Adrian Recordings, 2020

Calificación

Uno de los más grandes placeres de un melómano es descubrir una nueva banda con un sonido que lo cautive. El hecho por sí solo es todo un éxtasis, pero el imaginar lo que puede llegar después mientras más se investiga sobre este artista/banda e incluso anticipar sus próximos lanzamientos, se vuelve algo extrañamente adictivo. Este año entre muchos otros casos me pasó con Spunsugar, oriunda de Malmö, Suecia.

Hace unos meses el sello Adrian Recordings nos hizo saber que se traía algo entre manos con este joven trío, cuando compartieron su primer single de promoción, «Happier Hapyless» que fue amor a primera escucha. La primera impresión fue un acto de synthwave y electro-pop con reverb que lo mojaba todo, y unas melodías muy pegadizas con una resonancia melancólica que nos hacía viajar a los 90s en busca del dreampop/shoegaze más subterráneo. O dicho de otra manera, pues: fue como un encuentro entre Electralane con Broadcast mientras Lush los observa de cerca escuchando a My Bloody Valentine en su walkman.

Ahora que llegó Drive-Through Chapel y pude escucharlo en su totalidad, la satisfacción de haber destinado la atención a este LP debut tuvo su buena paga. Mi primera sorpresa amena fue darme cuenta que hay más shoegaze de lo que esperaba o de lo que quisieron mostrar al inicio. Los torrentes de ondas etéreas de esas guitarras bien conectadas que se deslizan en el aire son el sello distintivo de su sonido. Esto genera una atmósfera espacial también, ecoica y fría, como bien deben suponer. «Jawbreaker» así lo establece desde el inicio y conforme avanzamos en el tracklist otros títulos como «Time Enough at Last», «Run» o «Native Tongue» lo siguen confirmando. El pop se vuelve noise y viceversa. Pero también hay otros capítulos más fusionados (con algo de post-punk agregado se podría decir) que muestran una faceta más sofisticada e intelectual del grupo, como apostando por otros matices de colores escondidos entre la oscuridad. Estos ejemplos son «Video Nasty» y «Dial Up Tone» que nos llevan a un plano más introspectivo y sombrío. Bueno, ¿me creerían si les digo que suenan bien goth estas dos?

Para la recta final la energía se apodera de las bocinas cuando llega la poderosa «I Shouldn’t Care», con alma rocker y corazón noise-pop. Luego sale «Wishes» que limpia el polvo y avanza más limpia, aunque sus crujientes guitarras post-punk no cesan en el estribillo. La voz de Elin Ramstedt siempre sensual y surrealista le da esa flexibilidad a cada nota, por más que los instrumentos pretendan llevarnos a planos más tenebrosos en algunos momentos. Esta es una constante en toda la producción.

Y es que Spunsugar logró en Drive-Through Chapel tejer tan bien las texturas de tantos géneros afines y no tan afines, que la mezcla pasa desapercibida. Hay que poner mucha atención para descifrar cada elemento. El resultado a lo largo de 11 canciones se siente como un todo bien embonado, bien estructurado, y fluye en perfecta armonía. Increíble que al coquetear con tantos estilos exista un hilo conductor que nos haga avanzar en una sola línea y que el tiempo se nos pase volando entre nubes etéreas de ruido y reverberación. Los instantes en que cerramos los ojos para soñar son fugaces pero igualmente placenteros, así como el rato que los manteníamos bien abiertos tras cruzar las tinieblas.

Tracklist:

  1. Jawbreaker
  2. Happier Happyless
  3. Where You Run Through
  4. Belladonna
  5. Time Enough At Last
  6. Video Nasty
  7. Run
  8. Dial Up Tone
  9. Native Tongue
  10. I Shouldn’t Care
  11. Wishes

Me suena a: BroadcastVenera 4, Seasurfer

 

 

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