Matador, 2017


Durante un tiempo llevo haciéndome una pregunta con respecto a Algiers, tal vez la banda más importante del mundo en estos momentos. ¿Qué tan en serio debemos tomar su lado más panfletario? ¿Cuán sinceras y potentes son sus referencias a Malcolm X o el movimiento de las Panteras Negras? ¿Son solo un instrumento didáctico al servicio de la música más potente que haya escuchado quien escribe estas líneas en, al menos, cinco años? ¿O hay un carácter subversivo en ellas?

 

Conforme fui recopilando entrevistas, observando algunos de sus directos, siguiendo sus actualizaciones en redes sociales y analizando lo mostrado en su brillante debut del 2015 comprendí que si bien hay algo más que lo meramente didáctico en ese enfoque tan distinto al del resto en lo musical, no llega al status de ser reaccionario al estilo de lo que intentaron ser en algún momento de su historia Throbbing Gristle o Public Enemy al intentar ejercicios de «guerrilla urbana» con reclutamiento de voluntarios y toda la cosa.

 

¿Y eso le resta eso fuerza a su música? No. Todo lo contrario, de hecho.

 

La obra de Algiers -mucho más con el lanzamiento de su segundo álbum, The Underside Of Power– reafirma que se convirtieron en el catalizador responsable de rescatar el lado más primitivo, desafiante y rasposo del post punk en su versión más extrema. Es un sonido que no grita necesariamente hacia afuera para hacer más ruido en una sociedad ruidosa per se a raíz de los avances en la tecnología de la comunicación, sino hacia adentro. En la voz de Franklin James Fisher se ha encarnado el grito lastimero de alguien que quiere ser escuchado, que en el fondo le gustaría imponer su grito al del resto pero al entender que no tiene caso prefiere calmar su dolor y su angustia frente al mundo que le ha tocado vivir de la misma manera que el gospel y el soul cumplieron ese papel en las comunidades negras de los Estados Unidos a lo largo del siglo XX.

 

Esa sola voz sin siquiera tomar en cuenta las líricas lo dice todo. La intensidad pero al mismo tiempo su entereza le dan un aura mesiánica, como si tuviese una misión entre manos pero aun estuviese descubriendo cual es. Incluso puede percibirse que no sabe a donde llevará todo eso que viene haciendo junto a sus compañeros de banda como si estuviese en su particular peregrinaje por el desierto buscando todas esas respuestas, evadiendo las tentaciones del mundo pop (entendido más allá de Billboard) y la polarización ideológica (aun cuando le resulte inevitable tomar partido en ocasiones).

 

Por fortuna en ese camino, Fisher viene acompañado de Ryan Mahan, Lee Tesch y el ex-Bloc Party Matt Tong. Entre todos confeccionan una evolución lógica del sonido mostrado en su debut, manteniendo esa línea difusa donde los roles instrumentales no están definidos (inspirados por el ejemplo del Kid A de Radiohead, en palabras de Fisher) y ayudados con un notable aumento del presupuesto por parte de Matador Records reflejado desde que salieron el sencillo y vídeo de la canción «The Underside Of Power».

 

A lo largo del disco se percibe que el rango de posibilidades se hizo más amplio. Guiños hip hop en «Walk Like A Panther», synthpop trastornado en «Cleveland» o «Plague Years» con tintes afro-beat, industrial del más tradicional en «Cry Of The Marthyrs», tribalismo puro y duro en «Death March», adrenalina entendida de una manera muy diferente a la de sus contemporáneos en «Animals», música concreta a todo lo que da en «Bury Me Standing», y los desoladores momentos de piano cortesía de «Mme Rieux» y «Hymn For An Average Man». Pero es «The Cycle/The Spiral: Time to Go Down Slowly» la que mejor demuestra lo consciente que es el grupo de Atlanta sobre ese aumento en las posibilidades. Una distorsión espacio/temporal donde no se sabe si estamos situados en 2017 o 1957.

 

En momentos en los que cada vez resulta más difícil valorar lo bueno de lo malo, donde lo políticamente correcto reina descaradamente en el periodismo musical (o en los aspirantes a crear algo así), donde el miedo a decir lo que pensamos por la censura social pesa bastante lo queramos o no admitir, Algiers es un soplo de aire fresco. Panfletarios o no, son imágenes muy vívidas y fuertes las que nos han mostrado en esta obra. La desigualdad, el rechazo, la falta de empatía entre las personas y la soledad sobrevuelan emocionalmente el álbum. No es porque The Underside Of Power vaya a cambiar el mundo, sino porque es el reflejo de cómo nos sentimos muchos de nosotros en la actualidad.

 

 

Tracklist:

  1. Walk Like a Panther
  2. Cry of the Martyrs
  3. The Underside of Power
  4. Death March
  5. A Murmur. A Sign.
  6. Mme Rieux
  7. Cleveland
  8. Animals
  9. Plague Years
  10. A Hymn for an Average Man
  11. Bury Me Standing
  12. The Cycle/The Spiral: Time to Go Down Slowly

 

 

 

Me suena a: Massive Attack, Public Enemy, TV on the Radio