Hay muchas bandas y escenas musicales que a lo largo de la historia (y de forma particularmente notoria en los últimos años) buscan portar el título de ser los más innovadores, los más alternativos, los que más desprecian el zeitgeist que representa la cultura pop, los que viven peleando por lo suyo un paso a la vez y piensan que en los bares de mala muerte está la verdadera redención del rock para siempre a perpetuidad por todo el universo.
De todos esos casos, posiblemente el que llevó esa bandera con más fidelidad fue sin duda la escena no wave neoyorquina de finales de los setenta y comienzos de los ochenta, que parecía pensada como una respuesta al enérgico, siniestro y dinámico post punk que se hacía en el Reino Unido. A unos los inspiraba Sex Pistols, apareciendo así Joy Division o Wire en las islas. Los otros bebían directamente del Marquee Moon de Television, surgiendo Sonic Youth y la banda que nos ocupa el día de hoy, Swans.
Michael Gira, su líder y figura más visible, era Prince antes de que el mundo supiera de Prince. Es la maldad, la perversión y el autoritarismo andante mucho antes de que Trent Reznor hiciera de las suyas con Nine Inch Nails. Entendiendo eso y las influencias del contexto del surgimiento de Swans, sólo se puede esperar una cosa: la obsesión de llevar la experimentación hasta sus últimas consecuencias.
To Be Kind, el decimotercer trabajo de Swans y el tercero desde su reunión en 2010, es puro arte concreto. Eso de lo que Kanye West se vanagloria tanto con Yeezus al decir que estaba inspirado en Le Corbusier y los libros de arquitectura, acá cobra su sentido más temperamental, frio, calculador y destructivo. No cae tanto en la oscuridad de The Seer, su álbum anterior. No parece sostenerse de nada que no sea los arrebatos salvajes de Gira, porque hay momentos en los que puede estar en la línea jazz de “Oxygen” o caer en los mantras de “She Loves Us”, para pasar a desafiar los límites que puede soportar un oyente de música promedio del 2014 que lo quiere todo inmediato, digerible, fácil, instantáneo y descafeinado como es el caso de “Bring The Sun/Toussaint L’Overture”.
En ese sentido, este álbum puede sentirse como la figura de una mujer gorda con rasgos delicados, pero capaz de gritar como Irene Papas. Realmente es un disco que sólo tiene sentido escucharlo como una totalidad, más allá de la ausencia de un concepto. El sonido fluye natural, sin complejos, siempre desafiando, siempre buscando nuevas posibilidades. Algunos lo llaman post rock, pero para mí es no wave, psicodelia, art rock hecho con las uñas. Es la música que escucharía alguien en estado de coma. Es Michael Gira burlándose de la humanidad y la falsa sensación que le da la industria de ser “diferente” o de “salir de lo establecido”.
Si les gusta arriesgarse, lanzarse por un precipicio hacia lo desconocido, si realmente se sienten capaces de hacerlo, no duden en escuchar To Be Kind; sentirán que su existencia siempre puede ser un poco más extraña cuando Swans forma parte de ella.
Tracklist:
- Screen Shot
- Just A Little Boy (for Chester Burnett)
- A Little God in My Hands
- Brint The Sun/Toussaint L’Ouverture
- Some Things We Do
- She Loves Us
- Kirsten Supine
- Oxygen
- Nathalie Neal
- To Be Kind
Me suena a: Einstürzende Neubauten, Television, The Birthday Party
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