La veterana banda australiana/neo-zelandesa, Crowded House regreso a las andadas hace unas semanas con una nueva ficha discográfica de larga duración, intitulada Dreamers Are Waiting.

 

 

 

Y aunque estas 12 nuevas rolas no nos remontan directamente a un referente cercano en el sonido del grupo en el pasado, ese pop nítido y de melodías menos pegadizas de alguna manera suena familiar en los oídos de sus fans. Una colección sólida y bien consistente, con puntos más altos que otros, como es normal, y un trabajo de producción muy profesional. La amalgama instrumental es otro punto a favor para aquellos que gustan de elementos convencionales del indie y el britpop, ofreciendo un vaivén de sintetizadores y cuerdas electroacústicas bien adheridas al luminoso timbre de voz de Neil Finn.

 

 

 

Ciertamente no es álbum que rebasa los parámetros de lo convencional, pero tampoco falla. Va a ser difícil encontrarle un hilo conductor dentro del basto catalogo de la agrupación, por lo que esto puede ser descrito como el siguiente paso en una era totalmente diferente, después de un largo hiato en el que muchas cosas debieron cambiar no solo en la mente sino en la forma de hacer música para estos señores. Este set es fiel reflejo de ello y además ayudará a atrapar a nuevos fans más jóvenes. No muchos, pero algunos sí.

 

 

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