Millo Salgado es un artista que se define a sí mismo como un músico autodidacta (además de ser pintor y fotógrafo), y Emma es el proyecto en el que ha trabajado desde 1994 de la mano de su viejo amigo Francis Levy (también director y productor). Si leen la poca información que existe de la banda mexicana en los limitados espacios en la red que se refieren a ellos aprenderán que, a pesar de su larga trayectoria, disfrutan más del anonimato o el bajo perfil, llegando incluso a auto etiquetarse como una agrupación «no oficial» que si bien han ofrecido algunos pocos e íntimos shows para unos cuantos privilegiados, gozan más de esos conciertos imaginarios que ejecutan para ellos mismos.

Así que bien deben entender que estamos hablando de un secreto muy bien guardado de la música independiente en nuestro país, precisamente en la ciudad de Colima que es donde su historia comienza y sigue desarrollándose. Para los pocos elegidos que hemos tenido la fortuna de escuchar su música desde sus inicios (a través de demos únicamente pues jamás habían lanzado EPs ni LPs), pudimos palpar en cada una de sus composiciones claras influencias de bandas británicas noventeras de gran calidad en el indie tales como Felt, The Ocean Blue y Galaxie 500, con letras tanto en inglés como español (y sámplers), con ambientes oscuros y guitarras filosas y adornadas por el efecto reverb. Era algo diferente ya no digamos para su pequeña ciudad natal en la que la escena alternativa era prácticamente inexistente, sino también para el entorno nacional que comenzaba apenas a mostrar cambios importantes y afortunados en la forma de hacer música.

Pero ahora, 22 años después de su origen y varios intervalos de tiempo en el exilio, Emma parece resurgir tímidamente y con buen estilo, decidiendo por fin lanzar su primer EP en forma con el sello independiente Futurística Records; y lo hace con un cambio sonoro drástico, radical, dejando atrás todo lo hecho anteriormente y volviendo al vanguardismo, como subiéndose al barco de la experimentación para navegar en aguas más tranquilas que parecen imperturbables en el minimalismo. Y así es como surge I Used to Swim Prehistoric Seas:

Este álbum conceptual se compone por un total de siete tracks instrumentales mojados de fresca electrónica ambiental. Las baterías programadas del pasado así como el canto, desaparecieron. Las guitarras no desaparecieron del todo pero sí pierden protagonismo, enfocadas ahora más a funcionar como adornos o lujos esporádicos. También emergen de un estudio casero los estridentes keyboards y synths jugando con cualquier otro aparato electrónico que se acoraza con las breves percusiones que mantienen un ritmo relajado (con excepción del track seis, «I’ll Sail This Boat Forever»). Asimismo hemos cambiado como fuentes de inspiración los discos de David Schelzel, Lawrence o Dean Wareham por los de Brian Eno, Harold Budd o Múm, y con ellos nos preparamos para emprender un sosegado nado por lo surrealista del mar, su azul; por las memorias y las pérdidas. Es una expedición de casi 20 minutos que irónicamente se pasan volando.

Si ustedes, queridos y conocedores lectores son de aquellos melómanos que saben valorar la sencillez de la música como sinónimo de buen gusto y al mismo tiempo disfrutan de la experimentación en composiciones poco convencionales en atmósferas somníferas, los viajes de Emma a mares en los que nunca han estado son lo que necesitan para expandir su mente y echar a volar su imaginación.

 

 

 

FULL STREAM: Just Another Perfect Day EP – Emma; encima de una ola