El quinto y nuevo álbum de estudio de Surfer Blood vio la luz el pasado 25 de septiembre, con el título Carefree Theatre (nombrado así por un venue de West Palm Beach, en Florida) y compuesto de 11 tracks de luminoso y alegre indie rock con dosis estridentes de surf.

 

 

Esta obra marcó el regreso de su frontman John Paul Pitts a su natal ciudad de Florida, después de 10 años de ir y venir por todo Estados Unidos y otros países con la banda girando. Ahora trató de cerrar un ciclo y por eso ejecutó junto a sus compañeros estas canciones directas y de resonancia orgánica, de power pop besando al rock. La nostalgia por el teatro que ya no existe y sus primeros pasos en la música como agrupación llenaron de nostalgia la lírica de esta producción:

 

 

 

Música nítida para soleados días en la ciudad (y si es rumbo a la playa, mejor), requintos de guitarra robustos y rasgueos medio fuzzy con melodías fáciles de digerir son la clave para que este disco no pase desapercibido entre los fans y no tan fans de Surfer Blood. Han registrado un buen momento de su carrera aquí.

 

 

 

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