Ya pasaron poco más de tres años desde que Aerofall debutó con su primer larga duración (homónimo), removiendo piedras en el camino y levantando un poco de polvo con sus pedales. Ahora, cerca del cierre del 2017 llegó su segunda ficha discográfica, FORMS, y la vena shoegaze vuelve a tomar el control.

Raspando tímpanos y torturando un poco sus pedales, los rusos le dan más intensidad a sus tracks, haciéndolos sentir más poderosos. Es algo así como The Stargazer Lilies o Lorelle Meets the Obsolete con anfetaminas; igual refugiados detrás de la bruma y sentados sobre algunas máquinas industriales con las que parecen tocar sus percusiones. Sin duda es un buen álbum para comerse en la noche cuando la fascinación por las distorsiones se apodera de los sentidos; es dinamita y melodía en buena conjugación.

 


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