Sacred Bones, 2015


A sus 22 años Elias Bender Rønnenfelt ha logrado convertirse en el rostro incontrovertible de la escena danesa del punk, a pesar del hermetismo y la intolerancia que exhibe cada vez que interactúa con la prensa. Su actitud arrogante le ha proporcionado un hálito mitológico que tergiversa y desproporciona todo lo que hace o dice. En This World Is Not Enough, su debut en solitario como Marching Church, las ocho canciones responden a una poderosa imagen que el vocalista de Iceage albergaba en su mente. El joven se imaginaba sentado en un trono, borracho de poder y vistiendo una túnica dorada mientras dirigía una banda y una mujer le servía champán simultáneamente.

Reseña: «This World Is Not Enough» de Marchin Church

Esta pintura inexistente, en donde Elias fantasea con un grupo selecto de músicos que obedece cada uno de sus edictos, no está muy lejos de la realidad del proyecto. Quien examine la lista de colaboradores de este álbum reconocerá a varios miembros de las bandas más prominentes de Dinamarca (como Lower, Sexdrome y Puce Mary). Sin embargo, no se trata de un súpergrupo, pues cada uno estaba bajo la férula de Elias. Cada uno desempeña un papel importante pero inmutable y preestablecido. El resultado es un álbum tan augusto como todos los discos de Iceage, e incluso más atrevido.

 

Desde el comienzo Elias asume el papel del déspota que reconoce la condición de engaño que da pie a todo sentimiento de prepotencia. En “Living In Doubt” cuestiona su propia autoridad mientras Anton Rothstein y compañía recrean el estrépito frenético que Nick Cave hacía con The Birthday Party. La canción da marcha al álbum con agresividad, pero de ninguna manera presagia el sincretismo presente en las demás canciones. Por ejemplo, en “Your Father’s Eyes” y “Calling Out a Name” la banda demuestra todo su potencial. La primera es una balada digna para ser bailada en cualquier salón decadente, mientras que la segunda parece un himno de batalla dirigido por un general embriagado. El grupo tiene mayor éxito cuando se abstienen de ofrecer placeres inmediatos porque así logran crear las atmósferas necesarias para darle vida a la escena magistral previamente descrita.

 

De cara al lanzamiento del álbum, Elias también reveló la importancia de crear canciones que facilitaran la improvisación. En obras como “Up A Hill” esto es evidente, pues la repetición provee un marco ideal para experimentaciones en vivo. En “Hungry For Love” sucede lo mismo con una instrumentación minimalista; al empezar hay un cameo de Bernardo Femminielli que con tono concupiscente pronuncia algunas palabras en español, hasta que Elias se entrega al coro como quien recurre a un mantra para apaciguar un dolor. El álbum culmina perfectamente con “Dark End of the Street”; mientras la escasa instrumentación se desvanece, un saxofón emite los sonidos más placenteros de todo el disco (aquí uno puede imaginar con facilidad al rey tendido en su trono, sintiendo un sopor inevitable luego de entregarse a tantos excesos).

 

Con This World Is Not Enough, Elias nos recuerda por qué se le considera la figura más destacada de un país con una escena tan efervescente. Marching Church no debe verse como un proyecto secundario, sino más bien como otra propuesta de un joven que a sus 22 años ya tiene una discografía extensa y consistente. Al final, la escena imaginada por Elias es tan visible como cualquier pintura encuadernada en un marco; y ése, sin dudas, es su mérito más grande.

.

.

.

Tracklist:

  1. Living In Doubt
  2. King OF Song
  3. Hungry for Love
  4. Your Father’s Eye
  5. Calling Out a Name
  6. Every Child (Portrait Of Wellman Braud)
  7. Up A Hill
  8. Dark End of the Street

.

.

.

Me suena a: Iceage, David Bowie, David Maranha