Comenzando la segunda mitad de los 80s y al poco tiempo de haberse formado, The House of Love se encontraba componiendo y grabando las canciones que darían forma a su primer -y posteriormente aclamadísimo- disco de estudio. Recién se había salido una de sus miembros fundadores, Andrea Heukamp (guitarra y voces de respaldo), lo que significó un duro golpe para Guy Chadwick y compañía según recuerdan de aquellos días. Pero había que seguir adelante.

Eran tiempos complejos para el joven músico alemán que tenía que liderar al grupo para avanzar en la grabación del álbum, partiendo de una sólida base llamada «Christine», uno de los primeros singles que grabaron y que fungiría como piedra angular en la continuación del proceso después de conseguir su primera gran firma con un sello discográfico. Y es que estando en sus 30s, el frontman de THOL experimentaba cambios importantes no solo en su desarrollo como músico sino también como persona; había vivido gran parte de sus 20s trabajando como vendedor en tiendas de ropa, tocando en clubes locales con su banda sin mucho éxito, se había divorciado y vuelto a casar, y además estaba a punto de convertirse en padre. Pasaba demasiado para el poco éxito profesional que alcanzaba, y se estaba preparando para cambiar eso.

Una terapia auto personal a la que se sometió para este parteaguas resultó en la composición de una de sus más bellas canciones, «Man To Child». Admitiendo su desaliento por las circunstancias que le rodeaban, Guy reunió todos sus sentimientos de atonía no precisamente para hacerlos explotar, sino para pulirlos armoniosamente con esa determinación de hacerle frente a su pasado para enterrarlo, dando vida a esta nostálgica balada que marcó uno de los tantos puntos cumbres de aquél magnífico LP debut.

Y es que entre líneas quiso plasmar dos premisas en su poderosa letra: exponer la conmoción que significaba sentirse viejo a los 26 años, y cuestionarse lo que realmente representaba convertirse en un hombre.

Para cerrar el círculo de atributos en el benévolo track, éste sonoramente terminó convirtiéndose en una perlita para el oído; parecía inspirarse en el new romantic de aquellos días. Y los demás integrantes del grupo, Terry Bickers, Pete Evans y Chris Groothuizen aportaron cada uno lo suyo para darle a congoja y abatimiento ciertos grados de dulzura y elegancia entre esas sedosas cuerdas eléctricas, así como sus delicados bajos y percusiones. Así entonces, cerrando su lado A se marcó el momento más emotivo de aquella producción que vio la luz en junio de 1988, a través del reputado sello Creation Records.

Precisamente el fundador de Creation, Alan McGee -responsable de presentar The House of Love al mundo- muchos años después declararía sobre esta canción en retrospectiva:

 

En aquél momento, cuando tenía 18 años sonaba hermoso para mí. Ahora que tengo 42, sin hijos pero enfrentando muchas reflexiones de mediana edad en medio del desastre económico de los últimos años, líneas como «Jesus, where did the time go? Holy God, where is the money now?» cantadas con una suavidad tan genuina como un gran suspiro, de repente ahora suenan más intensas.