Young God, 2012


Muchos pensamos que el regreso de Swans en 2010 con My Father Will Guide Me up a Rope to the Sky, después de 14 años de ausencia, iba a ser una de esas «llamaradas de petate» que hemos presenciado en otras bandas legendarias del pasado que al regresar, en lugar de continuar con su leyenda, la destruyen. Sin embargo este no fue el caso; la producción resultó ser un acierto que fue reconocido por la crítica especializada, tanto así que hoy entendemos que se trataba del aviso de una nueva etapa de Michael Gira: su segundo aire.

Por ello no debe sorprendernos que este genio haya decidido continuar con su legado y entregarnos un nuevo trabajo que, déjenme anticiparles, es una verdadera joya en toda la extensión de la palabra.

The Seer no es un disco normal, eso está claro. No fue hecho para ser celebrado por las masas ni para sonar en la radio o en la televisión. Tampoco es uno de esos discos que desde su inicio te invite a escucharlo en su totalidad, mucho menos cuando sabes de antemano que su duración es de más de una hora y media. No es un disco que te ayudará a encontrar respuestas ante situaciones difíciles de tu vida, ni uno de esos que puedes tocar en cualquier momento y con cualquier persona a tu lado. Entonces, ¿qué sí es The Seer? Es un trabajo tan innovador como cualquier otro en el catálogo de Swans. Es tan experimental que por momentos te hace pensar que no se puede jugar más con la penumbra que lo abraza. Es tan oscuro, fantasmagórico y visceral que podría intimidar hasta al más valiente de los melómanos. Es un álbum que debe escucharse solo, al volumen más alto y con ningún destello de luz acompañándote. Es un álbum embarrado de una soberbia que sólo 30 años de carrera te pueden garantizar. The Seer es un disco fuera de su tiempo, que será recordado por décadas y entrará en las principales páginas de las guías para futuras bandas góticas, justo en la sección Así es como debe lucir el avant-grade/post-punk por siempre.

¿A veces llega a ser monótono que puede cansar? Es cierto. Pero, ¿saben qué?, para eso fue hecho. Seguramente la mente retorcida de Michael Gira buscaba de alguna forma que no cualquiera se animara a escucharlo completo. Por eso, quizás es oportuno en esta ocasión disculparnos por no respetar sus oscuras intenciones y atrevernos a recomendar esta obra, casi gritándola a los cuatro vientos; pero es que The Seer sí debe ser reconocido, recomendado, presumido y hasta alabado por cualquier amante de la música.

Hablar de cada uno de los tracks de forma especial es casi un caso perdido. No se puede comprender uno sin escuchar al otro. No se aprecia igual la introducción del siguiente tema sin haber escuchado la conclusión del anterior. De repente los estribillos de las piezas finales se conectan con los de las piezas iniciales y las sombras de unas se hacen presentes en la niebla de las otras. Sólo basta mencionar que son tracks de cinco, seis, diez y treinta y dos minutos de duración (sí, leyeron bien) que oscilan en sonidos muy orgánicos –y hasta acústicos- que invitan a explorar los bosques a media noche, con los reflejos de la luna colándose entre las frondosas ramas de los viejos árboles; y sonidos más estructurados y procesados en el estudio que te hipnotizan para luego manipularte en presencia de demonios con las peores intenciones. Estos son paisajes logrados gracias a las colaboraciones especiales de Alan Sparhawk y Mimi Parker (Low), Karen O (Yeah Yeah Yeahs), Akron/Family y, por supuesto, de la ya vieja conocida Jarboe.

Es difícil explicar el efecto que puede llegar a tener esta obra en cualquier escucha. ¿Quién en su sano juicio querría meterse con un álbum como The Seer; que deprime, violenta y tortura hasta hacernos sentir vulnerables? Probablemente muy pocos, pero esos que lo hicieron no podrán negar que de alguna extraña manera han quedado enajenados. Es como ese morbo que produce la exploración del dolor y la autodestrucción que te hace seguir hasta el final en estos tiempos apocalípticos que necesitan de un soundtrack perfecto que parece ya ha sido encontrado.

Cada minuto del disco fue calculado fríamente por Michael Gira, que confiesa lo estuvo componiendo durante los últimos 30 años de su vida. ¿Se imaginan? Comenzó a escribirlo cuando tenía 28 y lo culminó así, sin prisa, a los 58 años de edad. El resultado final seguro fue algo muy diferente a lo planeado originalmente por aquél joven con el mundo de frente en los 80’s, que ha hecho que este maduro músico con el colmillo retorcido, enloquecido de los 010’s quede completamente satisfecho.

Sufrimiento, terror y oscuridad. Después de todo, el concepto del álbum se resume en una de las frases que se cantan en el track inicial “Lunacy”: “Your childhood is over”.

Tracklist:

1. Lunacy
2. Mother of the World
3. The Wolf
4. The Seer
5. The Seer Returns
6. 93 Ave. B Blues
7. The Daughter Brings The Water
8. Song For A Warrior
9. Avatar
10. A Piece of the Sky
11. The Apostate

Me suena a: Black Tape for a Blue Girl, The Mission, Theatre of Tragedy

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