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fotografía: Nydia Valerio

Con una actitud jovial y la seguridad de quien hace algo que le llena, la banda chilena Trementina se presentó hace poco en la Ciudad de México en el festival Nrmal de este 2017. Al frente de un público sustancioso y que con interés los miraba, estos chilenos ofrecieron un show divertido en que robaron oídos y corazones. La vocalista Vanessa Cea se mecía suave e inocentemente al seguir el ritmo y deleitarnos con melodías dulces. Sus compañeros la escoltaban dando forma a un sonido que iba del shoegaze al dreampop y que provocaba el meneo de pies y cabezas.

Ya en otro escenario, en una tienda de vinilos y con cerveza en mano, Vanessa y Andrés Yañez (baterista) respondieron unas preguntas para nosotros y nos contaron acerca de su nuevo material, el camino que iban a tomar después de su prematuro éxito internacional, la integración de un nuevo baterista y su entrada a Burger Records.

 

¿Cómo fue el proceso de grabación de su nuevo álbum, 810?

Vanessa: Nos encerramos. Nosotros somos de Valdivia, doce horas al sur de Santiago, y nos encerramos en un pueblo. Bueno, ni siquiera en un pueblo, cerca de un pueblo que queda como hacia la montaña. Era una casa de campo, no tenía nada alrededor. Para componer el disco nos llevamos todas nuestras cosas. Íbamos a componer y grabar porque ya era hora de sacar un disco. Y bueno, nos pasamos ahí tres meses, con lluvia,unas tormentas horribles que hacían que la casa temblara. Y aparte estábamos pasando por un proceso de reformación, por decirlo así, estábamos en un momento en que nos decíamos “vamos a sacar nuestro primer disco, platiquemos cómo queremos sonar, quiénes queremos ser, qué es lo que tenemos que mostrar”.

Andrés: Sí, el batero como que no llegó. Yo soy batero nuevo, llegué después de que terminaron de hacer el disco. Una vez que ya no llegó replantearon todo el orden de hacer las cosas. Y se centraron más en agarrar frases y melodías, y decir “vamos a trabajar con esto, vamos a mejorar esto y vamos a embellecerlo. Vamos a hacer una estructura en parte a pequeñas notas, muy sueltas”.

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¿Cómo se refleja esto en sus shows en vivo?

V: Cambiamos mucho. Decidimos cambiar esa agresividad que tenía nuestra música, como dejarte como atontado y quisimos hacer una cosa un poquito más buena onda con las personas. Para que las personas pudieran ir y pudieran disfrutar la música tanto como nosotros. Nos dábamos cuenta de que en el shoegaze es como que para que la gente se atrape en sí, en vez de estar interactuando contigo.

A: Ahora la gente viene y baila un poco. Ahora lo que queda es un show en vivo que pasa por distintos matices como desde un lugar bailable, un poco más bajo, canciones del nuevo disco que son intensas, mucho más rápidas, y los temas antiguos son los que a toda la gente que sigue a Trementina les gusta; entonces el show en vivo es muy diverso.

 

Nos dábamos cuenta de que en el shoegaze es como que para que la gente se atrape en sí, en vez de estar interactuando contigo.

 

¿Quién escribe las letras? ¿De qué van?

V: Yo. No sé, es un poco difícil eso porque yo estoy reloca, ¡soy una loca de mierda! (risas) Soy bien inestable, entonces de repente pasa que yo ni siquiera sé qué fue lo que hice, qué fue lo que escribí. Muchas de las letras anteriores, eran cosas que se me ocurrían en el momento, veía que los chicos estaban tocando y yo iba como armando frases según como me estaba sintiendo.  Hay una canción que era de un chico en los ácidos, cosas así (risas). Si estoy enojada hay unas canciones que son más agresivas, por ejemplo cuando estaba indignada de por qué la gente no me permite ser una puta,  ¿¡por qué no!? ¡Tengo derecho a usarlos como yo quiera! (jajaja) También hay otras canciones de cuando estuve muy enamorada. Antes, cuando empecé a hacer música me daba como mucha aprensión el hecho de que yo sentía que me podía desligar de lo que estaba haciendo, que la gente tuviera como una puerta a mi vida, una puerta hacia mí, que incluso a mí misma me costaba abrirme.

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El arte del álbum es muy especial, como que representa mucho la personalidad de la banda ¿Quién estuvo a cargo?

V: Por lo general como que yo hago estas cositas. Siempre es como un poco mi deber.

A: Ella es la que estudió arte, !Tú estudiaste arte, tú haces el arte! (risas).

V: ¡Pero ni siquiera terminé, es como que sé dibujar nada más! (risas) Pero ahora en el último disco estamos contando con más gente que nos está empezando a ayudar. Yo quería hacer un vinilo holográfico pero era demasiado complicado como mandarlo a imprimir y todo el show, así que fue como de “¡Ya! Saquemos la foto, como una purpurina y solucionémoslo” (risas).

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Escucha 810 en su totalidad

 

¿Cómo fue el acercamiento con Buger Records?

V: Hubo un tiempo en que nos empezamos a desesperar porque dijimos “llevamos tres años tocando y no tenemos un sello grande”. Mandamos muchos mails, queríamos estar en Burger pero no nos pecaron y claro, les llegan muchos mails. Y pasa que tocamos el año pasado en un festival que se llama En Órbita y resulta que llevaron el stand de Burger Records y nosotros tocamos como “la primera banda”. Había muy pocas personas mientras tocábamos y ¡puta!, empezamos a tocar y Sean, que es el dueño del sello, dejó botado el puesto y estuvo ahí parado todo nuestro show. Como sabíamos que él iba a estar, el día anterior nos había llegado el texst pressing del vinilo que íbamos a lanzar y no teníamos carátula ni nada, entonces los chicos le hicieron como una manualidad y dijimos “ya, vamos a regalárselo a él para que nos escuche” porque era como nuestra prueba, como algo especial. Y ya, terminamos de tocar, él llegó y nos dijo “chicos, ¿qué van a hacer ahora?” y nosotros “nada, vamos a dejar nuestras cosas” y respondió “bueno vénganse, fumemos un caño y conversamos”. Habíamos quedado que íbamos a lanzar un cassette solamente pero cuando hicimos el disco nuevo se lo mandamos y dijo “¡Está increíble! Hagámos un full release!”.

Y ya por último, de una manera muy personal, compártannos: ¿qué hace especial a este nuevo material?

A: Yo soy productor musical e ingeniero de sonido, entonces me llama mucho la atención la mixtura de los bombos, cómo se mezclan; las guitarras, sus efectos del distorsión son muy extraños. Entonces como que yo sigo mucho eso y cada vez que lo escucho descubro nuevos sonidos, eso es muy particular. La voz de la Vane la encuentro muy similar a los discos anteriores pero por lo mismo me encanta. Esas baterías nunca las vas a escuchar en otro álbum, creo que la hizo una persona que no tocaba la batería y fue un experimento muy bacán.

V: Para mí es más especial por el hecho de que la banda es una cosa súper importante en mi vida si no es que lo más importante, y como fue un proceso de reformulación completo, aprendimos a crear y a dejar pasar cosas. Sobre todo yo, con muchas cosas que quería mantener y los chicos me decían “ya Vanessa, supéralo, eso de las canciones anteriores ya fue” y yo así de “¡no, yo quiero que esto esté!” (risas). Entonces siento que el disco es eso, el reflejo de un crecimiento personal y creativo.

Como sonido me gusta mucho que hayamos logrado como ese equilibrio entre ruido y pop. También el poder equilibrar ese sonido noventero-ochentero en algunas canciones, con una cosa muy actual, como que ya estábamos aburridos que nos ubicaran tan atrás en el tiempo, o sea, queríamos llegar al 2017 y siento que nos pegamos al viaje espacial y lo hicimos.

 

 

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