The Anti-Machine Machine, 2015


Cuando de música se trata, siempre he preferido obras que a pesar de no contar con momentos cumbre o un clímax bien detectado en un tracklist, sí sean «uniformes» y mantengan una línea de calidad homogénea que haga casi imposible el ejercicio de segmentación. Los grandes álbumes -conceptuales o no- le deben su éxito al equilibrio de sus atributos sonoros o líricos durante todo su tiempo de duración; son estos discos que si bien no cuentan con sencillos que desgarren vestiduras ni aceleren el corazón, sí son comprendidos por el escucha como un constante y casi interminable trance.

The Door Behind the Door, el segundo LP de The Black Ryder quiere meterse ahí, en esa categoría. No sé si le alcance a los australianos para que por este trabajo vayan a ser recordados a través de los años, pero les aseguro que al menos sí les alcanza para considerarlos en una liga diferente en este 2015, pues han escrito el mejor capítulo de su corta historia y uno de los mejores guiones de la escena shoegaze/dreampop en lo que va de la década.

En comparación con su disco anterior, The Black Ryder apostó por una mayor fragilidad interpretativa, y aun sin ser tan agresivos como antes, ha alcanzado una resonancia masiva, voluminosa, con una construcción mucho más abultada pero que al mismo tiempo se percibe endeble en sus propias atmósferas relentes. Además, será difícil que el escucha caiga en una especie de desesperación desbordada por interrumpir el inicio de un track en aras de regresar al anterior que lo hizo vibrar de manera especial, pues cada instante de un nuevo comienzo invita a quedarte ahí a la expectativa y seguir explorando la travesía. Es cierto que cada canción deberá proponer algo distinto, pero siempre se encontrará un hilo conductor que permite caer en la congruencia de una propuesta bien definida.

El tema que abre, «Babylon», instrumental y corto en tiempo promete muchísimo con sus guitarras rugiendo como una bestia que despierta y sale lentamente de su cueva, sin embargo allá afuera la noche estrellada se siente relajada con temas más ensoñadores como «Seventh Moon», «Let Me Be Your Light» y «All That We Are» (mi preferida), bañados todos en reverb y produciendo una sensación similar a la de contemplar cometas en el cielo desde una cueva glaciar, fría por fuera pero cálida por dentro.

Pasando la parte central tenemos el humeante dream-pop de «Santaria» que a su vez abre camino para el más pronunciado destello de luz en el álbum, la acústica «Throwing Stones» con coros súper gospel. Al final, los prolongados interludios ambientales y casi sinfónicos de «Until the Calm of Down» y «The Final Sleep» nos apagan las luces para descansar cubiertos en un halo de misterio.

The Door Behind the Door funciona como el triunfal sucesor de un álbum debut que dio mucho de qué hablar y puso la vara alta para The Black Ryder. El éxito de esta producción radica en no tratar de superarlo -ni igualarlo- sino proponer una continuación de ese camino sónico que conduce a una limpieza emocional pero ahora desde una cosmovisión mucho más etérea, atmosférica e introspectiva. El resultado es sublime y contundente; una refinada obra conceptual con el potencial de convertirse en referente para las próximas generaciones de shoegazers.

Tracklist:

  1. Babylon
  2. Seventh Moon
  3. The Going up Was Worth the Coming Down
  4. Let Me Be Your Light
  5. Santaria
  6. Throwing Stones
  7. All That We Are
  8. Until the Calm of Dawn
  9. (Le Dernier Sommeil) The Final Sleep