Cuando Mogwai anuncia un nuevo álbum, se vale -y se debe- estar preparado para cualquier cosa. No solamente estamos hablando de la banda más camaleónica dentro del mundo post rock, sino de una de las más originales e innovadoras de la música alternativa contemporánea. Como lo dije el año pasado en mi reseña para Les Revenants, su anterior disco, es admirable la forma en la que estos escoceses se reinventan en un género musical que, si bien es expansivo, es también muchas veces predecible y monótono y cada vez hay menos trucos para sorprender. Sin embargo, ellos siempre lo logran. Siempre.
En mi opinión, en la ya longeva carrera de la banda, después de Young Team hay un punto clave en su recorrido, un quiebre importante que marcó la nueva pauta de un sonido que se adoptó a partir de entonces y sigue rigiendo las reglas del juego. Estoy hablando de Rock Action (2001). Ahí comenzó la visceral relación entre una banda dispuesta a todo y la tecnología que le permitió hacerlo todo; la experimentación se agudizó y esta agrupación jamás volvió a ser la misma. Todavía años después, en otras gloriosas entregas como Happy Songs for Happy People, The Hawk is Howling y Hardcore Will Never Die… se podían sentir las secuelas porque a final de cuentas, aun con todos los matices que diferenciaban a una de otra, el camino empieza, pasa o termina por aquél gran disco.
Con Rave Tapes, el segundo álbum de la banda en complicidad con Sub Pop Records ocurre algo similar, aunque aquí se sobrevolaron las fronteras de la experimentación y han surgido nuevos parámetros. Ahora, los de Glasgow encuentran su zona de confort en líneas más electrónicas y no es que no las hayan utilizado anteriormente, pero esta vez han logrado que sean el punto medular de su sonido entre toda la gama instrumental ejecutada. Basta escuchar la introducción de la canción inicial «Heard About You Last Night» (en la que destaco sus tranquilas pero sólidas guitarras) y las dos siguientes, «Simon Ferocious» y «Remurdered» para percatarse de las nuevas atmósferas que se generan a base de cajas de sonido y/o baterías programadas intercaladas con baterías orgánicas. Estas canciones bien podrían sonorizar cualquier juego de video de suspenso sin problema alguno.
También hay tiempo para consentir a los fans post rockeros más románticos del pasado, por eso se entregan pocos pero placenteros momentos llenos de energía como «Hexon Bogon» y «Master Card». Pero aun en ellos se encienden los sintetizadores detrás de su melódico ruido para hacernos pensar que cosas nuevas están surgiendo. No así con «Repelish», la canción rocker más suave de la producción que vuelve a la vieja fórmula de las narraciones en piezas instrumentales, en este caso sobre «Stairway to Heaven», la icónica canción de Led Zeppelin, para luego hablar sobre los supuestos mensajes satánicos que algunos álbumes suelen tener escondidos entre líneas.
Pero volvamos a las marcas más procesadas del álbum, las más interesantes. Por ejemplo, «Deesh»; podríamos hablar de su penetrante sonido y su paisaje tenebroso, de su excelente batería o del drama que se siente al imaginarse una larga caminata en la oscuridad hacia… algún lugar; pero no es eso lo que llama mi atención de sobremanera, sino lo que hay detrás, encima, o adelante de la música: la maldita seguridad que proyectan estos músicos de conservatorio y la sabiduría con la que se arriesgan sin perder nunca. «Blues Hour», por otro lado, propone la faceta mesurada e inteligente del disco. Es un tema que por sí solo se destaca entre los demás ya que es el único que cuenta con canto y letras. Es triste y melancólico y esa es una fusión de elementos emocionales que siempre le ha dado excelentes resultados a Mogwai. ¿Recuerdan «Travel is Dangerous» del Mr. Beast? Aquí se siente un mood muy similar pero con más estética y crescendos más marcados. Eso lo convierte en mi tema preferido del álbum. Pero qué decir de «The Lord is Out of Control», el track donde más lejos se decidió ir, en donde podrían decirme que los responsables de tan enigmática armonía son Radiohead y Fuck Buttons en colaboración especial y me tragaría el cuento sin siquiera cuestionarlo. Pero aun así hay algo que huele a «Mogwai» en todo momento, ¿será nostalgia o misterio? Como sea, es la canción que mejor representa el concepto sónico de esta producción y por consecuencia es la más emblemática. No por nada fue elegida como sencillo oficial y quedó de última en el tracklist para decir adiós.
Les tengo una noticia que no sorprenderá a nadie: Mogwai lo han hecho de nuevo; han triunfado. Volvieron a utilizar arriesgados trucos y los confortables resultados se reflejan en una nueva cara que invita a descubrir inéditos encantos. Rave Tapes sí rescata un poco de aquí y de allá en el camino ascendente (y sin techo visible aún) que recorre esta distinguida banda escocesa; durante el viaje descansaron un poco en la estridencia experimental del Rock Action y quizás pasaron la noche cerca del introspectivo The Hawk is Howling, luego, probablemente se quedaron sin luz en algún punto por lo que tuvieron que recargar sus propias baterías para engendrar esta sepulcral luminosidad que hoy reflejan. Hay algo en este álbum que grita ¡reinventarse o morir!, un lema que se ha tatuado en cada textura sónica que conciben sus oscuros, tétricos y electrónicos escenarios.
Tracklist:
- Heard About You Last Night
- Simon Ferocious
- Remurdered
- Hexon Bogon
- Repelish
- Master Card
- Deesh
- Blues Hour
- No Medicine for Regret
- The Lord is Out of Control
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Me suena a: Tortoise, God is an Astronaut, Khonnor
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