Detrás del las suaves y movedizas paredes que construyen el reverb se esconde un secreto sónico y romántico. Es el encanto del shoegaze de la vieja escuela empapado con esa fría gota de dreampop con atmósferas de cierta modernidad en pleno siglo XXI. Y en Italia podemos encontrar un refinado icono de esta exótica manifestación, llamado Kimono Lights.
Formado en 2013, este cuarteto (Andrea Crispy Smiths, Manuel Fabbri,Matteo Sama y Enrico Piraccini) cuenta hasta ahora con un extraordinario catalogo de un EP y dos LPs, editados en un lapso de dos años (2015-16). El primero de ellos, el LP Impringing es una joya en toda la extensión de la expresión para el shoegaze; y al parecer los cazadores de tesoros privilegiados que la han encontrado han decidido mantenerla un poco escondida, en el misterio de sus propias ondas sonoras en esas baladas de ruido mojado, sordo y melódico.
Inmediatamente después llegó su EP Sugar Loneliness, un poco (solo un poco) más agresivo y aventurado en sus beats, con voces menos refugiadas en el ruido pero igual de ecoicas. De alguna manera aquí conservaron una resonancia un poco más orgánica y, digamos, «limpia». Fue una buena continuación a lo hecho anteriormente, al mismo tiempo que prestaron atención a otras influencias.
Y luego vio la luz el LP Trick or Thriller, su más reciente entrega, la que los ha hecho recordar más sus primeras aventuras en los pedales y ha regresado el viento detrás de sus instrumentos. Encontraron aquí un nuevo punto de partida para avanzar hacia la extraña belleza de la suciedad etérea, entre espirales en el aire y un poco de polvo en el camino que estos italianos se abren al caminar con sus miradas clavadas al suelo. Lo sienten en las venas, sin duda.
Esta es una enigmática y fascinante historia sonora que parece acaba de comenzar en la comunidad shoegazer, y francamante espero que el clímax de su desarrollo aún esté por venir y que su desenlace esté lejano de estos días. A la escena la viene muy bien este tipo de grupos.
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