Eduardo Reck Miranda es un remarcable músico brasileño, especialista en las piezas de cámara. Sin embargo, en el ámbito científico es mucho más conocido por sus investigaciones que realiza en el Reino Unido (Centro de Investigación Informática Musical de la Universidad de Plymouth) desde hace varios años en el ámbito musical, precisamente: en su búsqueda por vincular las computadoras al ser humano con el fin de crear sonidos y melodías, teniendo como meta la sustitución de algunos instrumentos y comandos de voz por las órdenes emanadas de las ondas cerebrales. Así como lo leen.

Lo que cambió su vida fue, dice, conocer a un paciente que padecía de síndrome de enclaustramiento -una enfermedad neurológica que impide el movimiento voluntario de los músculos- lo cual le hizo pensar cómo sería si una persona con este tipo de parálisis (parcial o completa) pudiera crear música. Por eso, después de varios años de trabajo pudo inventó el aparato electrónico BCMI de interfaz musical cerebro-computadora, con el cual sus usuarios pueden hacer música usando sus ojos.

Este sofisticado aparatejo funciona de la siguiente manera: se conectan los electrodos detrás de la cabeza (nuca) para que el sistema, mediante un monitoreo de la actividad del cerebro, detecte hacia qué dirección se está dirigiendo la mirada. Esta información es proyectada en una pantalla que muestra iconos intermitentes que representan notas musicales, las mismas que puede ser elegidas con tan solo mirarlas fijamente. De esta manera, se pueden crear partituras con distintas selecciones en diferentes ritmos. Parece increíble, ¿cierto? Pero Miranda lo explica de la siguiente manera:

 

Nuestro cerebro produce electricidad todo el tiempo. Las señales puede ser débiles pero podemos amplificarlas y analizarlas. Entonces tenemos, por ejemplo, dos iconos en la pantalla: uno parpadea a 10 hertz y el otro a 15 hertz. Si nos fijamos en el de quince, podemos detectarlo… podemos detectar hasta ocho frecuencias en ese instante.

 

Hace algunos años, pude probar este método en un hospital de Lóndres con un paciente con parálisis, y él pudo reproducir música al mirar estos iconos. Las enfermeras y doctores de ese lugar me contaron que precisamente la interacción con la gente es una de las cosas que más extrañan los pacientes con parálisis. Y por eso hicimos este sistema. Quería crear algo para que esas personas pudieran componer música; proporcionar una voz para ellos.

 

Con el tiempo estas investigaciones han tenido eco positivo en el mundo científico, y Miranda ha recibido cada vez más apoyo económico para seguirlas desarrollando. No solo son las universidades sino también de organizaciones de ingeniería en Inglaterra las que financian el proyecto. Y aunque él mismo reconoce que meter en el mercado este hardware sería algo complicado -pues es bastante caro- con su equipo de científicos siguen perfeccionándolo cada vez más para ampliar sus aplicaciones y obtener aun mayores beneficios.

 

Paramusical Ensemble from cinema iloobia on Vimeo.

 

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