Club AC30

2024


  • Con este título homónimo y apenas ocho tracks, la banda se reafirma más madura que nunca, como viejo lobo de un mar cuya tempestad doman con sus celestiales y oníricas ráfagas eléctricas a placer.


 

Parece que seis años se pasaron volando con Air Formation desde su último disco de estudio (Near Miss) y, antes de ese, otros ocho años se esfumaron en la pausa más larga que se otorgó esta gran agrupación británica, todo un referente de la nueva ola del shoegaze del nuevo milenio que, en un tiempo en el que muchos músicos de nueva generación mutaron el sonido al denominado nu-gaze, estos chicos también abanderaron una evolución interesante pero a su propio modo, respetando los principios más básicos del movimiento.

Ahora, los comandados por Matt Bartram están de regreso como lo prometieron a inicios de este año, con un álbum homónimo (o sin título) que se compone de apenas ocho temas que son suficientes para dejarnos un fascinante sabor de boca a todos los amantes del ruido armónico y la melodía de un caos ordenado, como el que estos señores nos han ofrecido por tantos años bajo un manto etéreo, sin claudicar en su cosmovisión artística, solo transformándola discretamente.

La odisea comienza con «Pressure Drop», un imperturbable track que suena sofocado, como si en frente de toda su instrumentación se posara una gigantesca capa de bruma que apenas nos deja contemplar sus refinadas texturas que, además, se esconden detrás de un ruido sordo. La voz de Bartram apenas es audible pero eso está bien, como sabemos, es parte del encanto en la abstracción lírica y vocal de este grupo. Entonces son las guitarras húmedas y cristalinas, muy del estilo dreampop y tal vez las más notorias de AF en ese sentido, las que rompen con esta capa, formando agujeros por los que salen sus destellos de luz que anuncian el arribo de algo fantástico.

«Only So Much Light» no es muy diferente a la anterior en cuanto a resonancia. Aquí encontraremos esa mezcla sentimental tan característica de los ingleses, con la nostalgia y la añoranza abrazándose con el romanticismo. Además, en este punto del disco ya nos damos cuenta que el timbre de la batería está deliberadamente retraído en un nivel más atrás o debajo del resto de la instrumentación, como si se le asignara la tarea de acompañamiento y de la creación rítmica que apenas nos empuje a la contemplación de un todo perfectamente ensamblado.

Luego aparece «Finding Gravity», el single oficial que ya habíamos degustado meses atrás. Y sostenemos lo dicho la primera vez que lo escuchamos: representa en Air Formation una faceta un poco más cinemática, con escaladas de intensidad súper bien manejadas y un sonido que saluda a la psicodelia con cierto frenesí. Inmediatamente después llega «I Don’t Want to Talk», que es pura aleación de viento y ruido igual de sofocada que en los primeros tracks del elepé; y es también de ese tipo de canciones cuyos riffs son tan poderosos que su estribillo funciona mejor de manera instrumental, conectando más fuerte con las emociones. Es perfecta para planear con la luz del día que se comienza a despedir, en ese momento en el que parece que los cielos sangran para luego teñirse de sueños púrpura que descifrarán una noche llena de misterio.

Más adelante empieza a sonar «Crashing Out», con unos rasgueos de guitarra que recuerdan mucho a aquellos días de Ends in Light (2002) o Stay Inside/Feel Everything (2004), sin embargo, el registro más discreto de sus percusiones pronto nos sitúa en esta nueva etapa de la agrupación, con música del mismo aplomo pero con una contemplación mayor hacia los cielos más distantes de los suelos que pisamos. Casi igual se siente «The Day After Day», otro de los escenarios sonoros irreales que parecen recorrerse frecuentemente de ahora en adelante, dándole al dreampop su armadura más eléctrica o bien, otorgándole al shoegaze más blandura y delicadeza. Es equilibrio excelso.

Lo que pasa después con «Sparks Die» sí es una amena sorpresa aunque no del todo es extraño ni raro. Esto es así porque la guitarra acústica es la protagonista instrumental de esta emotiva balada agridulce, y tal vez nos remonta a «Adrift» (Daylight Storms, 2007) en ese sentido, por la fusión electro-acústica de sus cuerdas, pero en esta ocasión el eco acústico resalta mucho más, sobre todo en la parte inicial, antes de que el cúmulo de energía eléctrica crezca y lo envuelva todo.

Por último, el telón se cierra con «The Final Wave», tal vez el corte más dramático y oscuro de la producción, de un estilo más estelar que también lo convierten en el track más pesado. Es de ese tipo de composiciones que incentivan la observación de las estrellas que brillan lejanas en un cielo que se percibe frío, en la soledad, mientras las dudas y las reflexiones se toman de la mano para fugarse de la mente en un estado de trance total.

De esta manera, Air Formation firma un álbum mucho más contemplativo y etéreo, de adrenalinas y emociones contenidas. Con este título homónimo y apenas ocho tracks, la banda se reafirma más madura que nunca, como viejo lobo de un mar cuya tempestad doman con sus celestiales y oníricas ráfagas eléctricas a placer. Apelando por el menos es más en los decibeles y presumiendo un tacto perfecto en el sentido melódico, han demostrado que la intensidad no precisamente está relacionada con la fuerza o el peso de su sonido, sino con el saber encontrar el spot perfecto dentro de esa aleación de viento y electricidad que, me atreveré a decir, cabalgan como nadie en la actualidad. Y es que el ruido nunca ha sonado tan ensoñador y purificador como con este grupazo.

TRACKLIST:
  1. Pressure Drop
  2. Ony So Much Light
  3. Finding Gravity
  4. I Don’t Want to Talk
  5. Crashing Out
  6. The Day After Day
  7. Sparks Die
  8. The Final Wave

Me suena a:

Lesser Care

Blur Beside You

Cassetes On Tape