Charlie Berger es un músico multifacético de Canadá, que tiene en su portafolio una cantidad impresionante de proyectos musicales de shoegaze, alt-rock, noise, indie y, bueno, un sin fin de etiquetados que podríamos agregar en sus interesantes fusiones de baja fidelidad. Pero ahora nos enfocaremos en su móvil más frío y atmosférico: Whit Hidden Noise.

Con este nombre está estrenando su más reciente disco de larga duración, Nowhere, compuesto de 10 sentimentales y melancólicos tracks, enriquecidos instrumentalmente por cristalinas guitarras y unas voces reverberadas que parecen emerger de un lago congelado. Es una exquisita manifestación de slowcore gélido y sólido con tintes shoegazers, muy sutiles estos, manifestado en baladas que contemplan historias de amor, pérdidas, vida y muerte que tocan directamente el corazón.

 

Esto no es casualidad. Charlie ya había firmado un disco de la misma índole años atrás con este mismo proyecto. En Beside the Sea nos mostró ciertamente un sonido más orgánico pero igual de contundente y oscuro en el fondo. Creó algunos himnos cortos para pensar en la añoranza y las memorias de aflicción, así como en las aventuras que ocurrieron en algún momento especial en los bosques, frente a un atardecer o en una solitaria playa con la brisa acariciando la piel. Algo aquí huele a Red House Painters, ¿no lo creen?