Caminando en una delgada y brumosa línea que separa al post-punk del shoegaze, Fotorform está promoviendo su segundo y más reciente disco de larga duración: Horizons.
Llamada así por un movimiento avant garde de fotografía en la década de los sesentas, la banda de Seattle editó un set de nueve canciones oscuras y frescas, no tan gélidas como suelen sonar en los dominios del dreampop pero sí ventosas como ocurre gracias a las atmósferas shoegazers. Bajo una perspectiva casi gótica, podríamos denominar esta fórmula como dreamgaze, si vale la expresión. Como sea, será del agrado de los fans de Slowdive y The Cure, por igual.
Las líneas de bajo sobresalen por sólidas y titánicas, mientras las guitarras con reverberación parecen circular garigoleadas en el ambiente. Kim House en la voz suena angelical y tenebrosa al mismo tiempo, una dualidad que no hace más que seducir en la penumbra. Sin duda, el sonido de este grupo es exótico y nada común.
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