Después de revisar a fondo La historia del Shoegaze en 5 capítulos, nos dimos cuenta (o más bien recordamos) que la ola es muchísimo más rica de lo que muchos piensan, y a veces ocurre (como en todos los géneros) que existen bandas predominantes que acaparan todos los reflectores, dejando en las sombras a otros maravillosos proyectos que tienen que lidiar con el hecho de no ser los más «mainstream» dentro de una escena que de por sí ya es subterránea y no muy radio-friendly que digamos.
Listar 10 (+1) de estos subvalorados es un ejercicio necesario para exhibir la abundancia y calidad en este movimiento; y aunque estamos consientes de que más agrupaciones deberían aparecer por acá, no pudimos resistir las ganas de compartirles al menos estos nombres que consideramos merecen mucha más atención por sus aportaciones invaluables al género y que además nos enseñarán que no todo en este rubro es My Bloody Valentine, Ride o Slowdive:
10. Should
Desafortunadamente la revolución no le ha hecho justicia a la banda de Baltimore conformada por Marc Ostermeier y Tanya Maus. Merecen muchísima más atención de la que han recibido. Dentro del shoegaze, Should fue una de las propuestas más originales que hemos escuchado, con un sonido súper distintivo sobre todo si nos enfocamos en sus primeros trabajos por allá de la segunda mitad de los noventas: el LP Feed LIke Fishes (1998) y el compilado A Folding Sieve (2002) que fusionó su primer EP del mismo título (1995) con sus primeros singles y tracks inéditos (1995-1997). Ellos siguen activos pero a partir de este milenio marcaron un nuevo rumbo sonoro; son todavía una excelente banda con bellos álbumes pero dentro de un rubro musical distinto (indie pop; y ese por ahora no nos compete en esta nota).
9. Beliefs
Beliefs es una de las bandas shoegazers activas de la pasada década, y por consecuencia una de la que aún hoy seguimos escuchando (aunque ya cambiaron un poco de estilo). Su primer disco de larga duración, homónimo (2013) es una bella perla del siglo XXI y su registro quedará para la posteridad. En una escena más reciente que protagonizan bandas como Cheatahs, The Stargazer Lilies o Ringo Deathstarr, estos canadienses sin sufrir en lo absoluto se han mantenido a la altura y al nivel, y no le piden nada a nadie. Solo necesitan escuchar «Catch My Breath»… es un himno:
8. Pia Fraus
Pia Fraus se formó en Tallinn, Estonia a finales de los 90’s y fue en década de los 00’s que brilló con un shoegaze pop súper optimista y hasta cierto punto tierno (muy emparentado al indie pop), sin descuidar jamás el ruido, claro. Tomaron además influencias de otras bandas como Rocketship, Stereolab o The Pastels por lo que al escucharles a veces parece que el tiempo no pasa. Con los sellos Clairecords y Seksound han lanzado al menos tres LPs y tres EPs que le dieron vigencia al género mutado a nu-gaze en este milenio, por lo que la consideramos una de sus representaciones más importantes de la escena europea.
7. Resplandor
Perú es sin duda alguna la fábrica más prodigiosa de shoegaze en América Latina, y Resplandor (por la película de Stanley Kubrick) es una de sus más ensoñadoras y refinadas entregas de los últimos tiempos. A Antonio Zelada y Luis Rodríguez (que en diferentes etapas han compartido créditos con distintos compañeros como Henry Gates, Araceli Fernández o Bettine) no les tomó mucho tiempo en llenar el vacío que Silvania había dejado en su país después de su extinción. Y con los álbumes Elipse (2000) y Pleamar (2008) llamaron rápidamente la atención de bandas como The Radio Dept. y Mahogany, con las que giraron en más de una ocasión y lanzaron discos en conjunto; sin olvidarnos, claro, de Robin Guthrie (Cocteau Twins) que se convirtió en su productor y colaborador. Ellos fueron de seguir más la senda de Slowdive y Cocteau Twins que la de My Bloody Valentine o Ride, es decir, trascendieron por los ecos etéreos o cristalinos en sus cuerdas y no por ser tan ruidosos o distorsionados. Y la voz fantasmal y sofocada de Zelada se esconde en las espirales eléctricas del reverb y el delay en cada melancólica melodía.
6. Paul Baker (Skywave, Ceremony, Static Daydream)
Ahora les daremos un 3×1 al hablar del trabajo que ha realizado Paul Baker en las últimas décadas (la pasada y lo que va de ésta). Él es uno de los artistas más activos del shoegaze y desde que fundó su primera banda Skywave pasando por Ceremony hasta la más reciente Static Daydream prácticamente no ha dejado transcurrir más de dos años entre un lanzamiento y otro. Sorprendente, ¿no? Su ruido estridente y agresivo, dosificado en melodías pop nos hace remembrar a los primeros The Jesus and Mary Chain. De hecho, consideramos su primer LP Synthstatic (Skywave, 2004) como la perfecta continuación del Psychocandy (JAMC, 1985). ¿A poco no?
5. Starflyer 59
Esta es otra banda que si no la conocen y la escuchan actualmente, no creerían que alguna vez fue un icono del shoegaze, sobre todo en Estados Unidos. Ya hemos repasado algunas de las mejores canciones en su carrera y desde luego que muchas de las que elegimos se remontan a sus orígenes en los 90s. Los trabajos que editó la banda cristiana liderada por Jason Martin en aquel tiempo bebían de Ride, Swervedriver, My Bloody Valentine y Pale Saints, y es por eso que Silver (1994), Gold (1995) y Americana (1997) son álbumes imprescindibles en la historia de este género como pruebas de sus primeros vestigios en el continente americano. Los que amamos la música alternativa e independiente debemos preguntarnos: ¿Qué hubiera sido de los noventas sin SF/59?
4. Pastel Blue
Imaginen lo buena que debe ser esta banda japonesa que sin ningún LP ni EP lanzados propiamente, la hemos incluido en esta selecta lista sin pensarlo dos veces. Pastel Blue es una de las tragedias más lindas y fugaces del shoegaze, ya que la calidad de sus tracks es simplemente suprema pero (y aquí viene lo «trágico») fue muy corta su vida como agrupación que además se mantuvo con un bajo perfil. En su catalogo solo hay dos compilaciones, Blue Demos y Pastel Demos (ambos del 2010) y un split con otros colegas japoneses, Sugardrop, de título Eternity in Moment (2011). Pero con eso basta.
3. Air Formation
A pesar de haberse fundado a finales de los 90s, la historia de Air Formation se comienza a contar realmente desde su primer EP homónimo del 2000, antesala de su LP debut, Ends in Light (2002). Fue a partir de entonces que los ingleses se convirtieron en uno de los principales portadores de la bandera del shoegaze durante el nuevo siglo, respetando sus principios básicos sonoros y atmosféricos sin caer en la tentación del nu-gaze. La preservación de los ideales de su líder Matt Bartram (con una respetable carrera en solitario también) y su constante evolución como artista lo llevó con sus compañeros en 2007 a lanzar un poderoso y magistral álbum como clásico inmediato, Daylight Storms y posteriormente, en 2010, un magnífico sucesor, Nothing to Wish for (nothing to lose) antes de su primer gran receso que afortunadamente terminó en 2015 con un regreso en forma de EP llamado Were We Ever Here.
2. Secret Shine
Esta es una de las más hermosas joyas musicales que Sarah Records le ha entregado al mundo. Alguna vez en Tonevendor (senseis en el género shoegazer) afirmaron que Secret Shine (en sus inicios llamados Amelia’s Dream) era la perfecta definición de dreampop (o tal vez se referían a que así debería sonar el dreampop). Desde luego que hablaban de la primera etapa en su carrera que abarcó el disco de culto Untouched (1993), su extraordinario EP Greater than God (1994) o la imprescindible compilación After Years (editada en 2004 con sus mejores tracks de los noventas); lanzamientos que la posicionan como una de las mejores agrupaciones en la historia del shoegaze. Después de alcanzar su clímax, los británicos entraron en el exilio por unos años pero fue a partir de una catarsis emocional causada por la muerte de su baterista Tim Morris que en 2005 se reunieron para seguir haciendo ruido melódico a través de nuevos EPs y LPs.
1. Astrobrite
Muchos fans bien clavados del shoegaze podrían preguntarse si realmente Astrobrite es una banda «menospreciada» ya que cualquiera que haya repasado el ABC histórico del género o bien se haya adentrado en búsqueda de propuestas en los últimos años seguramente se encontró en más de una ocasión con el proyecto más opulento de Scott Cortez (el otro es Lovesliescrushing). Aun así, no estamos seguros si dimensionamos adecuadamente su trayectoria y aporte en la senda del pop frenético. Él ha estado ahí siempre, desde que todo inició, marcando demos y EPs en los comienzos de los 90s y girando/colaborando con bandas como Medicine, Auburn Lull o Spiritualized. Cuando el nuevo milenio llegó, la banda ya estaba en un siguiente nivel y alcanzó mejores matices en su producción por lo que comenzó a lanzar una buena cantidad de álbumes, uno tras otro, destacando Crush (2002, en el que rescató algunas de sus canciones de los 90s), Pinkshinyultrablast (2002), Whitenoise Superstar (2007) y Deluxer (2015); obras criminales capaces de dejarte sordo, tirado con una sonrisa en el rostro.
Scott es simplemente un genio de la distorsión y un hechicero del ruido. Si antes se han sorprendido por lo que Kevin Shields (MBV) puede lograr con un pedal y una guitarra desafinada, deberían intentar darle a este tipo un tubo de escape de un coche viejo mientras se sienta al lado de una locomotora oxidada que apenas puede andar y estamos seguros que crearía la melodía más dulce y desgarradora que sus oídos sangrados podrán escuchar. Hablar de Cortez y Astrobrite es admirar la cadencia del caos, la resonancia corrosiva y las cuerdas ácidas ejecutadas como pocos se atreverían a hacerlo.
+1. Sway
Y acá va nuestro «bonus track». A veces es difícil explicar cómo es que una banda como Sway con un solo EP de apenas cinco tracks, The Millia Pink and Green (2003) pudo llegar a ser tan importante para los estudiosos del shoegaze. El proyecto liderado por Andrew Saks (o ASAKS) era totalmente desconocido al momento de editar esta joya discográfica pero fue recibida como un clásico inmediato. Hubo incluso quienes en la prensa etiquetaron a la agrupación californiana como «los próximos Slowdive» y tal aseveración no estaba del todo desbocada en ese entonces. Años después la alineación se rompió y ASAKS se quedó a cargo en solitario, así llegaron más lanzamientos como un EP en 2006 y un LP en 2010 que aunque no fueron malos ni mucho menos, no impactaron de la misma manera. Y es que escucharles en esa primer mini disco fue como una experiencia surrealista, casi cósmica e incluso de purificación espiritual en baños helados de esa melancolía etérea tan adictiva en el dreampop.
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