Curses, con residencia en Berlín, Alemania acaba de lanzar su más reciente producción discográfica, intitulada Incarnadine: una colección de 10 vigorosos tracks que parecen retomados del sountrack un filme goth de los ochentas, con su trama sucediendo en un club nocturno y una pista de baile solitaria.

Este es el segundo disco de su palmarés, y llega con un poco de retraso debido al ya-saben-quién de los últimos años. Pero aquí está. De acuerdo a su comunicado oficial, esta obra conceptual del músico, DJ y productor trata de «un dialogo entre nuestro interior y el exterior, y el romance de la eterna e inmortal existencia». Luego él mismo destaca su primer single -y la rola que abre la placa- «Miriam», como el vampiresco resultado de un momento de inspiración tomado del libro The Hunter de los años 80s, precisamente. Pero sería un error decir que esta es la única pista que vale la pena aquí, porque realmente estamos frente a un álbum bien ensamblado y en el que no sobra absolutamente nada; no encontramos desperdicio entre sus líneas poderosamente sintéticas de resonancia.

De repente parece un vaivén entre percusiones techno y ritmos tribales, en otros puntos parece más que vamos volando o, cuando menos deslizándonos sobre terrenos industriales bien lisos, nítidos. La sensación de estar siempre en movimiento y con estructuras complejas nos mantiene siempre ocupados, atentos a las secuencias que aunque no son del todo sorpresivas, sí estimulan nuestra mente en su atención. Las guitarras también juegan un papel importante en el disco; a veces muy suaves como pequeños destellos de luz entre las sombras, y luego más crujientes y atmosféricas en modo de ruido fantasmal para hacer bailar a los seres de la noche.

Al final, esto parece un sueño misterioso en el que John Carpenter se encuentra en una discoteca abandonada con The Sisters of Mercy, dialogan con unos tragos sobre el futuro de la música gótica y más adelante experimentan con nuevas etiquetas musicales para hacernos danzar mientras caemos de pereza. Más que un disparate, es un trance controlado.

 

Te recomendamos:

[RESEÑA] Micropolis – Blurred City Lights