Joey Cobb y Katie Drew son White Flowers, esta hermosa banda nueva y oscura que más emociona desde la escena subterránea del Reino Unido. Su lóbrego sonido es también mágico, y en un manto casi celestial conjugan el ruido con melodías pegadizas de un pop que pasa por psicodélico constantemente.

Imaginen a Magic Wands y Pink Milk compartiendo versos bajo la luna etérea en un spot olvidado del mundo. Sus secuencias post-industriales y ese empuje avant-garde de sus canciones nos envuelven en una estética descomunal y nos reconforta en la soledad. El escapismo nos aleja de una realidad monótona y terrenal para abrirle las puertas a los sueños más románticos.

Otro de los atributos de este joven dúo es que sus composiciones tienen algo jocoso que se esconde discretamente entre notas, como para no dejarse invadir por el miedo o la inseguridad en la exploración de rincones inimaginables en el subconsciente. De esta forma, los vuelos son más placenteros y seguros, sin limitaciones ni horizontes que impidan el galope fantástico.


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