Warp, 2014


 

Salí del trabajo como siempre: 18:00 horas. Caminé hacia el metro y esperé aproximadamente ocho minutos y el equivalente a tres cuadras para sentirme seguro de ponerme los audífonos. Hice una pausa de 30 segundos para seleccionar el disco, High Life de Brian Eno y Karl Hyde, y seguí caminando.

Reseña Highlife de Eno & Hyde

La primera canción del álbum es «Return», que con sus escasos tres minutos me lleva a una sensación de calma inmediata; lo importante es que no te das cuenta cuando un ritmo que podría parecer tan repetitivo, te ha atrapado; las guitarras, los loops, las voces y un enorme cóctel de emociones que te sumergen en una somnolencia apacible, disfrutable. El efecto fue tan genuino, que todo a mí alrededor parecía ir más lento. El inicio del próximo track encajó casualmente con la llegada del vagón que estaba esperando. Las puertas se abrieron.

 

El ritmo de «DBF» es impaciente, frenético… exige atención. Una mezcla interesante de art punk funk drone, que por momentos exagera la repetición de samples pero a la vez constituye parte de su encanto: el caos en el sonido creció paralelo a mi desesperación mientras intentaba sobrevivir al ruido y el desorden dentro del vagón en el que viajaba. La canción alcanza un punto de quiebre, una explosión que presenta una interesantísima mezcla de ritmos aleatorios, una especie de funkie Low de Bowie.

 

Después de la deliciosa altanería de «DBF» regresa la calma. El metro parece menos amenazante mientras inicia «Time To Waste It», un track mucho más relajado y con una vibra casi “caribeña” que encontré particularmente tediosa. Las canciones precedentes padecían también de estos elementos repetitivos, pero habían servido para construir el preámbulo sonoro al escenario en el que la canción alcanzaría SU momento, el climax de la composición, pero esta canción no lo logra; se diluye en un simple tono de voz y eso la hace tremendamente predecible y vacía, sin emoción, al igual que mi viaje llegando a su fin.

 

Una vez fuera del metro, subí al taxi y di play a «Lilac», canción que llamó mi atención por primera vez y razón por la cual reseño este disco. Esta melodía en particular encierra una encantadora constelación bien amalgamada que conforme la intensidad crece, conduce y sumerge al mundo sonoro de Eno & Hyde. Cabe destacar la guitarra con un aire proto-punk-disco, un elemento imperdible de la canción. Fantástico.

 

Siguió «Moulded Life», la cual me condujo a una ansiedad insoportable. No terminé de escucharla. Simplemente horrible. Y la experiencia se repitió con «Cells & Bells» que es el último track del álbum. Todo después de «Lilac» se vino abajo. De todas las cosas que pueden estar presentes, la consistencia no es una de ellas. Busqué mi teléfono en mi bolsillo y regresé a Paul Simon.

 

Pensé que el tiempo podría cambiar una opinión que pareció tan egoísta y arrebatada al inicio, pero días después que vuelvo a leer lo que escribí con anterioridad, sigo creyendo que es cierto. Si bien Eno & Hyde logran dotar al disco de texturas espontáneas y estructuras bien armadas, no es la joya que uno podría (y debería) esperar de una colaboración de este calibre. Creo que el álbum es interesante: tiene matices aleatorios que envuelven y arrastran, destellos que recuerdan a Byrne o Bowie. Hace evidente que Eno fue fiel a su pasado como a su nueva etapa, y si el disco hace eso, supongo que quiere decir que algo bueno hay ahí.

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Reseña: «Highlife» de Eno & Hyde

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Tracklist:

  1. Return
  2. DBF
  3. Time to Waste It
  4. Lilac
  5. Moulded Life
  6. Cells & Bells

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Me suena a: Talking Heads, David Bowie, Fela Kuti