¿Qué pasa en realidad con nosotros, los seres humanos que con el paso del tiempo cambiamos nuestros intereses, nuestros gustos, que perdemos los encantos que antes nos encantaban, que perdemos la capacidad de sorpresa y asombro? Alguien dijo alguna vez que perder todo aquello es madurar; yo a veces pienso que es el aburrimiento de lo mismo, ese cansancio que se transforma en amargura. En la música, lo llamo falta de motivación.
Disculpen por comenzar filosofando así, pero estas ideas no se van de mi mente desde que he escuchado una y otra vez Meteorites, el nuevo álbum de Echo and the Bunnymen. Y con esto no quiero decir que creo es un mal trabajo pero, vamos, ¡es Echo and the Bunnymen! Lo mínimo que espero de esta legendaria, refinada y lóbrega banda cada vez que anuncian nuevo material es a)- que traigan de vuelta los ecos del new-wave/post-punk que cantaban mientras seducían con las gafas oscuras a sus fans en los ochentas; o b)- esa introspección que encontré en la majestuosidad de What Are You Going to Do with Your Life? (1999) de resonancia más brillante y acústica. Pero no, no llegó ni una ni otra. No han llegado desde hace varios años.
Desde que Ian McCulloch y Will Sergeant se reunieron a finales de los noventas, sus producciones han dejado mucho que desear; salvo la joyita mencionada anteriormente (inciso B) y un irregular Flowers que es rescatado por algunas geniales canciones la banda ha perdido la magia poco a poco. Ojo: poco a poco. Esto quiere decir que la luz no se ha apagado de tajo y aún en momentos pesimistas son capaces de sorprendernos gratamente. Por ejemplo, en esta nueva ficha los destellos que pudieran entusiasmarnos son: el melancólico track inicial, homónimo; la oscura “Constantinople”; la de alguna extraña manera familiar “Grapes Upon the Vine”; la ‘diferente’ “Lovers on the Run”; y la pegadiza “Explosions”.
Lo que resta del álbum da lo mismo guardarlo o no. Son temas flojos que carecen de elementos sorpresa y de luz propia. Y si me dicen que no son malas piezas del todo, les daría la razón sólo si me conceden que, aunque pasan sin molestar, son tracks que nadie recordaría días después así que con tanta buena música que escuchar este año no sería prudente darles el mismo lugar que otras obras fascinantes sí se merecen. De la que sí no querrán saber nada es de “Market Town” (creo que fue una mala broma de la banda). Tache ahí.
Entonces ¿qué ha pasado con Echo and the Bunnymen en su nuevo álbum? Nada malo pero tampoco nada fascinante. Y ése es el problema pues parece que la creatividad va disminuyendo. ¿Será falta de motivación? No sé qué necesiten Ian y Will para percatarse que por su larga trayectoria y sus gloriosos logros del pasado, a estas alturas podrían estarse consolidando como una de las mejores bandas de la historia, pero sólo están ahí, cerca, a un paso de ese último escalón desde hace años… y no lo suben. Quizás se sienten más cómodos valiéndose de su nombre solamente, con seguir lanzando muchos “el nuevo álbum de…” vendiendo el producto por su autor y no por su contenido.
Hace unos meses, cuando fue oficialmente anunciado, MacCulloch dijo que Meteorites había sido creado con el alma y nada más. Quizás ahí está el problema. Creo que las grandes obras maestras requieren de una ceremonia emocional mucho más compleja así como del sincretismo con la parte cerebral. No todo es pasión, tampoco amor ni razón. Deben ser las tres juntas.
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Reseña: «Meteorites» de Echo and the Bunnymen
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Tracklist:
- Meteorites
- Holy Moses
- Constantinople
- Is This a Breakdown?
- Grapes Upon the Vine
- Lovers on the Run
- Burn It Down
- Explosions
- Market Town
- New Horizons
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Reseña Meteorites de Echo and the Bunnymen. Album review
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Me suena a: Morrissey, The Church, David Bowie
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