Después de más de una década y varios años de cambios en lo político y social, el regreso de un ícono musical transcribe un cúmulo de letras sobre escenarios distópicos en una amalgama de sonorizaciones fascinantes.
John Davis Cale, a sus 81 años, mantiene una fragancia viva, inspiradora, y quizás sea contradictorio decirlo pese a un álbum con temática desolada, sin embargo, el regreso de una leyenda con un peso soberbio suele verse en ocasiones con una compasión condescendiente. Qué cinismo pensar que un artista pueda estar caduco cuando su lote aún mantiene una firmeza tan clara para seducir los oídos bajo contrastes atemporales. ¿Quién diría que un músico a una edad plena, siga tan vigente como el vino que se añeja para darle más concentración a sus notas de sabor?
Desde la Velvet Underground el galés demostró un interés en las composiciones que disrumpían con el esquema de lo normal y el mismo escepticismo de Lou Reed; aquel chico de rasgos prominentes que tocaba la viola; el artista que creó puentes entre la música vanguardista occidental y la escena del rock & roll estadounidense; ese compositor que atrajo un movimiento y quien fuera una figura clave para el desarrollo en la producción de la escena con bandas como los Stooges, Patti Smith, Modern Lovers, entre otras. Del art rock al drone, del clásico al avant – garde, de la electrónica a lo experimental; contrastes que se aventuran a la búsqueda de una identidad genuina que Cale vislumbra ante una mirada sofisticada.
MERCY llega en un momento tormentoso del siglo XXI, en un 2023 que inicia con altas crisis e inflaciones y en el que las esperanzas de una juventud se ven agotadas; no obstante, el galés crea una retórica que se mimetiza con los dramas generacionales, socio-políticos y contextuales. La profecía de Cale no estaba equivocada cuando se gestaban los primeros escritos y grabaciones que le dieron forma al álbum. La acumulación de ello eran las observaciones de una sociedad que se adentraba a un escenario distópico desde las políticas de Trump, el Brexit, los extremismos de derecha, hasta los efectos del Covid. El mundo enfermo y triste dejó que Cale creara una poesía para filtrarse en sus líneas compositivas para esta décimo sexta entrega.
El álbum abre con un suave compás, un sonido diseñado a partir de capas electrónicas envolventes a cargo de Laurel Halo. El track con el mismo nombre del LP es la antesala con la que Cale muestra una paleta de sonoridades a partir de colaboraciones finísimas; un cartel digno de reconocimientos con las que el genio hace presencia bajo los registros de nombres como Weyes Blood, Animal Collective, Sylvan Esso y Atress, entre otros, y ninguno que lo eclipse o intente hacerlo. Algo que es bastante obvio en este trabajo es la presencia latente de paisajes electrónicos humanizados que, a diferencia de álbumes pasados, le dan un sentido de contemporaneidad, de ese pop de avanzada sutil para escuchar. Tracks como: «MARYLIN MONROE´S LEGS (beauty elsewhere)», «TIME STANDS STILL» y «THE LEGAL STATUS OF ICE» son ejemplos de ello.
«STORY OF BLOOD» es una de las canciones con atmósferas más “dreamy” y aceleraciones trip-hop que le dan un contraste muy peculiar. Natalie Mering (Weyes Blood) hace un trabajo vocal etéreo que se disfruta mucho, mientras Cale parafrasea “swing your soul” en un tema religioso y un tanto escéptico. Por otro lado, en «MOONSTRUCK (Nico’s Song)» tenemos una balada con la amalgama de sonidos elaborados con sintetizadores que hacen eco de su armonía.
Para «EVERLASTING DAYS» la colaboración con Animal Collective crea un ambiente de matices orientales, de alguna manera tibetanos, quizá el oleaje de la voz de Cale ayuda, y es mesurado por un pasado acechante para terminar con un drum and bass bastante dócil pasando la mitad del track. Luego, «NIGHT CRAWLING» recrea un escenario más soul apropiado para una reminiscencia de la mano de Bowie. Esta canción sirvió como adelanto al disco y aquí claramente se ve la genialidad de Cale para hacer música con una frescura elocuente. «I KNOW YOU’RE HAPPY» mantiene una ilusión tranquilizadora que se desvanece en arreglos musicales R&B a cargo de Devonté Hynes, AKA Blood Orange, mientras el estribillo vocal de Tei Shi entona un “when I´m sad”.
Por su parte, «NOT THE END OF THE WORLD» y «OUT YOUR WINDOW» son temas que almacenan un viaje desolador, como paradas hacia un mundo finito por la misma humanidad. En el segundo mencionado, Cale trata de salvarnos del suicidio colectivo para pedir piedad mientras las notas del piano yacen de la misericordia de fuerza voluntaria… “please, please don’t go”.
MERCY desmenuza las profecías del mundo real en escenarios circundantes del futuro nada alejados de eventos distópicos. Si bien Paris 1919 (1973) reflejaba un mundo occidental fragmentado, acá ese mundo parece estar “hundiéndose en el lodo”; sin embargo, la luminosidad de encontrar esperanza aún sigue latente en la obra del cantautor galés. Este es un álbum fresco y que se aleja de ser militante, hostil y arisco, por el contrario -en una paradoja de incertidumbres que oscilan en una irreverencia fiel a la que no debería sorprendernos de John Cale– es una expresión de escenarios futuros con experimentaciones electrónicas humanizadas bajo hechos sombríos e instrumentales; un himno a la misericordia que anhela.
TRACKLIST:
MERCY
MARYLIN MONROE’S LEGS (beauty elsewhere)
NOISE OF YOU
STORY OF BLOOD
TIME STANDS STILL
MOONSTRUCK (Nico’s song)
EVERLASTING DAYS
NIGHT CRAWLING
NOT THE ENDOF THE WORLD
THE LEGAL STATUS OF ICE
I KNOW YOU’RE HAPPY
OUT YOUR WINDOW
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