Saint Marie, 2017


Acá en Sound & Vision no hay nada que no se haya dicho antes sobre Secret Shine y su importancia dentro de la historia shoegazer, a pesar de no recibir allá afuera los méritos que realmente se merece, siendo una de las bandas menospreciadas del movimiento pero, irónicamente, también una de las mejores en peldaños inalcanzables para muchos.

Pero eso no significa que tenga yo que echarles flores siempre sin importar que desde hace muchos años hayan cambiado sus matices sonoros y hasta conceptuales; como tampoco significa que tenga que criticarlos negativamente solo porque sí. Así que seré franco: There Is Only Now es, sin duda, el disco en todo su catalogo más difícil de digerir para mí (que me considero fan acérrimo de los británicos). Y desafortunadamente, al final el balance general me lleva a campos más negativos que positivos, que también los hay.

Comenzaré por la condición que más ha llamado negativamente mi atención y que seguramente todos detectarán a primera escucha. Me refiero a su nitidez sonora en el trabajo de producción. ¿¡Qué onda!? Estas canciones, todas, parecen versiones de demos a medio pulir (de hecho hay demos que se escuchan mucho mejor), o versiones inacabadas y grabadas con la peor tecnología del mundo. Y es una pena porque realmente se puede hasta oler una rica cadencia que nos remonta a los mejores momentos de Secret Shine en los 90s, llena de dramatismo, melancolía y romanticismo al tope. Pero en serio, la transparencia sonora es prácticamente inexistente; y no me refiero a una propuesta lo-fi de «suciedad» típica en el shoegaze. No. Hablo de un timbre prácticamente inaceptable en una banda de esta categoría. Vaya, ni los arpegios de guitarra se pueden escuchar claramente.

Es por eso que, como decía antes, las armonías más afortunadas no pueden valorarse como debería, tales son los casos de la emotiva «All In Your Head», la aventurada «To the Well» o la cinemática «Snowglobe». Ya ni hablar de otras piezas que prometían ser emocionantes con sus explosiones eléctricas como «Drift Away«, o más inteligentes con brillantes synths (que al final, por el mismo defecto de producción, ni brillan tanto) y ese buen cruce de voces en los estribillos como «Things I Said». No puedo dejar de imaginar qué hubiera sido de estos temas con otra calidad en su resonancia. Estaríamos contando una historia diferente y más amena.

Ni hablar. Seguramente algunos defensores abogarán por la audacia de la banda en haber intentado algo «rarísimo» y diferente, súper experimental y cosas así por el estilo. Otros quizás dirán que fueron al límite y quisieron sonar más garageros, sucios e independientes que todo aquél que lo haya intentado antes. Pues si fue así, el experimento se les salió de control y lo que lograron fue sonar como unos aficionados sin un solo centavo invertido. Hay muchos nombres en la escena que han probado lo mismo, así, al límite, y lo han logrado incluso con mucha clase. Si no lo creen, volteen a ver los primeros trabajos de Starflyer 59 (que parecían devenir de un polvoriento pero finísimo vinilo), más recientemente a Salvia Palth o por siempre a Astrobrite. Y esos son tan solo unos pocos casos. Y en verdad me duele caer en estas comparaciones para demostrar un punto, más cuando se trata de Secret Shine, una banda que realmente amo y que sin ella no podría entender mi educación en el shoegaze, pero… supongo que no siempre iban a sonar genial.

Al menos siguen sintiéndolo al momento de armar melodías con alto poder emotivo. En eso sí hay que darles crédito.

Tracklist:

  1. Burning Stars
  2. All In Your Head
  3. Dirty Game
  4. Drift Away
  5. To the Well
  6. For You
  7. Snowglobe
  8. Falling Again
  9. Things I Said
  10. Make Me You

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Me suena a: Cheatahs, Voices from Deep Below, Power Pyramid


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