Temporary Residence, 2017


Siendo Mogwai una de las bandas más camaleónicas del post-rock no debe extrañarnos que jueguen un poco con nuestras percepciones y expectativas cada vez que anuncian un nuevo disco, sobre todo en esta última década. Y es que siendo también una de las más emblemáticas bandas del género en su (relativamente corta) historia, sus más recientes producciones han sacudido emociones entre sus fans y no precisamente todas positivas, debido al distanciamiento progresivo de sus sonidos originales. Pero a quién le importa. Ellos no están a estas alturas para complacer a nadie sino para seguir su proceso evolutivo que va para todos lados pero nunca hacia atrás.

 

Por eso, sobre todo en la etapa de promoción de su nueva ficha, Every’s Country Sun, volvieron a engañarnos. Porque seamos honestos, a todos los que amamos a esta soberbia banda no nos agrada del todo que se alejen tanto de aquellos días en los que sus ráfagas de ruido chocaban con todo lo demás en marcos más orgánicos y (¿por qué no?) instrumentales. Pero también debemos reconocer que cada paso que dan es bien pensado y, como decía antes, hacia adelante o los lados de una senda llena de sorpresas y experimentación.

 

Y digo que fuimos engañados porque tanto «Coolverine» como «Party in the Dark» (más la segunda que la primera) no nos hicieron pegar gritos al aire al presenciar un giro en una banda aparentemente nueva. Pero solo fue eso. Porque al escuchar la producción en su totalidad las cosas vuelven a lo más cercano de su estado natural cuando de los de Glasgow hablamos. La vibraciones sacuden las paredes y el viento eléctrico vuelve a ser parte de la atmósfera. Y sin ser tan cinemáticos como en otros puntos sublimes de su carrera, sí encuentran puntos melodramáticos claves para remover algunas emociones conforme se prolonga el tracklist.

 

Por ejemplo, temas como «Crossing the Road Material» y «20 Size» le ponen un poco de adrenalina a la experiencia de escucharlas, con una resonancia similar a la que alcanzaron en Mr. Beast (2006). Otros más minimalistas y ambientales como «aka 47» o «100 Foot Face» son más bien del estilo de Happy Songs for Happy People (2002), ya saben, luciendo sus trucos electrónicos a pasos lentos y mesurados, hasta que aparece un track como «Don’t Believe the Fife» que aparenta ir en la misma dirección pero al final suelta explosiones orgánicas para descargar la energía contenida.

 

Si bien es cierto Mogwai no alcanza un sonido titánico, sí es contundente. Luego se toma momentos para hacer psicodelia como en «Old Poisons» pero la detonación esperada nunca llega (al menos no como solía llegar antes), por el contrario mantienen más bien un mismo nivel de intensidad dependiendo la propuesta de cada canción (con sus respectivas excepciones, claro). Y si hubiera que hacer una parada en un constante recorrido durante décadas -no para descansar ni pensar en volver sino solo para recordar- este disco, Every’s Country Sun parece que fue el punto elegido para ello. No hay señales de que los escoceses quieran regresar al pasado ni que estén incómodos en sus nuevos y siempre cambiantes matices, sin embargo hay una huella impregnada en sus almas que jamás podrá ser borrada y de vez en cuando grita por salir. Si en sus próximos lanzamientos le dan oportunidad a esos alaridos de ser escuchados como hacen ahora, no importa para dónde vayan sus fieles fans siempre los seguirán.

 

 

Tracklist:

  1. Coolverine
  2. Party in the Dark
  3. Brain Sweeties
  4. Crossing the Road Material
  5. aka 47
  6. 20 Size
  7. 1000 Foot Face
  8. Don’t Believe the Fife
  9. Battered at a Scramble
  10. Old Poisons
  11. Every’s Country Sun

 

 

 

Me suena a: Caspian, This Will Destroy You, Do Make Say Think