Cuando en 2016 se estrenó Supersonic, el documental de Mat Whitecross dedicado a repasar la trayectoria (o más bien el ascenso) de Oasis, este marcaba un punto de cierre con las dos noches en que la banda de Mánchester llenó Knebworth Park con 250.000 personas. Eran imágenes y sonido en alta definición, por lo que es normal que la fanaticada se frotara las manos ante la posibilidad de tener finalmente un lanzamiento por parte de la banda dedicado al momento cumbre de sus carreras.

Pues bien, ese momento llegó en 2021 con Oasis Knebworth 1996, dirigido por Jake Scott. Este sí, centrado en capturar todo lo que rodeó uno de los momentos culminantes del rock alternativo (y del rock en general) durante los 90s. Fue la cima de los hermanos Gallagher, del britpop y de un montón de promesas que se venían labrando desde los días en que The Smiths y The Stone Roses tocaban en lugares pequeños por toda Gran Bretaña.

En plena recuperación de nuestra normalidad tras un año largo lidiando con la pandemia, su estrenó se dio a nivel mundial en septiembre de ese año, en salas de cine con exhibiciones limitadas. En algunos países fueron dos (como las dos noches de Knebworth) y en otros uno, siempre dependiendo de la demanda. La mezcla del panorama actual con la ansiedad por ver algo tan deseado por los fans llevó a que en cada función se repitiera la escena de los asistentes cantando cada canción con el alma, como si estuvieran en esos dos días de verano de 1996.

Y luego se estrenó Oasis Knebworth 1996 en Paramount +, así como un álbum en vivo en todas las plataformas musicales recopilando lo mejor de esas dos presentaciones. Incluso si conoces la historia de esas noches de cabo a rabo, siempre hay detalles nuevos que la refuerzan y le añaden interés. Y claro, frases para el recuerdo. Y ya es hora de analizar todo lo que nos el filme.

 

¿Por qué en 1996?

Parece necesario dar algo de contexto para empezar sobre por qué se pedía tanto un documento audiovisual que narrara lo que pasó en ese verano del ’96, y el mismo documental lo hace en los primeros minutos. En ese año Gran Bretaña era más Cool Britannia que nunca por cosas como el éxito internacional de la película Trainspotting (con un soundtrack muy afín al predominio musical de los británicos en ese momento), la atención que atrajeron con la Eurocopa de 1996 (y una muy buena selección de fútbol), la más que segura elección de Tony Blair como Primer Ministro para terminar con dos décadas de conservadores al mando y -para lo que nos compete- tener muchas de las mejores bandas del mundo en esos momentos.

Todo eso ocurría mientras Oasis estaba en el centro de las noticias por sus éxitos o sus locuras en público. Si todavía existía alguna indiferencia ante ellos, por mínima que fuese, se terminó de romper con el anuncio de estos dos shows. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta…

 

¿Por qué Knebworth?

Knebworth Park es un espacio mítico en la historia del rock británico. Gente como Led Zeppelin, los Rolling Stones, Queen (y otras que no menciona el documental como Pink Floyd o Genesis) dieron algunas de sus presentaciones más memorables en ese lugar. Hasta ese momento los que tocaban allí pertenecían a la “vieja guardia” del rock, o hacían música más cercana al rock progresivo o al jazz. Nadie surgido de los círculos indie había pensado siquiera en hacer algo así (ya ni hablar de tener la oportunidad de tocar en un escenario similar). Mucho menos, con un lleno total en dos noches consecutivas.

 

¿Por qué Oasis hizo historia “aquí y ahora”?

En 1993 no estaban en el radar de nadie. Para 1994 eran la nueva sensación del rock británico. Para 1995 eran el contendiente a ser el mejor del país con Blur. En 1996 eran una banda de primera línea que llenaba estadios allí por donde pasara, como el Maine Road de su natal Mánchester durante dos noches.

Todo eso formando parte del sello indie de los 90s por definición como Creation Records (que por mucho que tuviera acuerdo de distribución con Sony no dejaba de ser algo notable). Su éxito alcanzó los Estados Unidos y superó las suspicacias que dejaba el acto de los Gallagher en los medios estadounidenses, por lo que todo el evento fue la coronación de un ascenso meteórico, a semanas de dar los primeros shows en Norteamérica de la gira de (What’s The Story?) Morning Glory.

 

Los teloneros

Hasta la aparición de Oasis Knebworth no se mencionaba mucho, pero para esas dos noches los mancunianos tuvieron teloneros muy interesantes. Algunos eran apuestas personales de Liam y Noel, como es el caso de Ocean Colour Scene y Cast, bandas menores en el ámbito del britpop. También estaban los Bootleg Beatles, un acto tributo a los Fab Four que en buena medida le debe su reconocimiento al apoyo de los Gallagher en su día.

Los otros elegidos se cuentan sin discusión entre lo mejor de la música británica del momento. Manic Street Preachers, Kula Shaker y The Charlatans sirvieron como actos de apertura, y fue particularmente emocional fue la presentación de The Charlatans, pues pocas semanas antes su teclista Rob Collins murió en un accidente automovilístico y tuvo que ser reemplazado por Martin Duffy (por esos días en Primal Scream) mientras encontraban un sustituto estable.

Para sorpresa de algún purista, dos actos electrónicos como The Chemical Brothers y The Prodigy tocaron justo antes de que Oasis saliera al escenario. Y por lo que narra el filme, ¡parece que The Prodigy rivalizó seriamente con los Gallagher en tarima!

 

Las historias de los asistentes (y los no asistentes)

Sin duda, el gran plus de esta producción es contar con las vivencias de quienes pudieron disfrutar del concierto en vivo. Hay de todo: historias jocosas sobre cómo obtuvieron los tickets, sobre la llegada al lugar, las preguntas sobre a quién preferían entre Noel y Liam, after shows que terminaban en la limusina de Kate Moss, la historia del afortunado que recibió la pandereta de Liam… En fin, son una porción de la infinidad de anécdotas que pueden salir al congregar un cuarto de millón de personas.

También hubo alguna emocionalmente más dura que, para no hacer spoilers, solo diré que aparece durante la interpretación de “The Masterplan”. Inclusive los que no pudieron estar allí tienen su lugar, pues hay puntos donde se nos narra cómo los fans grabaron el concierto desde la Radio One (que lo transmitió para toda Gran Bretaña) y debían tener cuidado con los cambios de cinta para no arruinar el esfuerzo.

 

Las dimensiones

Varios vimos en el pasado (y muchas veces) las imágenes de tantas personas reunidas para esas dos noches, pero el impacto que da ver en el cine ciertas tomas enfocando la gran cantidad de almas reunidas por la música es algo abrumador. Cuando lo ilustran con datos como que la boletería para los dos shows se agotó el mismo día que se pusieron a la venta, o la potencia de los amplificadores, es inevitable la sensación de escalofrío ante la magnitud de lo que fue estar ahí.

 

Liam, protagonista de principio a fin

No debería causar sorpresa que el frontman de la banda británica de los 90s por definición tenga nuestra atención durante todo el filme. Normalmente, al ser Noel quien está detrás de los grandes éxitos de la agrupación, a menudo pasamos por alto el rol del menor de los hermanos en esta historia. Y en su pico creativo, comercial y de masividad, la verdad es que Liam era crucial. Entre los asistentes había dos situaciones: casi todas las chicas enloquecen con él, y entre los chicos parecía haber un concurso sobre cual tenía el cosplay más fiel a Liam.

Lo curioso es que Liam solo tiene una intervención como narrador, pero es tan encantadora que con ella fue suficiente.

 

Sin malditos teléfonos celulares

Algo que comparten Supersonic y Oasis Knebworth 1996 es la insistencia con la narrativa de que los mancunianos fueron “la última banda antes de Internet, las redes sociales y los teléfonos celulares”. Es comprensible, aun cuando no sea un comentario totalmente cierto.

Para no ir tan lejos, cabe recordar que en esos tiempos se compraban tiquetes por teléfono o haciendo fila en los puntos de venta designados. La consecuente espera e insistencia ante una demanda que era diez veces superior a la capacidad del venue en esas noches hizo de la presencia allí un golpe de suerte que solo se podía atesorar en la mente, no en un dispositivo.

Resulta una contradicción graciosa esa reafirmación de los tiempos anteriores a los smartphones y notar que en las salas de cine había personas grabando el filme (o pedazos de él) para la posteridad. Para ser justos, esos fragmentos ayudaron a recopilar algunas de las grandes frases que dejó el documental.

 

Lo que no contaron

Durante esas dos noches Oasis mostró en vivo dos temas nuevos que se incluyeron al año siguiente en Be Here Now. Se trata de “My Big Mouth” y “It’s Gettin’ Better (Man!!)”, que se pueden escuchar en la prueba de sonido pero no se mencionan como parte del setlist de la banda.

No es una sorpresa que no se mencionaran, pero se sabe que las dimensiones del concierto generaron dificultades en la experiencia del público, principalmente en el que estaba más alejado del escenario. A menudo el sonido no llegaba sincronizado con relación a lo que se veía por las gigantescas pantallas. Por supuesto, parece que no hizo mella en la experiencia, visto lo comentado por los fans.

 

Las frases de los fans

 

«Tener un tiquete era parte del concierto, de la experiencia. Era como Willie Wonka y el tiquete dorado»

 

«Trabajábamos en Pontins, Blackpool. Conseguí tiquetes de tren y viajé a Knebworth. No tenía hotel ni llevaba tienda de campaña, solo un morral pequeño con drogas y cervezas. Si lo harás, hazlo con todo ¿no?»

 

«La policía no podía creer cuán poca gente arrestó. Fueron como 10 personas o algo así. Fue extraordinario»

 

«En ese momento sentías que todo era posible. Era tomar toda esa época y ponerla en un solo día en el que todo era perfecto»

 

«No podías pedir un momento más perfecto. Era como si The Stone Roses le pasaron el relevo a Oasis (en referencia a la participación de John Squire tocando el solo de “Champagne Supernova”)» – Acto seguido, Noel responde con un «Nah, nosotros tomamos esa batuta en el 94 (en referencia al éxito de Definitely Maybe)»

 

Las frases de los protagonistas

 

«Del inicio hasta Knebworth, la velocidad y la escala fueron tales que tardé 5 años en captarlo del todo» – Paul “Bonehead” Arthurs.

 

«Tener a John Squire a mi lado, a mi izquierda, tocando una de nuestras canciones, fue alucinante» – Paul “Bonehead” Arthurs.

 

«No éramos geniales en nada, pero éramos más que la suma de nuestras partes. Y éramos sinceros. No puedes reunir a tanta gente en ese campo y seguir resonando 25 años después si no eres auténtico» – Noel Gallagher.

 

«Hasta la noche que escribí “Live Forever” éramos una banda decente de indie. A partir de esa noche supe que nos íbamos a convertir en la puta mejor banda del planeta» – Noel Gallagher.

 

«Fue un momento en el que estaba concentrado al 100% en escribir. Imagínate componer “Don’t Look Back In Anger” y “Wonderwall” la misma semana. La misma puta semana» – Noel Gallagher.

 

«No es casualidad que ese fuera nuestro punto más alto, porque era su punto más alto como cantante» – Noel Gallagher, hablando de Liam.

 

«¡No puedo creer que no hayamos tocado Rock N Roll Star!» – Noel Gallagher.

 

«Siempre me preguntan cómo fue Knebworth y siempre digo que no lo recuerdo mucho. Pero ver esta película me hizo recordarlo todo. Para mí, fue el Woodstock de los 90s ¿sabes? La unión entre la gente y la música… Es bíblico. Y nunca lo olvidaré» – Liam Gallagher.

 

 

 

[EN 7 FRASES] Oasis


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