¿Qué ocurre cuando en México un músico independiente y con un modus operandi “de recámara” decide que quiere enfilar su dirección musical hacia la sonorización cinematográfica? Generalmente los resultados derivan en páginas y más páginas de SoundCloud llenas de música pobremente ensamblada y de una calidad que deja mucho que desear. Y la mayoría de las veces no es porque los compositores sean poco creativos o de instintos musicales dislocados, sino que desconocen la forma en la que temas sonoros de esa talla deben estructurarse, así que subestiman (quizás) sus recursos y dan el arriesgado brinco en composición de un clásico set de instrumentos como guitarra, bajo, teclado y batería al de todo un maremágnum de instrumentación de cámara como timbales, arpas, campanas, clarinetes, cuernos franceses, violines, oboes, violas, cellos, trompetas, trombones, y una infinidad más de recursos secretos que los compositores de scores de cine disponen.
El problema aquí, como músico independiente o “de recámara” radica en lo siguiente:
Conseguir bibliotecas de sonidos con la suficiente calidad para hacer que tu música no suene demasiado plástica. Generalmente bibliotecas de instrumentos reales grabados quizás en Abbey Road por ejemplo pueden ayudar a solventar esto, pero cuesta mucho trabajo (o dinero) hacerte de estos softwares. Después uno debe de saber cómo empatar el software con el hardware adecuado y hacer que la máquina sea una extensión artística honesta del compositor a la hora de emprender la gestación musical. Luego, uno debe conocer o al menos sospechar de manera mínima pero correcta cómo opera una orquesta, y el desenvolvimiento de los instrumentos a través de cada movimiento de las piezas. Y finalmente, y ante todo lo anterior, uno debe de tener un espíritu inflamado de sentimientos que desahogar que sepa plasmar bien a través de los recursos anteriores como una puerta para lograr comunicar su interioridad de una forma musical al mundo.
Pocos son los músicos que conozco en México que hayan logrado agarrar al toro de la composición orquestal por los cuernos. Uno de ellos es el leitmotiv de la presente reseña y Bethlehem Struluckt es el seudónimo bajo el cual le gusta darse a conocer. Este homie de Zacatecas ha logrado salir victorioso de todos los líos que he citado para ofrecernos algunas de las piezas musicales más entrañables de su tipo en México.
En el 2011 publicó el álbum Twàe, el cual contiene un vals homónimo que rápidamente te conecta con el resto del disco y que personalmente me rememora a grandes autores de la musicalización de videojuegos como mi ídolo Nobuo Uematsu sonorizando el inigualable Final Fantasy VII o a Koji Kondo haciendo lo mismo con The Legend Of Zelda: Ocarina Of Time (recordemos que ambos soundtracks han sido tan exorbitantes que prácticamente de modo obligado pasaron del videojuego a la interpretación orquestal en vivo en múltiples ocasiones).
Así mismo, Bethlehem Struluckt ha hecho muchas demostraciones de su virtuosismo, entre ellas podemos hallar una versión orquestal del tema “La Distancia Se Oscurece Entre Pétalos De Luna” de la banda pionera del post-metal en México, Expedición A Las Estrellas. Tema cuya elección de instrumentación, dicho sea de paso, me rememoró a la utilizada en el tema “Cosmo Canyon” de Nobuo Uematsu para Final Fantasy VII lo cual fue muy grato.
Este 2015, Bethlehem Struluckt optó por hacer un pequeño experimento correlacional entre dos de sus orientaciones musicales: el post-rock y la música orquestal. Esto ha dado por nacimiento al disco The Anatomy Of Melancholy el cual en esta ocasión ha decidido lanzar bajo otro seudónimo: The Night Owls. Esta producción cuenta con la misma calidad de obras propias de grandes representantes del post-rock que cinematizan y potencializan su sonido con un muro de instrumentación orquestal como MONO, Silent Whale Becomes The Dream o A Silver Mt. Zion (en sus inicios sin tanta vocalización).
El álbum abre su paso con el tema «A Poem For You». Esta es la pieza que más me rememoró al trabajo anterior de Struluckt así como al genial Nobuo Uematsu. Es una obertura cuya elección de fondo de acordes en las cuerdas me pareció excelente para provocar una sensación de desconcierto misterioso, pero a la vez, los vientos y la cadencia del arpa dan una calma, como extraviarse en un escenario embosquecido totalmente desconocido pero sabiendo al mismo tiempo que será por poco tiempo y que el mejor remedio paliativo es disfrutar la aventura.
«The Letters You Didn’t Receive» es un tema que inicia muy al estilo de MONO: una guitarra cantando una melodía nostálgica y la otra ocupándose del ritmo al fondo muy melancólicamente (como el álbum nos advierte) hasta que el piano, y posteriormente la batería toman este puesto en la canción. Posteriormente hay un punto de ruptura donde se siente como oír una colaboración entre MONO y uno de los guitarristas de Godspeed You! Black Emperor para ese toque de majestuosidad oscura y tétrica que obviamente corre por las venas a manera de influencia de Bethlehem Struckluckt. Simplemente es una gran elección para un segundo tema del disco.
Posteriormente escuchamos el piano de «When My Heart Stops», una especie de interludio donde este instrumento camina por una progresión de arpegios intencionalmente minimalista que supongo conducen a un protagonismo total a la guitarra que hace unos barridos evocadores de sentimientos desolados quizás, a los que posteriormente se les acopla otra guitarra a diferente altura, y una guitarra cuya función es formar una especie de melodía metrónomo que te jala a seguir escuchando la canción hasta que entra una melodía octavada envuelta de delay muy heterogénea y de una precisión de gotera al oído que nos dice que definitivamente el sonido de MONO es una de las grandes influencias en las que The Night Owls ha puesto sus instintos para el sonido de este álbum.
«The Endless Wait» es una pista que se va ensamblando progresivamente donde más se escucha el revote de la reverberación brillante en la guitarra líder, lo cual me pareció un buen detalle pues como oyente me imaginé a las notas de la melodía líder atravesando un recinto enorme, como una catedral hasta apagarse. Y aunque en este tema es donde rápidamente se nota que la batería proviene de un software más que de una captura de audio (esto más que nada por los platillos y el bombo) aspecto que suele hacer que me desinterese rápido por oír una canción, The Night Owls halló el modo de desenfocar mi atención de ese aspecto y redirigirla hacia aspectos más interesantes como la voz del sintetizador fantasmagórica de fondo o la cadencia de esa melodía reverberada tan nostálgica, y posteriormente un piano de sonidos grisáceo que llenaron muy bien el track hasta que aparecieron de un modo muy bien ejecutado las distorsiones y las melodías en guitarra con tremolo picking tan característicos de muchos actos del post-rock.
«Ariale» inicia con unos acordes bien espaciados que dan lugar perfecto para que respire la melodía de la segunda guitarra y el ritmo de la batería hasta el momento en que entra un piano sobresaliente, cuya composición ha sido tan elegante que rápidamente se adueña del puesto protagónico en la canción. En este tema me pareció muy acertado el uso del emulador de canto femenino entonando un vibrato luminoso en varios movimientos de la canción; le da un toque triunfal y a la vez melancólico al tema. Imaginé una especie de imagen nórdica, de mujer en medio de una roca marítima escarpada y desolada cantando bellamente en medio de una tormenta al escucharla. Hay grabaciones de lamentos en medio de la canción sonando sobre una batería que llevan a una canción muy agradable que no conozco, no entendí por qué, pero fue un buen detalle.
Y finalmente tenemos el tema «Phoenix, If You’re A Bird, I’m a Bird» cuya melodía de piano inicial me dejó el pulso cardiaco en la misma sintonía que me lo han dejado algunos temas de Olafur Arnalds. Sobre este fondo, nuevamente aparece una guitarra envuelta en reverb caminando pausadamente sobre un ritmo nostálgico pero al terminar esto llega un momento mágico en la canción, unos cantos dulces y etéreos emanan, como el himno de algún ritual sagrado en algún lugar donde la magia sea algo cotidiano. Estos cantos llevaron a mi corazón a un lugar de ruinas embosquecidas y estructuras olvidadas donde corren cascadas y ríos prístinos hermosos, un lugar que visito muy seguido gracias a temas de artistas que me encantan (como “Balabaristas” de Tristeza, “Lost Woods” de Koji Kondo, “I’m Sleeping Under The Dead Tree” de Films “Hours” y “Melanine” de Tycho o “Listen To The Cry Of The Planet”, “Chasing The Black-Caped Man” y “Forested Temple” de Nobuo Uematsu, por ejemplo), acto del cual al emerger agradezco en demasía a la vida y a los autores de semejantes temas, en este caso a The Night Owls.
En definitiva The Anatomy Of Melancholy de The Night Owls es una obra que testifica sobre la certeza que varios tenemos de que en México existen artistas honestos, llenos de talento, que no le piden nada a talentos extranjeros.
Tracklist:
- A Poem For You
- The Letters You Didn’t Receive
- When My Heart Stops
- The Endless Wait
- Ariale
- Phoenix, If You’re A Bird, I’m a Bird
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Me suena a: MONO, Godspeed You! Black Emperor, The Evpatoria Report
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