Imagina un avión cayendo en cámara lenta hasta estrellarse en un concierto de Beethoven… Así suena MONO, una de las agrupaciones más dramáticas, intensas y conmovedoras de la escena post-rock y la música orquestal de los últimos tiempos. Porque su espectro sonoro va más allá de la épica instrumental y la simple distorsión: es una experiencia emocional total, con la que cada crescendo, cada silencio y cada explosión nos lleva a los límites de la belleza y la devastación.
Cuando Takaakira "Taka" Goto (cerebro y guitarra), Hideki "Yoda" Suematsu (guitarra) y Yasunori Takada (bataca) formaron la banda en Tokio a finales del siglo XX, pocos supieron que se habían puesto los cimientos de una nueva manifestación sonora que amalgamaría la melancolía y el caos como pocos actos musicales lo han hecho. Tomó tiempo para que definieran su estilo, cierto, pero con la incorporación de Tamaki Kunishi (bajo) poco a poco fueron estableciendo sus propios fundamentos y esclareciendo su cosmovisión artística, la misma que los llevó a navegar por detonaciones de noise sinfónico e interludios profundos con los que nos contaron historias trágicas y e inspiradoras sin decirnos una sola palabra.
Luego, ya con buen tramo recorrido y una reputación de la banda ganada a pulso, llegó Dahm Cipolla como nuevo máster de los ritmos, y el sonido cobró un nivel de fuerza distinto. Lo que nunca ha cambiado en el grupo es la constitución esencial de sus composiciones, basada en los duelos abiertos de luz y oscuridad, de fragilidad y furia… Siempre con la inigualable técnica del uso del trémolo que lleva el eco de sus guitarras reverberadas a un nivel sensacional, simulando cientos de violines eléctricos ejecutados de manera catártica.
Con MONO, el ruido nunca ha sido violencia, es más bien armonía desbordada y purificadora. Los japoneses (hoy en día con baterista norteamericano) transforman la sensbilidad de la música clásica en una experiencia rockera abismal, en la que todo el esplendor alcanza punto más alto justo antes de estallar…
1. Karelia (Opus 2)
Under the Pipal Tree LP / 2001
En sus inicios, MONO tenía claro la senda: el post-rock; y el método: el instrumental. Solo faltaba la definición de un estilo propio. En sus primeros EPs y LPs, el grupo estaba inmerso en esa búsqueda y, mientras solidificaba sus crudos instrumentos, emergían espirales de energía eléctrica con ráfagas semi densas de viento que se traducían en melodías más envolventes.
Temas como "Karelia" son indicios de esas catedrales de emociones que se estaban formando de a poco en la mente de estos músicos en su juventud… De repente ya podían manipular sus tormentas.
2. Mere Your Pathetique Light
Walking Cloud and Deep Red Sky, Flag Fluttered and the Sun Shined LP / 2004
Uno de los puntos más introspectivos dentro del colosal álbum Walking Cloud. Es como una vela solitaria que persiste ante las avalanchas de viento y electricidad. Los asiáticos siempre se guardan tracks de calma y suspiros en todos sus discos, a veces con el piano liderando el trance, otras veces con sus delgadas cuerdas eléctricas marcando el paso lento, y regularmente valiéndose de violines o cellos que ya empezaban a utilizar en este punto de su carrera.
"Mere Your Pathetique Light" es post-rock que no grita, pero duele igual de fuerte que te abraza: sus melodías irradian nostalgia oscura que reconforta y cada una de sus notas repetidas es consuelo luego de la devastación.
3. The Flames Beyond the Cold Mountain
You Are There LP / 2006
Para estas alturas (mitad de la primera década del milenio), Taka Goto y compañía ya estaban encontrando ese sonido que los definiría por completo. Lanzaron un álbum grandilocuente y viceralmente conmovedor, con canciones tan dramáticas como titánicas.
"The Flames Beyond the Cold Mountain" es una solemne oda a la melancolía dentro de una gran explosión en el vacío. Cada una de sus notas crecientes representa una clase magistral de tensión y desgarro en cámara lenta, como si el eco de todo lo perdido se tomara su tiempo para aplastarnos.
4. Pure As Snow (Trails Of The Winter Storm)
Hymn to the Immortal Wind LP / 2009
Casi todos los fans estarán de acuerdo en que El himno a la inmortalidad del viento es la máxima obra maestra de esta banda. Con ella, no hubo mejor manera de cerrar una década gloriosa para el post-rock, ni un mejor registro para sellar el sonido de MONO en su máxima expresión. Indagando en las dualidades de violencia y la belleza, ruido y silencio, y de alivio y dolor, editaron algo más que un álbum: todo un códice sagrado para los amantes de la música clásica contemporánea hecha con ruido, distorsión y pasión.
"Pure As Snow" es de lo más crudo y catártico de esta producción (a cargo de Steve Albini): el caos nunca fue construido con tanta meticulosidad y paciencia.
5. Dream Odyssey
For My Parents LP / 2012
Siguiendo la misma línea orquestal y neoclásica, llegó For My Parents en 2012 y se convirtió en uno (el primero) de los "discos blancos" de MONO; ya saben, esos que suelen ser más limpios o nítidos – y hasta cierta manera tiernos- que toda agrupación de gran trayectoria debe tener. Fue un trabajo muy íntimo, dedicado precisamente a los padres de cada integrante de la alineación.
Por eso, temas como "Dream Oddyssey" son más contemplativos y menos demoledores; son como cartas instrumentales de gratitud y ceremonias sonoras de reconciliación.
6. The Last Dawn
The Last Dawn LP / 2014
The Last Dawn es otro de los álbumes "blancos", pero este tiene sus matices, ya que forma parte de un experimento que se empareja con su disco par, Rays of Darkenss, que por otro lado es de lo más bizarre y denso que han hecho. Entonces fue algo así como la luz y la oscuridad en un encuentro frontal, y de esta colisión salió el tema homónimo de esa primera parte del doble lanzamiento.
Fue una de las últimas grabaciones de Yasunori en la batería. Es especial por la simpleza aparente de sus ritmos en la parte final, pero con un poder de sometimiento total. No son los toms, el bombo ni las cajas, sino los platillos los que se destacan más que nada con esos golpes que alcanzan el alma, mientras las guitarras garigoleadas y los garfios melódicos de Taka y Yoda van moldeando el viento a su favor.
7. Meet Us Where the Night Ends
Nowhere Now Here LP / 2019
Después de la salida de Yasunori, llegó Dahm Majuri Cipolla como oportuno y revolucionario reemplazo. En el elepé Nowhere Now Here encontramos, además del uso más pronunciado de la electrónica, una dinámica diferente en la batería y sus ritmos: un timbre más directo y los redobles retumbabando con más potencia.
"Meet Us Where the Night Ends" es una canción que desde su título te ubica en un escenario crepuscular, en el que las luces que iluminan las siluetas rondantes no solo son las artificiales de una ciudad horrorizada, sino también de las llamas que surgen de un acontecimiento catártico que merece ser musicalizado con guitarras espectrales.
8. Time Goes By
OATH LP / 2024
OATH es uno de los discos más luminosos en el repertorio de los nipones. Su marca conceptual fue el tiempo limitado que tenemos los seres humanos en esta vida (abordado con optimismo), por lo que encontramos ahí temas con más corta duración de lo acostumbrado, y con títulos que nos sugieren lo apremiante de nuestra existencia. En "Time Goes By" los arreglos sinfónicos revisten de seda este tributo a la nostalgia y el júbilo, como si fuera al mismo tiempo una mirada resignada y positiva hacia la luz del umbral al final del camino.
9. Burial at Sea
Hymn to the Immortal Wind LP / 2009
Una elegía instrumental que se construye entre la calma abisal y el estallido emocional que avanza como una marea lenta: inmensa y desgarradora. Los violines y los trémolos de bajas temperaturas son la marca registrada de este réquiem, y esos tambores cimbran toda la tierra hasta agrietar aun más los abismos. Es una de sus composiciones más poderosas, no solo por su peso instrumental, sino también por lo que proyecta: el hundimiento total para conocer las raíces de la belleza que duele poco antes de que se vuelva melancolía abrasiva.
Solo Taka Goto y compañía son capaces de sonorizar un sepelio así, entre las olas, como un rito con el que se celebra la vida y la muerte enfrentadas a duelo abierto bajo un diluvio.