¿Fans de Nine Inch Nails y Rammstein? Bien. Están en el lugar correcto entonces. David Husser (que ha trabajado con Peter Gabriel y Depeche Mode) y Stephane Azam (que ha hecho lo suyo con Alcest) se mueven como pez en el agua en los dominios de la música industrial, en la senda del post-metal. Su proyecto CROWN es igual de salvaje que inteligente, y con él han engendrado un dramático álbum llamado The End of All Things.
Una de las cosas que más llaman la atención de este dúo francés es que a pesar de ser ubicados en rubros musicales bien definidos así como emparentados con algunos de sus mejores exponentes, logran un sonido propio; una marca que podrían estar registrando, tal vez. Por delante de una atmósfera estática se conjugan elementos complejos de la electrónica que se entrelazan igualmente con cuerdas eléctricas y de nylon, mientras que la angustiante y siniestra voz de Azam nos seduce para seguir caminando entre máquinas en la violenta oscuridad. Canciones como «Neverland», «Shades» e «Illumination» en la primera parte de la producción se presentan como bestias muy diferentes entre sí; la primera domada y la segunda lista para buscar la sangre mientras que la tercera representaría el éxtasis después de la depredación. Está bien expuesta la dualidad de la obra: se toman su tiempo para construir el escenario, poco a poco, mientras la tenebrosidad crece, y cuando la mente se expande y relaja hacen estallar su propia bomba para incendiarlo todo alrededor.
Un poco de serenidad se respira en otros episodios como «Nails» y «Fleuve», también muy diferentes una de la otra. En la primera, más hipnótica, el suspenso nunca deja de jugar un papel importante en su edificación industrial, aun en su visión más futurista. La segunda parece más una balada, es decir, tiene un sentir más melodramático y está igualmente digitalizada en sus múltiples texturas. Y en medio de ellas se encuentra «Gallows» que parece sonorizar una marcha robótica hacia un horizonte bélico en el que máquinas y humanos lucharán hasta su extinción. Tiene interludios teatrales interesantes, breves, para alimentar el drama aun en los momentos más valerosos.
Ahora que llegamos a este punto entendemos quizá más el título del elepé. Estos tracks evocan en todo momento esos sentimientos de autodestrucción y anarquismo frente a un mundo inmerso en las tinieblas. «Firebeearer» lo representa con elegancia y un estilo gótico que podría atraer a los fans de Peter Murphy si se dejan llevar. Lo frenético ha quedado atrás, la tempestad parece haber terminado. El dark-pop de reminiscencias trip-hop podría haber encontrado su lugar ya al final, en el último track intitulado «Utopia» que, con la ayuda de Karin Park de la banda noruega Årabrot, abre tímidamente la luz entre el humo en la zona de guerra. La sensación melancólica de haber salido a salvo pero verlo todo destruido nos remueve las fibras hasta llegar a su emotivo estribillo. Y en esta vertiente más digerible todo culmina.
Con The End of All Things, CROWN forja su propio camino hacia el apocalipsis. Progresivamente vamos adentrándonos al peligro, la temperatura comienza a subir y el miedo se apodera abrasivamente de nosotros. Un tracklist tan heterogéneo pero que nunca se sale de su extensiva tangente hacen de esta fatalista odisea una que genera adicción a la incertidumbre y el descontrol. El caos se hizo música. Lo perverso se traducen en melodías.
Tracklist:
- Violence
- Neverland
- Shades
- Illumination
- Nails
- Gallows
- Extinction
- Fleuve
- Firebearer
- Utopia
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