Partisan, 2015


Después de un excelente debut con su disco homónimo en 2013, tuve que empezar a tomar en serio a Torres como una de las cantautoras solistas más sobresalientes de esta nueva generación. Aquella obra se destacó por la honestidad con la que compartió varios fragmentos de su vida, abriendo el alma para su purificación y creando un vínculo especial entre artista-fan. La respuesta de la crítica no se hizo esperar y no puedo recordar algún reproche a ese trabajo, pues fue difícil pedirle más a una chica de apenas 22 años de edad (en aquél entonces).

 

Ahora, Mackenzie Scott regresa con Sprinter encontrándose con ese siempre difícil segundo disco que llega como sucesor de un debut exitoso. La sorpresa es que parece que esto le sirvió como trampolín, un impulso para arriesgarse y dar un siguiente paso (que no precisamente se traduce en algo mejor, sino simplemente diferente), tanto lírica como musicalmente. Para empezar, en esta producción reclutó a Rob Ellis e Ian Olliver, quienes acompañaron a PJ Harvey en sus primeros pasos (en la era de Dry), y a Adrian Utley (regular colaborador en Portishead). Estas valiosas contribuciones vinieron a fortalecer estructuralmente sus composiciones y aunado a la inercia con la que la cantante norteamericana llega a este punto de su carrera, le fue fácil alcanzar puntos más altos de experimentación instrumental con una seguridad asombrosa.

 

«Strange Hellos» (video) marca una nueva pauta en el inicio; tenemos a una Torres más agresiva y temperamental con cantos que de repente rugen sigilosamente al oído, cuidando no llegar al caos jamás. Las baterías son mucho más solidas y los riffs más contundentes, alejándose del indie-pop de antes y encontrándose por momentos con influencias más rockers. Pero eso sólo es en el comienzo del álbum.

 

Más adelante volvemos a las mesuradas armonías de las baladas pop, pero experimentales, casi ambientales, dándole más importancia a los atmósferas que las rodean. Ahí encontramos «Son, You Are No Island» en la que juega a ser Dios hablándole a la humanidad y dando lecciones sobre crudas realidades; por tal motivo aquí Scott adornó su voz con un efecto oscuro que la hace sonar andrógina o asexual. Seguido llega «A Proper Polish Welcome» y más adelante «Ferris Wheel» (de lo mejor) que siguen la misma línea sonora pero adornando todo con sus ya característicos arpegios/rasgueos eléctricos y sosegados.

 

La canción que le da título al disco (video) es quizás la más destacada de todas. Aquí Scott vuelve a la solidez del inicio pero intercambiando constantemente esos episodios de rudeza con los de pasividad, creando una pieza perfectamente equilibrada y, dicho sea de paso, con un estribillo soberbio. Luego, en «Cowboy Guilt» encontramos su punto dócil (comparándolo con el resto de los tracks), aunque esos beats programados le dan más carga. Su letra es crítica en aspectos culturales, inspirándose en la cosmovisión que desarrolló en sus constantes idas y vueltas a Inglaterra y Estados Unidos mientras grababa el disco, dedicándole así casi tres minutos a los nativo americanos en su defensa y admiración.

 

Al final, la folkera «The Echange» viene como clausura con una reflexión sobre las pérdidas y la búsqueda de las raíces. Se inspira en su familia, específicamente en su madre y abuela, cayendo en insolación con el propósito de encontrarse a sí misma a partir de las memorias de su propia historia.

 

A diferencia de su álbum anterior, en el que Torres compartió los episodios que más la definieron como persona, en Sprinter tuvo la osadía de abrir sus perspectivas e involucrarse con otros tópicos como un paso importante para emprender una búsqueda de mayor significado. Musicalmente sacrificó un poco de la sutileza de aquellas baladas hermosas por una mayor densidad en piezas que ahora suenan más pesadas y estructuradas. A pesar de ser un trabajo distinto (quizás no mejor), de alguna manera trae entre notas un mensaje más importante que la propia música: seguimos en presencia de un diamante en bruto para el pop/rock que presume lo que puede llegar a ser en lugar de lo que ya es ahora; exhibe sus verdaderas virtudes que deben explotar en cualquier momento sin siquiera estar en la cúspide, y eso ya es fascinante si pensamos en las posibilidades. Nada mal para una chica de apenas 24 años.

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Tracklist:

  1. Strange Hellos
  2. New Skin
  3. Son, You Are No Island
  4. A Proper Polish Welcome
  5. Sprinter
  6. Cowboy Guilt
  7. Ferris Wheel
  8. The Harshest Light
  9. The Exchange

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Me suena a: PJ Harvey, Angel Olsen, Courtney Barnett