Cuando se trata de evocar los recuerdos mas profundos del ser, James es la banda que no puede faltar. Con la intensa voz de Tim Booth al mando, la agrupación de Manchester es no sólo uno de los mejores grupos que haya salido de esa ciudad, sino uno de los más subestimados también. Y lo hacen con unas letras y un sonido sencillos que te hacen sentir bien, más allá de que carguen con melancolía o den rienda suelta a su carácter fiestero.
A pesar de alcanzar su cima a comienzos de los noventa con «Sit Down» y «Laid» (que les dio popularidad en Estados Unidos), siempre estuvieron por debajo en popularidad de las bandas punteras de los movimientos con los cuales tuvieron que convivir. Debajo de The Smiths en sus inicios por 1983, debajo de The Stone Roses cuando el madchester parecía ser el momento perfecto para salir a la escena, y debajo de Suede, Oasis y Blur durante los años del britpop.
Y aun así, se las ingeniaron para colar éxitos en las listas y hacerse un nombre en el siempre exigente rock británico a punta de conciertos y trabajo duro. Luego de separarse en 2001 para darle prioridad a la carrera solista de Booth, James vuelve a los escenarios en 2007 y lo que parecía ser cuestión de unos cuantos conciertos, pronto se convirtió en una gira por toda Inglaterra ante un público renovado que, o no los había olvidado, o los re descubrió gracias a Internet.
Hace unos días lanzaron su decimocuarto disco de estudio, La Petite Mort, precedido por el estreno de «Frozen Britain» y su primer sencillo, «Moving On». En él se hace evidente que hablamos de una banda que luego de tantos años no pierde en absoluto ese toque magistral, melódico y a la vez tan personal de una propuesta que llegó a impresionar hasta al mismísimo Morrissey, su padrino musical y el que les dio su apoyo desde sus inicios. En temas como «Walk Like You», «Frozen Britain», «Interrogation» o «All In My Mind» dejan ver el britpop de sus mejores años y en el caso de la primera, una cierta tendencia a emular las canciones de los setenta de Fleetwood Mac o Todd Rundgren. A éstas las caracteriza el hecho de trabajar muros de sonido que pueden ser sinfónicos, o bien con efectos de electrónica, como el caso de «All In My Mind».
«Curse Curse», «Moving On» (con un bajo bien del estilo de Joy Division o The Fall) y «Gone Baby Gone» saca a pasear el madchester que los hizo banda de culto a finales de los ochenta. Otras como «Bitter Virtue», «Quicken The Dead» o la que cierra el álbum, «All I’m Saying» se alejan de esos dos extremos y van más por el tono que les imprimía Brian Eno en los noventa, cuando produjo varios de sus discos. Son más arriesgadas en su estructura y sus arreglos, aportando el punto de inestabilidad que hace atractivo un álbum de James.
En la suma de las partes, La Petite Mort es un álbum que inspira sensaciones muy parecidas a las de Bloodsports de Suede o Graffiti On The Train de Stereophonics el año pasado: las de no tener necesidad de acoplarse a las tendencias musicales actuales, plasmar un álbum con la energía, la pasión y el estilo que ellos bien saben hacer, pero sin dejar de lado el hecho de que ya no tienen 20 años y que pueden permitirse momentos como «Quicken The Dead» o «All I’m Saying», donde se ponen a prueba a sí mismos, reinventando una fórmula de composición tan segura como la de esta banda.
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Reseña: «Le Petite Mort» de James
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Tracklist:
- Walk Like You
- Curse Curse
- Moving On
- Gone Baby Gone
- Frozen Britain
- Interrogation
- Bitter Virtue
- All In My Mind
- Quicken the Dead
- All I’m Saying
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Me suena a: The Fall, Inspiral Carpets, Doves
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