Fue un 15 de enero de 2018 que Dolores O’Riordan, la venerable voz de The Cranberries falleció en su apartamento en Lóndres, Inglaterra. Según los reportes de la gente que la rodeaba en sus últimos días, ella se estaba discutiendo nuevos proyectos artísticos, motivada y ocupada sobre todo con D.A.R.K., la última banda en la que participó al lado de Andy Rourke de The Smiths (recordemos que en 2016 lanzaron el disco debut Science Agrees).

Días antes (el 12 de enero) también habló con Noel Hogan, compañero y compositor en The Cranberries para planificar su primer álbum juntos en seis años (con Michael Hogan y Fergal Lawler a bordo, desde luego) y una gira mundial que pudo haber iniciado en marzo de ese mismo año. De hecho, algunos reportes indican que la cantante irlandesa ya había mandado a sus compañeros dos demos de nuevas canciones con sus voces grabadas. Por si fuera poco, se sabe que el mismo 15 de enero, horas antes de fallecer Dolores había llamado a Dan Waite (ejecutivo de la casa disquera con la que trabajaba) para invitarlo a cenar junto a su esposa; y como el propio Waite lo declaró, ella se escuchaba «bien», que hacía planes para las próximas semanas aunque reconoció que anteriormente había presenciado episodios en los que podía notar que ella se encontraba deprimida. Y esa cita a cenar ya nunca se concretó.

 

Los episodios de problemas emocionales en la vida de O’Riordan lamentablemente fueron una constante. Si regresamos a su niñez, es sabido que sufrió de abuso sexual por una persona «cercana» a ella (aunque nunca se supo a quién se refería). De ahí en adelante, hasta su ascenso en el éxito musical pero sobre todo en años recientes sufrió de un trastorno bipolar así como de una depresión que la acompañarían hasta sus últimas horas y que la llevaron en distintos momentos a pensar en el suicidio, como fue bien conocido en 2013. Y precisamente un año después, en entrevista con The Independent (diciembre 2014) le hizo frente a su crisis hablando sobre sus expectativas sobre su propia vida y la misma muerte. Ella creía incluso, a sus 43 años en ese entonces, que sería difícil llegar a los 50. Fuerte declaración que llegó con la pregunta «¿qué te dirías a ti misma?» en referencia a sus problemas emocionales. Y esta fue su respuesta:

 

  • “Esto no es tu culpa. Y te amo. Sé amable contigo misma y relájate porque no voy a vivir tanto. Tengo 43, si llego a los 50 seré feliz. Es decir, la gente te mira y ve un producto, no ven un alma sino un agujero vacío”

 

Y es que antes le sugirieron que sería buena idea ver a un especialista en tratamientos psicológicos para que la ayudara, ante lo que contestó:

 

  • “Claro que sí, yo misma soy una consejera. ¿No estoy yo asesorando al mundo? ¿No lo hago tras sanar a miles de millones de personas en el mundo? Hablo conmigo misma. Me hablo a mí misma en el espejo”

 

Sin duda, con las anteriores declaraciones hacía referencia a sus composiciones musicales que llegaron durante las últimas tres décadas directo a los corazones de sus fans. Al parecer esa fue su mejor terapia y su mayor fortaleza; su más confiable soporte, podríamos decir. Y es algo realmente admirable en ella, sabiendo que con tantos años de una lucha interna mental, física y emocional se fortaleció ante las contrariedades y ganó muchas batallas tanto fuera como dentro de los escenarios. Y estuvo aquí, en este plano el mayor tiempo que pudo. Y por eso le agradecemos.