Durante los últimos meses se estuvo hablando mucho sobre Chinese Fountain, el nuevo álbum que The Growlers estuvo preparando para lanzar al mercado este año. Principalmente fue el propio Brooks Nielsen (líder y vocal) quien echó las campanas al vuelo asegurando que ésta era la mejor pieza de la banda en todo su catálogo.
Reseña: Chinese Fountain de The Growlers
Con un preámbulo así, resulta normal que los fans y la crítica esperaran algo majestuoso que si bien no debería ser una consagración (porque ésa llegó desde hace algunos años y discos atrás), sí un punto alto (o altísimo) en la carrera de la agrupación. Y sinceramente, escuchando cuidadosa y repetidamente cada uno de sus 11 tracks no creo que podamos encontrarlo; pero sí considero que esta producción es un acertado experimento que busca darle a la banda una faceta un poco diferente y hasta más refinada a su sonido.
Canciones como “Big Toe”, “Black Memories” o la que le da nombre al LP (casi tan bailable desde que es una propuesta pop-disco), presentan una línea más pura de producción con mayor nitidez. En la tercera Nielsen le canta a las obsesiones tecnológicas de la era, despreciando además la música procesada: «Isn’t techno so shitty? Even disco seems punk/Like the water’s so filthy, it’s no wonder why we’re drunk/Every little kid want’s a computer in his pocket/The trophies are on the mantels of the digital Prophets/The internet is bigger than Jesus and John Lennon/And nobody wants to know where we’re headed».
Despídanse entonces de una vez de esa sutil resonancia lo-fi con la que nos enamoraron en el pasado. Bajo esta premisa se puede disfrutar de manera especial –y tempranamente en la producción- el track “Dull Boy” que proyecta mucha confianza y seguridad en cada uno de los miembros de la banda, presumiendo además unos punteos de guitarra de muy buen gusto. Posteriormente llegan momentos melódicos que se agradecen como “Good Advice” que recordará a Toy, “Going Gets Tuff” y “Rare Hearts” de cortes reggae y ska para saborear una limonada en la playa, y “Love Test” que representa el momento romántico y baladesco del álbum.
“Magnificent Sadness”, “Not The Man” y la que cierra, “Purgatory Drive” manejan la estridencia delicada de un indie-rock casi psicodélico (ojo, casi) que brinda un poco de certeza a los fans más escépticos (¿o decepcionados?).
Creo que hasta ahora nadie ha sido capaz de calificar a Chinese Fountain como un disco malo, y no seré yo el loco que se atreva a ser el primero. El álbum cumple y para muchos podría venir acompañado de la etiqueta “recomendable” pero, vamos, fue mucho el ruido que se hizo al respecto que, al menos a mí, me engañó generando altas expectativas. No dudo que dentro de la percepción de sus autores, es decir, de Nielsen, Kyle Stratka, Matt Taylor, Scott Montoya y Anthony Perry esta obra pudo satisfacer sus necesidades artísticas y personales –que es lo más importante- y además la consideren un tesoro invaluable; pero quizás les hizo falta advertirnos a todos los fans que esa (neo) psicodelia influenciada en los 60’s que tan alto les ha hecho volar, es cosa ya del pasado. De esa manera, con el previo aviso, habríamos llegado aquí buscando cosas diferentes.
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Reseña: Chinese Fountain de The Growlers
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Tracklist:
- Big Toe
- Black Memories
- Chinese Fountain
- Dull Boy
- Good Advice
- Going Gets Tuff
- Magnificent Sadness
- Love Test
- Not The Man
- Rare Hearts
- Purgatory Drive
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Me suena a: The Spyrals, Toy, Nada Surf
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