Personalmente siempre he sentido cierta preocupación cada vez que me entero que músicos del pasado planean su regreso discográfico después de una ausencia de 10 años o más. Recientemente me pasó con Swans, Dead Can Dance y hace unas semanas con My Bloody Valentine y David Bowie, por ejemplo. Como fan de cada uno de esos artistas temo por la posibilidad de que ellos mismos menosprecien y devalúen su legado mientras ahuyentan a los nuevos seguidores; y no lo digo porque en esos cuatro casos haya ocurrido eso, sino porque el riesgo siempre está ahí.
Cuando hace unos meses supe de la inminente reaparición de The Ocean Blue, una de las bandas más importantes del indie pop en los 90’s y una de mis preferidas dentro del género, y que lo harían con nuevo disco de larga duración, sinceramente no sabía qué esperar. Y programado originalmente para publicarse en febrero, Ultramarine sonó en mis oídos el pasado 19 de marzo –día oficial de su salida- así que no perdí tiempo en degustarlo track por track.
“Give It A Try” me relajó un poco, penetrando melodías y sonidos familiares en mi memoria afectiva; aunque eso sí, pude sentir desde su inicio a una banda renovada haciendo uso modesto de la tecnología. “Sad Night, Where Is Morning?” fue aún más amigable con ese ritmo optimista, los requintos eléctricos agridulces y la inconfundible voz de David Schelzel que me invitaron a pensar tempranamente que este sería uno de esos discos ‘en ascenso’.
Y no estaba equivocado, pues pronto me di cuenta que este no era simplemente un regreso improvisado sino un renacimiento más que esperado, justo cuando comenzó “New York 6AM” y le siguió “Blow My Mind”, dos de mis temas preferidos seguramente porque en ellos se reviven los viejos recuerdos del Davy Jone’s Locker (1999) y del Cerulean (1991), lo que los convierte, dentro de lo nuevo, en lo más clásico de la banda. Después “Latin Blues” también invita a recordar esos clásicos episodios acústicos que sonaron en “Cake”, por ejemplo.
Mi sorpresa con “Fast Forward Reverse” fue darme cuenta que no sólo estaba frente a un buen disco en ascenso, sino que estaba escuchando uno de los regresos más elegantes dentro de las bandas que habían quedado en el exilio musical. Los requintos casi surrealistas y esos rasgueos acústicos no me dieron oportunidad de sugerir algo diferente. Suspiré de satisfacción en ese momento; sólo pensaba en seguir disfrutándolo. “A Rose Is A Rose” apareció pintando sonrisas y endulzando el paisaje, como un picnic entre rosas y aves. Por eso “If You Don’t Know Why” fue el regreso a casa después de ese día de campo; dulce en sus versos y amargo en sus estribillos, como sentirse feliz por lo que se vive pero estar consciente de que terminará pronto.
Cualquier tema que viniera en adelante ya no iba a cambiar mi percepción de que esta era una de las obras más refinadas de los oriundos de Pensilvania. “Sunset-Moonrise” y “Whatever You Say It Breaks My Heart” lejos de dejarme una lección sobre no anticiparme a lanzar juicios, me dieron la razón. Una con sus clásicos riff de guitarras a-la “Marigold” y la otra con la ternura e inocencia que toda balada de The Ocean Blue debe contar.
Y si creía que las canciones melosas habían quedado en el olvido, “Ground Gives Way” me vino a recordar esos días de la adolescencia en los que se añora el timbre de salida para encontrarse con ese loco amor a la vuelta de la escuela; sensaciones contrarias a las transmitidas en “Touch Down On Earth”, hecha para descansar en la soledad mientras etéreos pensamientos distraen de la tristeza. Y así, con esa bipolaridad de repente culmina la producción.
La mayoría de las letras en este disco–por no atreverme a decir todas- hablan sobre el amor y las rupturas; sobre la fascinación del enamoramiento y la depresión del abandono. Aun así, con todo The Ocean Blue se las ingenia para no caer en el cliché de las canciones románticas que rozan lo fantástico y lo dramático. Esto me hace pensar que la banda no ha envejecido un solo día, al contrario, se rejuveneció mientras conservó su experiencia.
Ultramarine se quedó lejos de ser considerado un álbum hecho solamente para cumplir con los fans, lejos de pensar en escucharlo con reservas y lejos de ser entendido como un grito de desahogo después de tantos días de silencio. Este es un álbum, más bien, que está cerca de lograr que olvidemos sus antecesores, cerca de lograr que nos entreguemos sin ataduras a una banda rejuvenecida, y cerca de hacernos reconocer de una vez que este es uno de los mejores trabajos de The Ocean Blue en toda su carrera.
Tracklist:
1. Give It A Try
2. Sad Night, Where Is Morning
3. New York 6AM
4. Blow My Mind
5. Latin Blues
6. Fast Forward Reverse
7. A Rose is A Rose
8. If You Don’t Know Why
9. Sunset-Moonrise
10. Whatever You Say, It Breaks My Heart
11. Ground Gives Way
12. Touch Down On Earth
Me suena a: Cats on Fire, Northern Portrait, The Sea and Cake
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