Una palabra que pudiera describir generalmente lo que pasa con Still Corners en su nuevo disco, es crecimiento. Evolución. El desarrollo de este dúo británico desde su aclamado debut en 2011 (Creatures of an Hour) hasta hoy es notable. Algunos preferirán aquél sonido nebuloso y atmosférico de sus inicios (más cercanos al shoegaze) y otros se quedarán con la nitidez y luminiscencia de sus baladas (dream) pop en sus más recientes trabajos; lo cierto es que Greg Hughes y Tessa Murray no pretenden sonar a lo mismo en cada ocasión. The Last Exit así lo establece.
Esta obra de 11 tracks sigue por los planes oníricos que siempre les caracterizan, y en algunos puntos sus alcances son surrealistas. Los elementos acústicos y electrónicos de su instrumentación quizá nunca habían sonado tan armónicamente. Las guitarras son delgadas y dulces, sus sintetizadores son sofisticados mientras que las percusiones suaves, tenues. Y la voz de Murray tan sensual como siempre. El aglomerado final da como resultado un pop fresco y melancólico, hecho con el alma y las neuronas.
Canciones como «White Sands», «A Kiss Before Dying» o «Static» parecieran haberse pensado en un atardecer colorido visto desde la ventana de un automóvil mientras se recorre una larga y solitaria carretera, o desde un campo con la naturaleza y en compañía del viento frente al radiante sol. Serenidad y reflexión van juntas de la mano. Y luego episodios como «It’s Vodoo» y la instrumental «Shitting Dunes» seducen con más electricidad de lo habitual y una resonancia más orgánica, en un indio pop muy al estilo de His Name is Alive en la segunda mitad de su carrera. Súper intelectual.
Por otro lado, «Bad Town» y «Old Arcade» son temas más fríos y nostálgicos; en ambas ocasiones se registran baladas con aleaciones instrumentales muy sofisticadas y un sentido de melodía bastante peculiar. La dupla no pretende ser oscura ni mucho menos, pero si nos remontamos a ese atardecer colorido con el que iniciamos esta crítica, pensemos que ya habrá caído el sol y el tono se vuelve un poco (solo un poco) más sombrío. En este sentido, algo en estas canciones me recuerda a Heidi Berry y al más reciente LP de Chandeen.
Pero punto y aparte para «Till We Meet Aagain», el capítulo más atrevido y experimental de la producción. Lo que Hughes y Murray lograron aquí es quizá el primer intento de una nueva senda mucho más expansiva y teatral que podrían explorar en el futuro (ya lo veremos), en el que incluso algunas influencias del progressive rock alcanzan a vislumbrarse. Son tres minutos y medio de una exquisita construcción melódica en una pieza instrumental digna de la memoria. Y hay que celebrar los riesgos que tomaron.
Y esta es la firma de Still Corners para este 2021: de letras bien legibles y una tinta difícil de borrar. The Last Exit es un elegante álbum para oídos educados y accesibles. Su fusión electro-dreampop psicodélico y ensoñador tan intelectual como amigable para las radioemisoras (en algunos de sus tracks solamente) marca una compleja dualidad sonora en una banda que se va sintiendo cada vez más madura, en constante movimiento y en evolución total. Si este será o no considerado uno de sus mejores álbumes al final de su carrera será solo cuestión de tiempo. Por ahora lo considero uno de los mejores trabajos que escucharemos en este año.
Tracklist:
- The Last Exit
- Crying
- White Sands
- Till We Meet Again
- A Kiss Before Dying
- Bad Town
- Mystery Road
- Static
- It’s Voodoo
- Shifting Dunes
- Old Arcade
Me suena a: Chandeen, His Name is Alive, Beach House
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