Después de una carrera ya consolidada con cuatro álbumes en esa banda institución del Goth llamada Bauhaus, en el año 1985 Daniel Ash, David J y Kevin Haskins probaron cambiar de aires, acerándose un poco más (solo un poco) a la luz y explorar las posibilidades en el mundo del post-punk con un nuevo proyecto musical llamado Love and Rockets (nombre tomado del cómic del mismo nombre, de los hermanos Hernández); y así como hicieron algunas pruebas en el minimalismo gótico de Tones on Tail (proyecto paralelo a Bauhaus comandado por Ash), acá quisieron arriesgarse mucho más, rozar la psicodelia, alimentar sus frecuencias con matices del pop y, regularmente, incorporar una instrumentación mucho más acústica.

Lo que pudo parecer en un inicio una aventura paralela y efímera, con el paso de los años se fue consolidando más y más como una carrera, esto coordinado involuntariamente con la inactividad de Bauhaus, por lo que los músicos ingleses estaban ávidos de seguir evolucionando en esta riquísima fusión de estilos y elementos que los llevaron de un mutante post-punk -que siempre los mostró vanguardistas- hacia el pop, la psicodelia y el avant-garde, hasta terminar indagando en la música electrónica y el trip-hop, esto ya más avanzados en su andar, por la década de los noventas. En todas estas etapas fuimos testigos del máximo potencial de estos tres veteranos que anteriormente se desenvolvían con creces detrás de sus instrumentos, pero que tenían mucho más que ofrecernos y no lo sabíamos: Daniel Ash pasó de las lúgubres guitarras al protagonismo de la voz, la composición lírica y la programación (y claro, también a seguir dominando sus guitarras que ahora sonaban mucho más distorsionadas y ruidosas); David J creció como nunca en su bajo (dijo que en esta banda tiene sus mejores trabajos con las cuatro cuerdas) así como desarrolló más su faceta como vocalista y las neuronas en su lírica; y luego Kevin Haskins quien tuvo que combinar sus habilidades en las baterías orgánicas y programadas con ritmos menos convencionales y siempre cambiantes.

Por todo esto, al final y desde diferentes niveles Love and Rockets representó tantas cosas para tantos seguidores: en sus propios integrantes marcó una evolución descomunal (que luego los llevó a cada uno a seguir creando en distintas direcciones), en sus fans significó una vertiente desconocida de la música sombría y experimental que seguro les hizo perfeccionar sus exigencias, y en la escena alternativa en general dejó un legado incomparable con ese estilo único y especial, inscrito en un catalogo que raya la perfección. Y aquí vamos a examinar brevemente este sofisticado repertorio en apenas nueve de sus mejores composiciones.

Omitiremos sus canciones más «comerciales» porque, bueno, hay mucho más probabilidades de que esas ya hayan sido recomendadas en otros espacios, y de hacerlo aquí también dejaríamos de mencionar otras igual de grandiosas que también firmaron estos señores. Así que, ¿estamos listos?

 

1. Haunted When the Minutes Drag

Seventh Dream of Teenage Heaven LP, 1985

Imaginen venir de las escuelas de Bauhaus y Tones on Tail, y de repente escuchar por primera vez un álbum como Seventh Dream of Teenage Heaven… y encima le subes a todo el volumen en la oscuridad cuando llega este rolón. Debe ser una nueva sensación como bocanada de aire fresco (como suenan esas chulas cuerdas acústicas del puente en adelante) desde una perspectiva incluso más experimental del post-punk, alejándose disimuladamente de la etiqueta Goth con la que se identificaban a estos músicos. David J juega un papel fundamental aquí: la potencia mesurada de su bajo nos va empujando hacia un inminente ascenso cinemático que se augura desde el primer instante, lo cual nos contagia de emoción, pero al mismo tiempo la apertura de su voz es circunspecta y hasta cierto punto misteriosa, esperando a que Daniel Ash llegue más adelante a encenderlo todo a la par. Lo que ocurre después con tanto sube y baja de manera aleatoria y los diversos estribillos que se cruzan, es algo fascinante y que transmite poderosamente las ganas de elevarse mientras la batería parece dispararnos en el alma sin cesar.

 

2.  The Light

Earth, Sun, Moon LP, 1987

Empecemos de una vez con la polémica: ¿No es Earth, Sun, Moon su obra maestra? Si no lo es, al menos sí es una de sus mejores producciones, y uno de los registros más frescos y versátiles del post-punk, género que aquí, precisamente, empezaron a dejar atrás poco a poco. Por trabajos como este es que entendemos a lo que David J se refería cuando dijo que sus mejores líneas de bajo las logró con L&R; todas las rolas son riquísimas en ese sentido. La voz de Daniel Ash quizá tuvo su mejor timbre también. Otro atributo no menor de este elepé es su lírica, más bien poesía que se alcanza en temas como «Everybody Wants to Go to Heaven», «Waiting for the Flood», «No New Tell to Tell», «Rainbird» y, desde luego, «The Light»: oscura y elegantísima canción.

I give you my armour, I give you my glory, I give what’s truly mine. And if you want give me Heaven, because Heaven should be mine…

 

3. Trip & Glide

Hot Trip to Heaven LP, 1994

Uff, este viaje llamado Hot Trip to Heaven… Pocos discos tienen un título que describe tan bien lo que transmite su música. Sin duda esta es la obra conceptual por excelencia de David, Daniel y Kevin, y hasta ese momento era por mucho lo más experimental que habían hecho. Pasaron cinco años desde su última producción (homónima) y ya estaban rebasando la primera mitad de los noventas, por eso se volvieron a la música electrónica y dominaron como dioses los laboratorios del trip-hop para contarnos la historia de una enigmática misión cósmica.

Escuchar completo este LP te marca la pauta perfecta de una aventura de la cual realmente te sientes parte: desde el despegue y ascenso de la nave, la salida a la estratósfera, el primer vistazo al universo («Trip & Glide», precisamente), el adentrarte en una nueva galaxia, tomarte un descanso después de entrar en órbita, aterrizar en la hostilidad de un mundo desconocido e iniciar la colonización, contemplar la calma después del caos, y la explotación rapaz de los recursos, hasta llegar a la inminente revolución y, por último, a la liberación final.

 

4. Judgement Day

Sweet F.A. LP, 1996

Después del disco anterior que los llevó a horizontes incomprendidos para muchos de sus fans más «darks», la banda británica tocó tierra nuevamente pero tampoco quisieron regresar al punto donde había comenzado todo. Digamos entonces que se mantuvieron en un spot intermedio y en una especie de trance, encontrando su registro más «limpio» y ensoñador aquí. Y aunque Sweet F.A. fue en su momento un disco «menospreciado», irónicamente ha envejecido muy bien (uno de sus mejores LPs en ese sentido). Pero entre el dreampop y las cenizas de su trip-hop también había tiempo para ponerse un poco pesados y «fatalistas», por eso hicieron sonar las siete trompetas del Apocalípsis en este agridulce tema.

 

5.  My Drug

Lift LP, 1998

Hablando de discos que envejecen bien… Este ni siquiera eso, simplemente no envejeció nunca. Sigue intacto con el paso del tiempo. Escuchar hoy en día Lift (ahora sí, el elepé más experimental que lograron en todo su catalogo) es como disfrutar de un álbum grabado ayer (no importa cuándo leas esto).

Como no quedando cómodos en ese «limbo» intermedio en el Sweet A.F e influenciados por lo que Danuel Ash venía haciendo como solista, los de amor y cohetes se volcaron una vez más a la experimentación pero esta vez se dieron un verdadero agasajo con sus sofisticados juguetes electrónicos, le metieron más cerebro a su programación y se atascaron con las alucinantes posibilidades. Siempre fueron considerados un grupo de tintes psicodélicos, pero en «My Drug» quisieron sobrepasar esa línea y marcarse la etiqueta con letras estridentes.

 

6. Deep Deep Down

Lift LP, 1998

Otro ejemplar de lo adictivo y sólido que se volvió el trip-hop en manos de Love and Rockets: por más que quisiéramos evitar caer en la sugestión del título de esta canción, no hay otra forma de describirla que con las palabras profunda y penetrante. Ese poderoso bajo está como para tenerle miedo, pero sobre todo la combinación de elementos electrónicos con las guitarras eléctricas (acariciando una sensación orgánica al fin) es algo soberbio.

 

7. Pearl

Sweet A.F. LP, 1996

Este es su sonido más atmosférico y etéreo; es también una cosmovisión más romántica para su música. Es una faceta con un registro más «limpio» en su álbum más «blanco», podría decirse. Esta perlita de rola se siente como estar flotando en el hiperespacio, donde todo alrededor se mueve rápidamente pero al mismo tiempo se transmite una contundente sensación de paz. Es como estar a salvo entre el movimiento de las nubes, ¿a poco no?

 

8. It Could Be Sunshine

Express LP, 1986

Nada más ochentero en Love and Rockets que esto. Y nada más cercano a sus raíces Goth que Express, su segundo disco de larga duración. La rola que abre lo descarga todo de una vez; no escatima en el uso de sus recursos que también los llevan a arriesgarse con agresivos cambios de ritmo. No se dejen engañar por ese sutil y aparentemente inofensivo intro… las cosas se ponen pesadas y distorsionadas rápidamente.

 

9. Here On Earth

Earth, Sun, Moon LP, 1987

Poderosísima, no solo por su resonancia sino también por su intelecto lírico. Cinemática, no solo por sus cambiantes estructuras sino también por esa inyección emocional que representa cada nota, esa dosis de adrenalina controlada a la que le urge dispararse. Riquísima, no solo por su trabajo impecable de producción (considerando la época) sino también por su magistral y sólida instrumentación (diez mil puntos para ESE sax).

Por último, las voces de Daniel y David… wow; en algunos momentos fundidas, luego en duelo abierto para posteriormente explotar juntas otra vez. Esta debe ser la mejor secuencia vocal de todo el repertorio de Love and Rockets.

Todo lo que en esta canción transcurre es pasión pura, una fugaz catarsis de apenas tres minutos de duración.

 


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