Desde el momento en que un sello como Club AC30 firma una banda, hay que tenerle especial atención sobre todo si se consideran fans y conocedores del buen shoegaze (¿Air Formation les suena familiar, por ejemplo?). Fue por eso que desde hace unos meses prendimos el radar con Flyying Colours que anticipaban un poderoso álbum debut lleno de actitud, tal y como lo podemos confirmar hoy.

Los australianos hacen un buen shoegaze, con mucho músculo y vigor, de entretenidas percusiones y de suspiros noventeros que consienten al corazón. Es ruido en melodía con una abrasiva instrumentación que los pone en un lugar especial en donde compartirán escuchas con bandas como Cheatahs o Beliefs. Y por eso es que recomendamos su primer LP, Mindfullness:

Lo mejor de la producción es el cambio constante de intensidad, como un combate leal y a mano limpia entre el rock garage de apasionada distorsión y moderadas explosiones con el pop más empalagoso y divertido del indie (casi dreampop). En este segundo rubro, la banda australiana parece ofrecerle guiños a The Pains of Being Pure at Heart con frescas composiciones y etéreas cuerdas afiladas que abrazan una elegante poesía adolescente. Canciones como «1987», «Morning Stoner», «Mellow» (de lo mejor) y «When» así lo ejemplifican:

En fin, tenemos como producto final un álbum súper completo y equilibrado, lleno de matices sonoros interesantes. Nunca aburre. No deprime. Tampoco se siente que es demasiado cuando nos propone que acompañemos algunas secuencias melódicas con los golpes de nuestras palmas. Flyying Colours se presentan oficialmente a la escena como unos buenos hechiceros del pedal, con un potencial increíble aun por explotar. Son desde ahora dignos portadores del estandarte shoegazer:

 


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