Grabado, producido y ejecutado en colaboración con Paco Loco en los estudios de El Puerto de Santa María (Cádiz), El Hombre sin Sombra vio la luz recientemente como el nuevo álbum solista de Mikel Erentxun, quien puso bastante empeño en su sonido, buscando ayuda de expertos en la mezcla como John Agnello y en la masterización con Sterling Sound, en Nueva York, Estados Unidos.

Con 12 temas, destacando su primer single oficial «Cicatrices» (con la ayuda vocal de Maika Makovski), Mikel se muestra menos meloso y mesurado que en sus trabajos recientes. Quizás también menos «cursi», por decirlo de alguna manera. Y aunque no se acerca ni 10 pasos a sus mejores, más alternativos y refinados discos (Naufragios, El Abrazo del Erizo y Acróbatas), sí trata de encontrar puntos cómodos entre ese folk en el pop-rock más característico de la segunda época de Duncan Dhu.

Y para no variar con las fuentes inspiracionales, el cantautor venezolano (nacionalizado español) vuelve a dejar un manifiesto sonoro e instrumental que exhibe sin tapujos a sus máximos ídolos: Springsteen, Dylan, Bowie. Por eso, públicamente ha llegado a describir este álbum como «un retrato fiel de mis gustos musicales y sentimientos personales; es un disco que habla del amor y sus consecuencias».


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