entre Molchat Doma y Motorama, perdidos en un fango frente a un mar negro.

 

 

Un mixtape de 3 horas para conocer parte de la historia del Goth


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