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Hace unos días, el famoso festival musical Coachella anunció su nuevo line up para la edición que se viene en 2017. Como ha sucedido desde al menos 10 años atrás, estos carteles parecen que van dejando cada vez más que desear y el concepto del evento se aleja mucho de aquellos primeros años en los que se caracterizaba por ser uno de altísima calidad en cuanto a bandas alternativas se refiere (y que también se hizo buena fama por reunir a muchas agrupaciones ya separadas). Pero ahora no hablaremos a fondo de eso, pues hay un alboroto mayor que se deja ver en las redes sociales y no se trata precisamente del cartel recién develado.

 

La razón es totalmente «extra musical», y tiene que ver más con su organizador, el empresario Philip Anschutz. Resulta que hace poco se publicó a través de Afropunk información relacionada con su fundación Anschutz Entertainment Group (dueña de Goldenvoice que a su vez organiza el Coachella) y sus movimientos de financiamiento a distintas organizaciones que se relacionan con actividades políticamente no bien vistas, como lo son el activismo anti-LGTB, con aproximadamente $110,000 destinados a Alliance Defending Freedom, $50,000 a National Christian Foundation y $30,000 a Family Research Council; todo esto entre los años 2010 y 2013. También se hizo saber que desde el 2008 han donado $ 175,000 a la Fundación Mission América, cuyo presidente ha considerado públicamente la homosexualidad como un «desvío» o una «enfermedad». Además, todas las compañías que posee Anschutz se han opuesto a la ciencia climática, considerándola como teorías sin validez y de conspiración. Así que, como bien deben suponer, al poco tiempo las redes sociales explotaron con miles de asistentes de dicho festival mostrando su repudio e incluso considerando iniciar algunas acciones de boicot.

 

Por su parte, a los pocos días el propio Anschutz dio una entrevista para la Rolling Stone en la que habló del tema. Él dice que estas acusaciones son «basura» y «noticias falsas», y que si alguna vez hubo algún tipo de apoyo de sus compañías a las mencionadas organizaciones, desde ahora se encargará de que ya no sea así (insinuando que esto ya es cosa del pasado). Entre otras cosas, declaró:

 

Ni yo ni la Fundación damos dinero a ninguna organización con el propósito o la expectativa de que financie iniciativas anti-LGBTQ, y cuando ha llegado a mis manos o a las de la Fundación Anschutz que ciertas organizaciones que apoyan tales causas han sido financiadas, hemos cesado inmediatamente todas las contribuciones a tales grupos.

 


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