Si viviste dentro de una cueva o en estado de coma durante los años 1998 y 1999, o simplemente no escuchabas absolutamente nada de música, entonces no te tocó encender la radio y escucharla o tener un amigo que te la presentara. Hablamos de «Kiss Me», una de las canciones más famosas y coreadas del pop hacia el final del siglo XX.

Muchos dirán que el tema más comercial de Sixpence None the Richer alcanzó las nubes en cuanto a popularidad se refiere gracias a que fue el tema principal de una famosa serie de televisión juvenil, Dawson’s Creek (1998-2003), o porque el príncipe Edward la tocó en su boda televisada frente a millones de espectadores (1998). Pero sería injusto pensarlo así nada más. El tema tenía vida y luz propia. Sus guitarras melosas y esas melodías igualmente románticas, acompañadas de la tierna voz de Leigh Nash, unas letras digeribles y un feeling súper cursi fueron cualidades muy bien abrazadas por un sonido alternativo dentro del pop que la banda había decidido explorar en su tercer disco, homónimo. Fue por ello que algunos productores, directores y personajes de la farándula se clavaron con la canción. En su año de lanzamiento fue el tema más rotado en la radio de 11 países alrededor del planeta y terminó en segundo lugar en el Billboard Hot 100.

 

Fue algo medio loco. Matt (Slocum) escribió la canción mientras estaba de viaje y leía algo de poesía de Dylan Thomas. Comenzó simplemente a escribirla. Las letras eran un poco distintas y en realidad la canción era un poco más oscura, aunque básicamente era la misma composición.

 

Esas fueron las palabras que la adorable Leigh le otorgó a Baeble Music hace unos cuantos años. Ella demostró ser más que una linda cara cuando salió aquél videoclip original a blanco negro, en una especie de homenaje al cineasta francés François Truffaut por su película Jules et Jim (el video recreaba algunas escenas emblemáticas de ese filme). Su sonrisa y su naturalidad a la luz del sol habría cautivado hasta a sus fans femeninas. Luego se editó otro video para una versión americana, adecuada a aquella serie televisiva de Warner Bros (Dawson’s Creek); en ésta Leigh salía la mayor parte del tiempo sentada en una banca bajo la luz de la luna, con un tono pálido en su piel y un vestido verde opaco, por momentos rodeada de sus compañeros de banda, y detrás un proyector con algunas imágenes de la serie (por cierto, en esta edición también se recortó la canción, haciéndola de menor duración). Pero para cualquiera de las dos versiones, el flechazo ya estaba dado, tanto visual como auditivamente fue un golpe certero: nuestros oídos se empalagaron de dulzura y elegancia, y los besos nunca volvieron a sonar igual.

 

Estaba sorprendida. Ante todo sentimos una enorme gratitud, estábamos felices del éxito obtenido. Habíamos trabajado muy duro, así que fue increíble cosechar algo de reconocimiento. Ya llevábamos juntos un largo tiempo y nos hizo sentir muy bien que las cosas se tornaran positivas.

 

 


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